Camufladas detrás de estudios de mercado o la espera de mejores condiciones o cualquier otra excusa, hay muchas razones por las cuales no sale del estado larvario del cuasi emprendedor.
Solemos tener inconvenientes para reconocer nuestra capacidad, fortaleza y aptitudes. La vida es un rosario de logros y fracasos, a un instante de placer le sigue uno de dolor y así constantemente. La autoestima es la pieza que debe permear todos nuestros actos para poder reconocer nuestra valía y tener plena seguridad en nuestras capacidades. La autoestima también, nos dota de la fuerza necesaria para enfrentar las adversidades y nos ayuda para caer en la trampa del pesimismo y el desánimo.
Conozco decenas de emprendedores exitosos que necesitaron un empujón externo para saltar al vacío y reconocer su poder real, oculto detrás de capas de miedo y confort.
Si está en tu espíritu emprender pero te asusta largarte a dar tu gran salto tal vez sea una buena idea buscar alguien que te empuje. Una vez que saItaste y tus habilidades surgen, da lo mismo si te lanzaste por cuenta propia o alguien te empujó. Lo que importa es que ya estás luchando por llegar a la otra orilla; como el personaje de este cuento:
“Un millonario promueve una fiesta en una de sus mansiones; en determinado momento pide silencio, la música para, y dice, mirando hacia la piscina donde criaba cocodrilos australianos:
– El que logre cruzarla y salir vivo al otro lado, ganará todos mis autos… ¿Alguien se atreve?
Espantados, los invitados permanecen en silencio y el millonario insiste:
– El que se lance a la piscina, logre cruzarla y salir vivo al otro lado, ganará todos mis autos y mis aviones… ¿Alguien se atreve?
El silencio impera, y una vez más, ofrece:
– El que se lance a la piscina, logre cruzarla y salir vivo al otro lado, ganará todos mis autos, mis aviones y mis mansiones…
En este momento, alguien salta a la piscina. La escena es impresionante… una lucha intensa, el hombre se defiende como puede, agarra la boca de los cocodrilos con pies y manos, tuerce la cola de los reptiles… DIOS MIO… Mucha violencia y emoción. ¡¡¡Parecía una película de COCODRILO DUNDE!!! Después de algunos minutos de terror y pánico, sale el valiente hombre, lleno de arañazos, hematomas y casi muerto.
El millonario se aproxima, lo felicita y le pregunta:
– ¿Dónde quiere que le entregue los autos?
– Gracias pero no quiero sus autos…Sorprendido, el millonario pregunta:
– ¿Y los aviones? ¿dónde quiere que se los entregue?
– Gracias, pero no quiero sus aviones…
Extrañado por la reacción del hombre, el millonario pregunta:
– ¿Y las mansiones?
– Yo tengo una bella casa, no necesito de las suyas. Puede quedarse con ellas… No quiero nada que sea suyo…
Impresionado, el millonario pregunta:
– Pero si ud. no quiere nada de lo ofrecido, ¿qué quiere entonces?
Y el hombre le respondió muy irritado:-
¡Encontrar al maldito que me empujó a la piscina!”
Feliz semana, felices emprendimientos, feliz vida para todos.
Marcelo Berenstein
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Felicitaciones.!