Emprender, desde mi humilde punto de vista y mis doce años de periodismo entrepreneur, no es una ciencia exacta. Tampoco es un coto cerrado exclusivo para universitarios. Estoy convencido que todos nacemos con capacidades emprendedoras; diferentes eso sí. Hay quien nace con innatas condiciones para emprender negocios, otros para proyectos sociales o emprender una carrera deportiva o emprender una familia.
Emprender, repito, es un conjunto de diferentes capacidades inherentes a todos y cada uno de nosotros. El punto clave es que esas capacidades son como músculos que si no se ejercitan, se atrofian y se secan. No basta con saber que tenemos adn emprendedor, hay que fortalecer esas capacidades; ya sea estudiando, investigando, profesionalizándose y haciendo.
La persona que ejercita sus músculos emprendedores tiene certezas, pero se apoya también en sus preguntas internas. El autoconocimiento es fundamental para lograr objetivos, por eso, si querés emprender o lo estás haciendo, estas cuatro preguntas son recomendables para autorresponderlas periódicamente:
- Como me considero ¿Víctima o protagonista? La chispa emprendedora encendida te mueve a transitar los caminos del entusiasmo, del optimismo y la acción. La victimización de esa chispa busca amparo en la frágil seguridad del salario y la rutina.
- ¿Soy un héroe vs parte del equipo? Uno de los pilares donde se sustenta el éxito de un emprendimiento es en la fortaleza de su equipo. El suceso de los negocios del siglo 21, como nunca antes en la historia, está reservado para los equipos más que para las ideas. Los ecosistemas emprendedores fuertes, como Silicon Valley o el israelí destinan sus inversiones en los equipos emprendedores; sostienen que los proyectos e ideas pueden fracasar pero si el equipo emprendedor es sólido, pueden gestionar otros proyectos. De hecho, una nueva categoría de inversores asomó recientemente: las Company Builders, que detectan equipos emprendedores para gestionar proyectos que tienen en carpeta.
- ¿Me declaro ignorante o sabelotodo? La época de los especialistas está dando paso al tiempo de los generalistas. Podés saber mucho de tu especialidad, pero un equipo que brilla necesita de integrantes que complementen tus áreas de desconocimiento. Reconocerlas te posiciona favorablemente de cara al éxito de tu emprendimiento
- ¿Hago para tener o para ser?: Preguntarse si nuestra meta es la acumulación de bienes materiales o estatus social o si nuestro anhelo es ser independientes, ir por los sueños, derrochar pasión, etc. es la pregunta crucial. La respuesta afirmativa a la segunda opción es el camino del emprendedor.
Finalmente, no hay que perder de vista al virus que corroe las raíces del emprendimiento hasta derrumbarlo: el ego. No seamos como la rana de este cuento:
“Una rana se preguntaba cómo podía alejarse del clima frío del invierno. Unos gansos le sugirieron que emigrara con ellos. Pero el problema era que la rana no podía volar como los gansos, a lo que la rana les propuso:
– “Déjenmelo a mí –dijo la rana–, tengo un cerebro espléndido”.
Luego pidió a dos gansos que la ayudaran a recoger una caña fuerte, cada uno sosteniéndola por un extremo. La rana pensaba agarrarse a la caña por la boca, y así poder viajar con ellos. Cuando llego el momento de partir, los gansos y la rana comenzaron su travesía. Al poco rato pasaron por una pequeña ciudad, y los habitantes de allí salieron para ver el inusitado espectáculo. Alguien preguntó:
– “¿A quién se le ocurrió tan brillante idea?”
Esto hizo que la rana se sintiera tan orgullosa de la solución encontrada y con tal de que se le reconociera su mérito, que exclamó:
– “¡A mí!”
Su orgullo fue su ruina, porque al momento en que abrió la boca, se soltó de la caña, cayó al vacío, muriendo en el acto”.
Feliz semana, felices emprendimientos, feliz vida para todos.
Marcelo Berenstein
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Excelente artículo!
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