Esta semana estoy de aniversario: cumplo mis primeros seis meses en Silicon Valley. El tiempo se me ha ido volando, y casi me parece mentira que ya haya pasado medio año desde que aterricé en San Francisco con la maleta llena de proyectos e ideas para lanzar Red Karaoke al Olimpo del sector digital. Como siempre con las efemérides, me ha dado por echar la vista atrás y hacer un pequeño repaso de lo ocurrido en estos meses, de lo bueno y de lo malo, y ver qué conclusiones se pueden obtener de mi aventura con la perspectiva que da el tiempo.
Como es lógico, ha habido de todo, cosas buenas, otras regulares y otras malas. Lo peor, sin duda alguna, ha ocurrido en el terreno personal con el engaño de la multinacional de seguros de salud Cigna, que tras más de diez años como clientes y con póliza en vigor válida para EEUU, decidió dejar sin cobertura médica a mi mujer estando embarazada. Una lúgubre historia de una empresa sin alma que nos ha tocado sufrir en primera persona, y que se suma a otros desmanes que Cigna al parecer ha cometido en el pasado. Por eso con la campaña #CignaBoikot llueve sobre mojado.
Pero centrémonos en lo profesional, donde como es normal también hay luces y sombras. Como ya he explicado en varias ocasiones, yo vine a Silicon Valley con ilusión pero también con muchas prevenciones. Ya uno tiene una cierta edad (cumpliré 41 en unos días) y bastante experiencia acumulada, y sabe de sobras que el Dorado no existe. Tengo el culo pelado y suficientes cicatrices de mil batallas como para creer a estas alturas que por el hecho de trasladarse aquí, los problemas de una empresa se van a solucionar como por arte de magia. No, eso no pasa, y las hadas madrinas en forma de business angel no existen.
No, Silicon Valley no es la solución a tus problemas. Éste no es el lugar donde todos sonríen, y los inversores no te van a regalar el dinero por tu cara bonita y un power point bien diseñado. Tampoco vas a poder conseguir salir en los medios digitales más influyentes del planeta para que conviertan tu proyecto en el nuevo Pinterest, por mucho que vayas a los eventos que organizan para, vaya por dios, sacarte la pasta. Silicon Valley es un lugar duro, difícil, y con una competencia y un nivel de exigencia brutal, donde tendrás que luchar mucho para ganarte un hueco entre los tipos más brillantes del planeta. Y por si todo eso fuera poco, es un sitio muy caro donde puedes dilapidar tu presupuesto mucho más rápido de lo que pensabas.
A pesar de todo ello, y de los avisos que vamos lanzando unos y otros para que todo el mundo esté al tanto de lo complejo que es triunfar aquí, se está produciendo una avalancha de proyectos españoles en el Valle. Así que algo también debe haber en este lugar.
En mi caso, como decía, luces y sombras. Entre las sombras, la dificultad que entraña conseguir financiación si vienes de fuera y no tienes «padrinos» que te avalen a ti y a tu proyecto. Hay una serie de requisitos que cumplir, y hasta que no los cumplas no encontrarás inversores. Podrás reunirte con muchos VCs y business angels, y tendrás acceso a casi quien quieras, pero no te pondrán el dinero hasta que estés preparado. Y como nadie escarmienta en cabeza ajena, eso hace que todo se desarrolle más lento de lo que yo al menos esperaba inicialmente. Al final, todo requiere un aprendizaje y una adaptación a la cultura y las formas de hacer de un entorno distinto al nuestro. Y eso es lo bueno: que podrás aprender mucho, y si aplicas lo aprendido, es probable que consigas los frutos que buscabas.
Entre las luces, cabe destacar que la labor de desarrollo de negocio que era mi primer objetivo en San Francisco se ha cumplido con creces. Lo traía todo muy bien preparado y estudiado, sabía lo que tenía que hacer, y los resultados han sido espectaculares. He cerrado acuerdos de distribución muy importantes con grandes fabricantes de electrónica (Samsung, LG, Panasonic, Sony…), hemos lanzado en el mercado americano nuestros proyectos de forma más eficiente, hemos conseguido el apoyo público de Google TV y de Sony para nuestras aplicaciones… Un éxito completo más rápido de lo previsto que nos ha permitido generar también cierto ruido en medios y, sobre todo, un importante incremento en ventas que ha situado a EEUU como nuestro principal mercado por número de clientes y volumen de ingresos. Algo impensable hace solo seis meses… y lo mejor aún está por llegar.
Así que bueno, en mi caso no me puedo quejar. Venir a Silicon Valley nos ha permitido solucionar nuestro problema de distribución y generar nuevas líneas de negocio. El balance es claramente positivo desde el punto de vista empresarial (en lo personal lo de Cigna me está matando), y de hecho estoy convencido de que los próximos seis meses van a ser aún mejores. Con un mayor conocimiento, con una mejor implantación, con más y mejores contactos, esto solo puede ir hacia arriba.
Y aún así tengo que insistir: Silicon Valley no es para todos. En mi caso, sin ser de momento una explosión, ha ido bien y estoy más que satisfecho de lo conseguido. Pero también conozco muchos casos en los que no es así. Para venir aquí hay que estar preparado. Y de hecho, hay empresas y proyectos que nunca lo estarán, y para otros muchos Silicon Valley no es el sitio ideal para desarrollarse.
Todo depende del tipo de negocio que tengas y de lo que busques, pero quizá Londres, Berlín, Nueva York, Miami, Boston, Los Ángeles, Tokio, Singapur, Pekín, México, Sao Paulo o cualquier otro lugar del mundo sean tu sitio ideal. O Madrid. O Barcelona. Incluso Logroño puede ser un lugar excelente para lanzar tu empresa de tecnología, sobre todo si tiene que ver con el vino. Al final lo que importa es tener las ideas claras, saber lo que quieres y dónde encontrarlo, y tener los arrestos para ir a por ello a muerte.
fuente: Miguel Angel Diez Ferreira – El Confidencial