El emprendedor que triunfa, como todo ser humano, está lejos de la perfección pero uno de sus rasgos distintivos es que se reconoce perfectible. Tiene la excelencia como meta y sabe que superarse es LA opción.
Lo que el común de la gente ve como error o fracaso, el espíritu emprendedor lo reconoce como una oportunidad de aprendizaje o, lo que es equivalente, como un peldaño hacia la cima.
Es imposible evitar equivocarse pero es necesario aprender a mitigar errores y aceptarlos cuando ocurren. La historia de las emprendimientos que se convirtieron en casos de estudio por la magnitud que alcanzaron, es una cadena de algunos aciertos y muchos equivocaciones.
Quien logra abrir su corazón y cabeza cuando se produce una grieta en el negocio, seguramente recuperará su inversión con creces, pues habrá tomado del “por qué” y del “para qué” y podrá entonces capitalizarlos para dar los golpes de timón necesarios para enderezar el rumbo y guiar el emprendimiento hacia buen puerto
Por eso emprendedores, no se preocupen por sus defectos y errores; pongan su energía en reconvertirlos para el logro de sus sueños. Tal vez, este cuento los inspire:
“Un cargador de agua de la India tenía dos grandes vasijas que colgaban a los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros. Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el agua al final del largo camino a pie, desde el arroyo hasta la casa de su patrón, pero cuando llegaba, la vasija rota solo tenía la mitad de agua.
Durante dos años completos esto fue así diariamente. Desde luego la vasija intacta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque solo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación.
Después de dos años, la tinaja quebrada le habló al aguador diciéndole: – «Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas solo puedes entregar la mitad de mi carga y solo obtienes la mitad del valor que deberías recibir».
El aguador apesadumbrado, le dijo compasivamente: -“Cuando regresemos a la casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino”
.Así lo hizo la tinaja. Y en efecto vio muchísimas flores hermosas en todo el trayecto, pero de todos modos se sintió apenada porque al final, sólo quedaba dentro de sí la mitad del agua que debía llevar.
El aguador le dio entonces: – » Te das cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado positivo de ello. Sembré semillas de flores a todo lo largo del camino por donde vas y todos los días las has regado y por dos años yo he podido recoger estas flores para decorar el altar de mi madre. Si no fueras exactamente cómo eres, con todo y tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza»
Todos tenemos grietas pero podemos elegir qué vasija queremos ser.
Feliz semana, felices emprendimientos, feliz vida para todos.
Marcelo Berenstein
[email protected]
Preciosa historia que nos recuerda la importancia de comunicarnos adecuadamente con los que trabajamos para inspirarlos y reducir sus angustias.
gracias
Marcelo, muy interesante tu nota sobre «Emprendedores que hacen del error, un peldaño hacia la cima». El error y el temor a equivocarse son temas recurrentes en aquellas personas que se enfrentan al desafío de emprender. Lo he vivido en primera persona, sé de qué se trata. En algún momento, el emprendedor se encuentra frente a la disyuntiva de mantenerse aferrado al palo del cual se sostiene a tierra «firme» o soltarse y nadar a la orilla de enfrente para aventurarse en esa gran isla tupida de intensas sorpresas. Es en ese momento donde los paradigmas, la economía personal y el contexto son grandes influyentes en la toma de decisión. Por eso, y más allá de todos los programas de incentivos que hay para este target, muchos negocios no pasan de la maravillosa idea dibujada en un papel.
Hoy en día, convertirse en emprendedor es casi como consagrarse ganador en una carrera de obstáculos. Durante cientos de años, el sistema educativo, la familia y la sociedad han promovido el conformismo y la seguridad, ocupándose de anular la creatividad individual y los talentos particulares. Tomemos como ejemplo algunos símbolos como el matrimonio, el techo propio, crecer y morir dentro de la misma empresa. Analicemos la educación de un niño. Desde el día uno, los adultos intervenimos en sus creaciones, sus juegos y sus disciplinas para decirles cómo hacerlo «mejor». Mejor según quién? Y la creatividad? Y el deseo? Y la capacidad de autosuperarse? Estas conductas no han generado otra cosa más que fomentar una cultura que sanciona el error con la humillación y la vergüenza del fracaso limitando la libertad personal en detrimento del espíritu emprendedor.
Las estadísticas son abrumadoras, solo una pequeña porción de las empresas (5%) supera los primeros cinco años de vida. Basta razón para conjeturar que para emprender tiene uno que estar demente. Esa es la razón principal de porqué el enemigo más grande del emprendedor es el miedo. Miedo al qué dirán, a la incertidumbre, a la responsabilidad, al fracaso, al ridículo, a la soledad, al cambio, a la culpa, a lo desconocido, incluso miedo al éxito. Pero quienes hemos emprendido sabemos que para ser emprendedor hay que vencer esos miedos.
Emprender implica un proceso de transformación a nivel personal, va mucho mas allá de un mero proceso de crecimiento y desarrollo o de una difícil toma de decisión. El éxito o el fracaso de un proyecto, y adrede no uso el termino sueño pues considero que el sueño es un deseo no cumplido o una aspiración en el mejor de los casos, no depende de galardones académicos, de conocimientos técnicos, ni de tonificadas espaldas financieras. Leí por ahí, para no caer en falsas modestias, que la gran diferencia entre las personas que triunfan y las que no es la actitud y la mentalidad. El emprendedor ve oportunidades donde otros ven problemas, busca soluciones y persevera en su empeño. Es un realizador de sueños 24 x 7 y vive su vida con constante afán de superación.
Solía tener gran temor a equivocarme y en más de una oportunidad el temor tuvo la virtud de extinguir la llama de la pasión que todo emprendedor debe llevar en su interior. Lo que me ayudó – o ayuda pues aún no tengo el alta – a superarlo fue un proverbio que versa «Fail Fast Forward» (en Español «fracasa y avanza rápido»). El desafío pasa por entender que, si bien el fracaso está dentro de las posibilidades en la vida del emprendedor, correr el riego es una de las condiciones excluyentes para aplicar al éxito. La clave está en identificar rápidamente la causa del desvío, aprender la lección y avanzar, avanzar y avanzar. En última instancia, si capitalizamos la experiencia y aprendemos la lección, el costo del fracaso habrá sido la mejor inversión en capacitación. Atención, no por ello quiero significar que el emprendedor no deba reparar en riesgos, sino que los analiza y los abraza con la firme convicción de poder controlarlos, sabiendo que desarrollará las habilidades necesarias para superar los obstáculos que se le presenten.
Emprender es una forma de vida, es forzar y forjar tu propio destino, y negocio es el medio para alcanzar tus sueños. Emprender un nuevo proyecto, además de los recursos financieros, requiere de gran esfuerzo y dedicación. Esto se materializa en alta calidad y gran cantidad de horas hombre.
Concluyo, la vida del emprendedor es como una gran película de suspenso con final feliz, claro siempre que el protagonista haya trascendido su creación luego de haber hecho su sueño realidad.
Pero a no olvidar, estamos hablando de negocios. Son solo negocios.
Que excelente reflexion!
Impecable!
achis, achis
parece de novela
y estamos hablando de negocios?
Hola Marcelo, muy buena historia y pagina en general. Se agradece el que existan lugares y personas quienes aporten al mundo en estos aspecto, así cada ves iremos creciendo y mejorando. saludos