por Daniel Colombo*
El mundo emprendedor global vive un momento de expansión. Muchas personas lo ven como un desafío a conquistar, quizás como algo pendiente en su vida que quieren experimentar.
A su vez, la movilidad laboral a nivel corporativo lleva implícita la necesidad de encontrar una nueva actividad que produzca un ingreso para millones de personas. Es así como, con los bonos o indemnizaciones que pudiesen recibir, cientos de ejecutivos del mundo corporativo deciden pasar a ser entrepreneurs.
¿Por qué a algunos se les da bien esta transformación, mientras que la gran mayoría no se adaptan y fracasan estrepitosamente?
Todo tiene que ver con el estilo de vida que quieras mantener, tu propósito interno y el proyecto que lleves adelante.
Si tu estilo de vida puede flexibilizarse de tal forma que, de tener un ingreso fijo, pasas al mes siguiente a depender exclusivamente de lo que tú generas, tendrás chances.
Si tu propósito -eso que de verdad eres- ya no necesita de títulos puestos en una tarjeta de visita, cargos escritos en inglés, un plan de carrera y beneficios de distinto tipo, podrías asumir este paso.
Y si el proyecto que quieres desarrollar te produce una pasión interna irrefrenable -tal vez por haber estado contenida por años buscando expresarse-, quizás sea el momento de trabajar por tu cuenta.
Ser emprendedor es difícil: además del capital inicial, la tenacidad, persistencia y fortaleza para afrontar los problemas que solo tú podrías ayudar a resolver, se necesita una gran evaluación interna acerca de si estás verdaderamente preparado.
El ser emprendedor implica aprender aspectos que en el ámbito corporativo los tenías resueltos. Serás el jefe, pero también el que limpia la oficina, el primero en llegar y el último en irse; el que toma y despide colaboradores; el que firma acuerdos legales y cheques, muchas veces con el único aval de tu nombre y apellido.
Además, vives en una incertidumbre permanente hasta que, digamos a los cinco años en promedio, visualizarás si tu negocio puede funcionar. El 90% de los emprendimientos fracasa antes de ese tiempo. Es la verdad.
5 motivos por los que muchos ejecutivos fracasan al emprender
En términos generales, hay un estilo de vida que provee el mundo corporativo. El primero, la fantasía de la seguridad: llega fin de mes y cobras tu sueldo, además de otros beneficios que las empresas se esfuerzan por mejorar paulatinamente. Puedes “hacer carrera”: inconscientemente, para muchos esto representa cierto sentido de estabilidad, aunque la realidad indica que son muy pocos los que, actualmente, escalan posiciones en años en una corporación: se tiende a una rotación permanente, incluso en los altos niveles de conducción.
Otra creencia generalizada es que, si he sido muy bueno trabajando para otros, también lo puedo hacer para mí. Esto conlleva un error, ya que cambian los contextos y marcos de contención.
Basado en los cientos de casos de ejecutivos con los que trabajo en varios países, comparto estos cinco motivos por los que hay algunos que fracasan al querer iniciar su negocio propio:
- Trabajas sin red. El emprendedor se vale por sí mismo. Toda la red de contención administrativa, financiera, jurídica, tecnológica y organizacional de una corporación ahora depende de ti. Esto implica conocer de todos esos aspectos, y asumir la total responsabilidad de tus actos como emprendedor: no hay alguien más arriba que decida por ti.
- Cada resultado implica una energía extraordinaria. Sobre todo al comienzo la carga de tiempo, dedicación y foco que deberás poner a tu emprendimiento será absolutamente distinta a la que tenías cumpliendo tareas en una empresa como empleado en cualquier lugar de un organigrama. En definitiva, a fin de mes siempre cobrarías tu sueldo. Al emprender, tú eres el dueño, el empleado y cumples todos los roles a la vez.
- Trabajas 24/7 por muchos años seguidos. Este aspecto es crucial para entender si tienes espíritu de emprendedor, ya que dedicarás todo el día, todos los días -incluso festivos y domingos- a trabajar por tu proyecto. Ya no tendrás días libres; si te enfermas, pierdes porque no generas ingresos -al menos al comienzo, hasta que la rueda empiece a girar-. Si quieres tomarte licencia, debes articular muchos aspectos que, siendo ejecutivo, podías resolver más fácil. Para la mayoría esto suele ser extremadamente agotador.
- Pierdes todo tipo de beneficios. Tarjeta de crédito corporativa, viajes en Business o superior, que llames a algún lugar y te atiendan porque eres ejecutivo de tal corporación, que te inviten a eventos exclusivos y hasta te envíen un obsequio a fin de año. Todo eso se termina cuando dejas de ser un ejecutivo para ser un emprendedor. La gran mayoría de los bancos te dirán que no financiará tus sueños (porque no eres lo suficientemente solvente por el momento). Habrá proveedores bien intencionados, y otros que querrán aprovecharse de ti. Posiblemente aquellos que respondían rápidamente cuando eras ejecutivo, ahora se negarán a tomar un café contigo para que le cuentes tu proyecto. Si quieres recuperar estos beneficios, los tendrás que generar tú: nadie lo hará por ti.Así son los primeros años del ser emprendedor.
- Fracasarás muchas más veces. En el mundo corporativo los fallos se diluyen y reparten entre varias personas salvo en casos muy específicos. Al ser emprendedor, el fracaso está al acecho permanentemente. Si eres de los que te frustras o decepcionas muy rápido, o bien, quieres agradar a los demás todo el tiempo, piénsalo bien.
5 cosas que puedes hacer
No todas son malas noticias para los ejecutivos que quieren emprender. Hay pasos intermedios que pueden ayudarte para afianzar tu espíritu libre, y que quizás quieras experimentar desde hoy mismo, como base para tu futuro negocio propio:
- Conviértete en intrapreneur. Empieza a emprender dentro de la organización en la que eres ejecutivo. Crea un proyecto especial que, de alguna forma, se relacione con lo que es tu sueño independiente. Aprende, corrige y lleva adelante el proceso con mucha consciencia. Así aprenderás a autogestionar tus emociones y sacar conclusiones de fortalezas y debilidades. De paso, cuando abras tu emprendimiento, busca muchos intrapreneurs alineados con tu negocio: gente con iniciativa propia y energía parecida a la tuya.
- Capacítate tanto como puedas. Si algo tiene el mundo corporativo es que abre oportunidades de aprender en disciplinas muy diversas. Piensa que si tuvieses que pagar cada curso, seminario o coaching que recibes, sería costoso. En cambio, capitaliza este entrenamiento mientras estás en la empresa.
- Establece redes de contactos sólidas. Si eres hábil generando vínculos será estratégico que te conectes con las personas de otra forma: pasarás del modo transaccional del momento cuando representas a la corporación, a un modo colaborativo -que será el que te servirá de base al emprender-.
- Asóciate como minoría en un emprendimiento. Este recurso es una idea que puedes implementar para empezar a sentirte emprendedor. Participarás de reuniones, podrás aportar ideas y vivir el espíritu hacedor de una manera muy distinta a lo que sucede en el mundo corporativo.
- Invierte una parte de tu salario para fundar más adelante tu negocio. Es fundamental que logres un fondo de financiamiento de tu emprendimiento. Empieza por ti: ¿quién más confiaría en el proyecto? Destina un porcentaje de tus finanzas personales a esta empresa que realizarás más adelante. Luego llegarán las rondas de financiamiento y cualquier otra forma de hacer mover la rueda hacia adelante. Si no provienes del mundo financiero, esto te servirá para aprender aspectos esenciales que repercutirán directamente en el éxito de tu emprendimiento.