En los laboratorios del MIT ya se trabaja en la evolución de la impresión de 3D. Se trata de la impresión 4D, un concepto que supone el futuro de la manufactura de productos y de la fabricación de estructuras para la construcción, compuestos por materiales inteligentes capaces de expandirse, transformarse y responder a los requerimientos de los usuarios.
Esta tecnología es el resultado de la fusión entre las tecnologías de impresión 3D y el desarrollo de materiales inteligentes capaces de responder a estímulos y ensamblarse por sí mismos, explicó el director del Laboratorio de Autoensamblaje del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), Skylar Tibbits.
“Depositamos dos materiales en una impresora (3D) multimaterial. Uno de estos materiales se expande 150% al contacto con el agua mientras que el otro material es plástico rígido. Este material tiene la información y es la columna vertebral para que cuando combinas esa información con una fuente de energía, en este caso el agua, se transformará en un producto útil”, dijo en una entrevista el líder de los trabajos en el Laboratorio del MIT en Boston.
Así, por ejemplo, una impresora 3D puede imprimir una figura plana de algunos centímetros de extensión pero al entrar en contacto con el agua, ésta pueda convertirse automáticamente en una mesa o una silla.
Desde el año pasado, en el laboratorio de Autoensamblaje del MIT llegó a conceptualizar la impresión 4D, aunque Tibbits, con estudios profesionales en Arquitectura, Computación y Diseño, se ha dedicado a la investigación de materiales inteligentes durante los últimos siete años.
Para el desarrollo de las investigaciones, los investigadores del Laboratorio del Autoensamblaje han trabajado en conjunto con la firma Stratasys, desarrolladora de impresoras 3D, así como Autodesk, quien desarrolla software de diseño digital.
Las investigaciones aún están en fase de laboratorio por lo que aún podrían pasar un par de años para que se empiecen a realizar pruebas utilitarias en el mundo real mientras que su uso comercial podría tardar aún más, dijo Tibbits.
Lo cierto es que su potencial de aplicaciones abarca desde industrias como la del cuidado para la salud hasta la construcción e incluso en un futuro el mundo podría ver la construcción de edificios que respondan a estímulos como luz, temperatura y condiciones meteorológicas para que adapten automáticamente las condiciones de temperatura o iluminación en su interior.
“Las aplicaciones futuras pueden verse en la medicina, la construcción, en la manufactura o en las industrias de materiales avanzados donde las partes puedan autotransformarse de materias primas hasta estructuras finales sin la necesidad de la intervención humana”, explicó.
Skylar Tibbits reconoce que por separado, tanto la impresión 3D como los materiales inteligentes de por sí ya son un gran avance pero su conjunción crean un potencial revolucionario al abrir un horizonte de creación de productos y estructuras autoarmables e inteligentes desde el material –sin necesidad de añadirles instrumentos electrónicos- y por ejemplo, desarrollar infraestructura de forma rápida y eficiente en lugares de alto riesgo para la construcción.
“La impresión en 3D permite la construcción de estructuras más ligeras y eficientes, pero los materiales inteligentes permiten crear estructuras que, sin la necesidad de dispositivos adicionales, pueden ensamblarse automáticamente en poco tiempo, sin mecanismos fallidos, lo que significa un gran avance en la creación de sistemas inteligentes”, agregó.
Tibbits dice que en México existe investigación y desarrollo en las áreas de biotecnología e investigación de materiales y si bien el Laboratorio aún no realiza trabajos en conjunto con centros de investigación en el país, el investigador considera que existe el potencial de crear una sinergia para el desarrollo de esta tecnología
fuente: El Economista