La victoria del oficialismo en las elecciones presidenciales en Chile se vio respaldada por una coyuntura económica favorable para los países exportadores de commodities, así como por la estabilidad monetaria y el crecimiento sostenido logrados por el país trasandino durante los últimos años.
El saldo de 2005
El PBI de Chile creció un 6% estimado durante 2005, alentado principalmente por elevado precio internacional del cobre y por un crecimiento de aproximadamente el 11,5% en la demanda interna.
En efecto, las exportaciones superaron los US$ 39 500 millones en el año (un aumento del 23.4%), favorecidas por el impulso de China en la demanda internacional del cobre: su precio promedio anual en 2005 se estima un 27% superior al del 2004. (Cada centavo promedio que aumenta el precio del cobre significa alrededor de US$ 121 millones adicionales para Chile.) En el sector interno, la inversión y el consumo de bienes durables arrojaron los aumentos más importantes (24.7% y 27.7% respectivamente en el tercer trimestre) y fueron los motores destacados en el crecimiento del PBI.
La inflación alcanzó el 3.7% en diciembre, impulsada principalmente por los precios del sector alimenticio. La cifra se encuentra dentro del rango meta del Banco Central (entre el 2% y el 4%). En tanto, el tipo de cambio real cerró el año con una caída estimada en el 10.3%. El tipo de cambio nominal, que flota libremente en este país, mostró una tendencia a la apreciación durante la mayor parte del año y en 2005 alcanzó los 514 pesos, un 10.7% menor al año pasado.
Factores del crecimiento sostenido
Chile se destaca particularmente por el crecimiento estable y sostenido que ha experimentado durante las últimas décadas. En particular, el PBI crece a un promedio del 6% desde 1985 y el porcentaje de población bajo el nivel de pobreza pasó del 38.6% en 1990 al 18.7% en 2003.
El crecimiento se explica a través de múltiples factores. En primer lugar, se destaca el escenario propicio a la inversión. En este escenario se observa una política monetaria y fiscal estable, a pesar de los cambios de gobierno. (De hecho, la flamante presidente electa, si bien se manifiesta seriamente preocupada por el elevado nivel de desigualdad, asegura la continuidad del modelo económico liberal impulsado por Ricardo Lagos)
Esto, entre otros resultados, genera una mayor confianza en los inversores extranjeros en el momento de decidir en qué país invertir.
Por otra parte, la apertura económica favoreció el ingreso de nuevas tecnologías desde el exterior, las cuales fueron adoptadas en el país generando un incremento en la productividad y en la absorción de conocimiento. Asimismo, en los últimos años, Chile se vio favorecido por el boom en el precio del cobre, que representa cerca del 50% del total de sus exportaciones.
Además, un sólido sistema financiero, como el chileno, permite orientar eficientemente el ahorro hacia el sector productivo, por lo que también constituye un factor de relevancia para impulsar el crecimiento. En este sentido, como explicamos a continuación, el mercado de capitales chileno es considerablemente atractivo a nivel internacional, alentando la inversión extranjera en el país.
Chile y el mercado internacional de capitales
La deuda externa chilena en moneda extranjera es calificada por las agencias internacionales con la letra A, lo que la sitúa dentro del selecto grupo de países calificados como de “grado de inversión”.
Esto le permite a Chile endeudarse en moneda extranjera a una tasa sólo superior en 70 puntos básicos a la tasa de los bonos del Tesoro de los Estados Unidos, lo cual contrasta con la situación de sus vecinos Argentina y Brasil, que se endeudan a una tasa superior a la del Tesoro de los Estados Unidos en 480 y 290 puntos básicos, respectivamente.
Asimismo, la buena calificación obtenida por los títulos del gobierno permite que las corporaciones privadas también accedan a crédito internacional a tasas muy bajas, lo cual se refleja en la importante participación de la deuda de sociedades no financieras, que representa el 44% del total de la deuda externa bruta.
La calificación de la deuda se ve respaldada por políticas fiscales y monetarias coherentes y estables que han permitido mantener la inflación dentro de las bandas fijadas por el Banco Central en su política monetaria, y por un extenso período de crecimiento sostenido y estabilidad política.
Asimismo, la deuda externa total de Chile como porcentaje del PBI se mantiene dentro de parámetros sostenibles para una economía de sus características. Por otro lado, la deuda del Gobierno Central como porcentaje del PBI ha disminuido en los últimos años, con vencimientos de capital e intereses para los próximos años que no comprometen las finanzas públicas.
Uno de los peligros que presenta la economía chilena es su estrecha base económica, que depende considerablemente de las fluctuaciones en el precio del cobre. De todas formas el gobierno, anticipando esto, se ha comprometido a mantener un superávit fiscal del 1% del PBI que actuará como fondo anticíclico en caso de ser necesario reducir la volatilidad del ciclo.
Perspectivas y desafíos
El sistema financiero recibiría este año el impacto de la segunda reforma al Mercado de Capitales, cuyo proyecto de ley ingresó en 2003 al Congreso y se estima que debería salir durante este año. Michelle Bachelet también enfrenta un desafío en la necesidad de reforma del sistema de pensiones, un tema del que se habló intensamente durante la campaña electoral.
En el sector real, el PBI crecería cerca del 5.5%, algo menos que lo que creció este año (6%). El impulso principal provendría nuevamente de la inversión, que aumentaría cerca del 9.5%, alentada por megaproyectos en el área de minería y por la necesidad de las empresas de incrementar la capacidad instalada. El consumo, en tanto, arrojaría un incremento cercano al 5.7%, favorecido por una disminución de 4 puntos porcentuales en el desempleo (que se estima en 8% para diciembre 2005), y por el aumento en los salarios reales y de la oferta de crédito.
La leve desaceleración estimada está relacionada con las perspectivas inciertas en el sector externo. Si bien los términos de intercambio serían favorables, la producción de cobre a nivel nacional está cayendo: la disminución fue del 1.8% interanual en el segundo trimestre, y del 3.6 en el tercero. Según el Banco Central, esto se debió a problemas técnicos transitorios del sector y a condiciones climáticas desfavorables, por lo que se espera que la producción vuelva a aumentar este año, si bien moderamente. Por otra parte, la apreciación del tipo de cambio, que ha generado reclamos por parte del sector exportador, tendría un efecto contrario al elevado nivel de precios de los commodities. Se estima que las exportaciones crecerán sólo un 3.7% este año.
En tanto, la inflación alcanzaría el 5% en el primer trimestre de 2006, debido a los valores negativos que arrojó en el mismo período de 2005. Sin embargo, luego comenzaría a disminuir, debido a una caída esperada en el precio del petróleo y a que el aumento de la demanda interna se verá provocado por la inversión más que por el consumo.
En síntesis, se estima que la economía chilena se desacelerará levemente durante 2006 pero que, de todas formas, su tasa de crecimiento superará el 5% por tercer año consecutivo. Por otra parte, la solidez de su sistema financiero y la estabilidad en su sendero macroeconómico minimizan el efecto que esta desaceleración pueda tener en la economía en el mediano plazo.