La inflación es un desequilibrio económico que se define como el aumento sostenido y generalizado del nivel de precios de los bienes y servicios en una economía. A veces se confunde y se considera inflación cuando hay una suba transitoria en algún precio o inclusive en el índice de precios, pero esto no es inflación, sino un salto en el nivel de precios.
La inflación es uno de los peores “impuestos” que puede tener la economía, ya que afecta muchísimo más a los sectores más pobres que solo manejan pesos y en efectivo. No pudiendo defenderse manejando otras formas de pago que les permita diferirlos en el tiempo y disminuir en parte este impuesto.
Produce efectos muy negativos carcomiendo con el tiempo el poder adquisitivo de los salarios; produciendo una desvalorización de la moneda, ya que la gente necesita más de ella para comprar la misma cantidad de bienes que antes. Esta dinámica es muy nociva para el crecimiento y la calidad de vida de la sociedad pudiendo llegar a situaciones de hiperinflación.
La Argentina es un país con una larga historia inflacionaria, teniendo como máximos exponentes un par de procesos Hiperinflacionarios.
Hay varias causas de la inflación pero podríamos resumirlas en dos, una la monetaria (exceso de dinero en el mercado) y la segunda, como el exceso de demando de bienes y servicios por sobre la oferta que un país puede brindar.
Ahora las soluciones pueden ser varias aunque las verdaderas, las que atacan el problema de raíz, son políticas monetarias y/o fiscales contractivas, ya que no hay otra forma de reducir el riesgo inflacionario en el corto plazo que sea o reduciendo la cantidad de dinero (política monetaria) o reduciendo el nivel de consumo para una oferta de bienes dada.
En el largo plazo está claro que la solución es la inversión que permita aumentar la cantidad de bienes que se producen, en síntesis aumentar la oferta de bienes.
En nuestro país el gobierno ha decidido adoptar los controles de precios para mantener la estabilidad de precios; pero estas son medidas de corto plazo y nunca han dado un resultado duradero ni aquí ni en ninguna economía.
Si bien el Gobierno Argentino comenzó haciendo acuerdos de precios con sectores que tienen ponderación alta en la conformación del Índice de Precios al Consumidor, (recordemos el problema con el sector ganadero) en las últimas semanas los controles se extendieron a sectores como el de las prepagas, alquileres, vestimenta.
Pero si el aumento de precios en estos sectores son dados por problemas estructurales de oferta y demanda, las consecuencias de un sistema de control de precios son: el desabastecimiento, ya que pocos productores estarán dispuestos a vender a un precio casi de costo o un mercado negro donde estos fabricantes venderán a un precio de mercado sus productos.
Cabe recordar que estos controles de precios también tienen una larga historia en nuestro país y no muy felices por cierto.
El Índice de Precios al Consumidor (conocido como IPC) es un índice que mide la evolución de los precios de bienes y servicios que pagan los consumidores. Se difunde mensualmente.
Los últimos datos del Ministerio de Economía nos informan que en 2005 la inflación anual fue de 12,3 por ciento; hasta Julio acumulamos una suba de precios de 5,5 por ciento y se espera para Agosto un alza en torno al 0,4 por ciento. Desde el Ministerio que dirige Felisa Miceli esperan terminar el año con una inflación de tan solo un dígito.
Una mirada cortoplacista nos dirá que los controles de precios están dando resultados, pero que ocurrirá en el mediano plazo, cuando aparezcan las primeras grietas del apisonamiento de precios? De continuar con la misma política, se formará tal cuello de botella con los precios, que algún gobierno tendrá que sincerarlos.
El aumento de la inversión en sectores que aumenten la oferta de bienes sería una buena solución a largo plazo.
Lic. Ezequiel Asensio. Economista-Director de Fundamentals.S.A