Una piedra no es más que un objeto. En manos de un violento se convierte en un arma, un artista crea con ella y el emprendedor encuentra oportunidades para hacer algo diferente.
Estamos emprendiendo un nuevo año y todo puede suceder. Tal vez hayas planificado tu 2021 con un plan de negocios, tal vez lo transites apoyado en tu intuición; o bien mezclando planificación con corazonadas.
Como sea, un año que comienza es un emprendimiento que nace y dentro de 365 días hay que presentar balance. Y el saldo positivo dependerá más de uno mismo que de hecho fortuitos.
El año, como ocurre desde el inicio de los tiempos, presentará innumerables oportunidades todo el tiempo y dependerá de cada uno aprovecharlas.
Sin dudas, 2020 fue un año repleto de enseñanzas para todos. Los que están conscientes y los dormidos. Meses de aislamiento, con cierre casi total de la actividad económico, vida social ausente y una pandemia que aún tiene para largo rato entre nosotros, deben servir de plataforma para hacer introspección, ajuste y relanzamiento personal.
2021 nos hará vivir momentos duros, tragos amargos, días de gloria y situaciones inolvidables. Como aprovechemos cada segundo del año depende de uno mismo. No se trata de azar sino de actitud, visión, templanza y carácter.
Me viene a la cabeza una historia que grafica cómo las diferentes actitudes frente a un mismo suceso, determinan el curso de los acontecimientos y generan diferentes destinos ante cada decisión.
«Es la historia de una piedra y el hombre:
El distraído, tropezó con ella,
El violento, la utilizó como proyectil,
El emprendedor, construyó con ella,
El campesino, cansado, la utilizó de asiento,
Drummond, la poetizó,
David, la utilizó para derrotar a Goliat,
Y Michelangelo, le sacó la más bella de las esculturas,
En todos los casos la diferencia no estuvo en la piedra, sino en el hombre»
Que tengamos un 2016 lleno de productivos emprendimientos espirituales, familiares, sociales, empresariales, profesionales y del tipo que sueñes y propongas.
Feliz semana, felices emprendimientos, feliz vida para todos.
Marcelo Berenstein
muy buen artículo me gustó
Gracias Sol María