Para la mayoría de los argentinos, el exitismo es como una religión que no acepta transgresiones. Se alaba al que le va bien (sin importar si los medios que utilizó fueron éticos) y se ignora y/o destruye al que “fracasa”, aunque haya puesto todo su talento, tiempo, dinero y energía intentando llegar a buen puerto.
Los Juegos Olímpicos pueden funcionar como un interesante espejo para que los emprendedores nos veamos reflejados en un cristal que devuelve ejemplos positivos, y nos aleje de la deformidad del exitismo.
Absolutamente todos los atletas de las diferentes disciplinas olímpicas llevan años a puro esfuerzo y sacrificio para competir en los 15 días de competencia sabiendo que solo tres entre decenas o cientos se llevarán el oro, la plata y el bronce. Personalmente me conmueven más los que celebran cruzar la meta aunque terminen lejos del podio.
No suena muy distinto a lo que sucede en el ecosistema emprendedor. Cuantos emprendedores invierten años de esfuerzo y sacrificio sabiendo que una medalla es importante, pero mucho más valioso es superarse, tener metas y esforzarse por alcanzarla.
El deportista sabe que aunque ponga el máximo de su esfuerzo tiene competidores que se han preparado como él para llegar a la misma meta. Lo mismo sucede en el mundo de las empresas donde tu competencia busca llegar a los mismos clientes y dominar el mismo mercado.
Juan Martín Del Potro venía perdiendo feo y seguido contra Roger Federer en los torneos previos a las Olimpíadas; sin embargo en las semifinales de Londres 2012 protagonizó un partido épico en el que ganó mucho más de lo que perdió. El resultado final frustró su lucha por la medalla de oro pero ganó un espíritu indomable y una mentalidad positiva que lo llevó a jugar dos horas más tarde el doble mixto y 48 horas más tarde, ganar la medalla de bronce. Si viste el partido contra Djokovic, coincidiremos que desde lo físico parecía agotado pero mental y espiritualmente estuvo muy sólido, superando aún rival que en la previa era el favorito.
Aunque no lo conozco personalmente, presumo que cada mañana se levanta pensando en ser el número uno; por eso es previsible que de aquí en adelante, Del Potro coseche más gloria que fracasos. Es una cuestión de actitud.
Seamos un poco más “Delpotreros” y fijémonos metas largas y trabajemos día a día para subir un paso más.
Comprendamos que trabajo, esfuerzo y sacrificio no garantizan el éxito pero no hacerlo nos asegura el fracaso.
Feliz semana, felices emprendimientos, feliz vida para todos.
Marcelo Berenstein
mberenstein@emprendedoresnews.com
Hola Marcelo, leí tu nota por recomendación de Nora Peña:
Sin duda la teoría del logro, lleva a las personas por caminos procelosos. Apenas empezaban los Juegos Olímpicos y exhibieron a los deportistas que habían ingerido substancias prohibidas (doce al inicio del evento). Es pues de llamar la atención como una persona puede considerar hacer lo indebido.
Lo que me puso a pensar es que en México el logro no basta. Recién leo las declaraciones de Andrés Guardado, minimizando la única medalla de oro que consiguió la delegación mexicana. Tengo mucho respeto por Andrés ya que militó en un equipo que sigo y le considero un gran atleta; llama la atención que algunos mexicanos limitemos los logros de otros (diferente actitud tuvo el «Chicharito»).
La mesura debiera desbordarnos, sin mirar tan solo el éxito o el esfuerzo; No conozco a Del Potro en persona, pero en las entrevistas que he leído o mirado noto un fuerte acento en hacer lo mejor en la cancha y reconocer los méritos de sus colegas.
Quizá lo más parecido a el proceder de una empresa lo ha desarrollado otro Andrés, Andy Murray, quien ganó la medalla de oro, luego de perder la final de Wimbledon, en su perfil de FB se dedicó a exaltar el equipo que representa. Los fanáticos vemos al atleta pero están sus entrenadores, representantes, ayudas logísticas… lo que nos indica que atrás de una persona famosa, afortunada y exitosa hay un equipo emprendiendo para el logro. Competir.