En México se empieza a calentar la discusión en torno a la Reforma Energética, tema tabú que divide a los mexicanos. Ante lo cual queremos contribuir con el presente artículo basado en diversos estudios comparativos entre Petróleos Mexicanos y Petroleo Brasileiro SA, o Petrobras, pues entre otras hipótesis se ha planteado la posibilidad que ambas empresas celebren un acuerdo o convenio de colaboración para que la mexicana siga los pasos que han llevado a la fama y al éxito mundial a la sudamericana.
Se analizan todas las áreas de negocio en las que participan las petroleras como: exploración y producción, perforación, refinación, exportación, financiamiento así como las relaciones laborales y las estrategias de desarrollo de capital humano que han seguido ambas compañías.
Pemex figura como un elefante rezagado en la suma de tropiezos, fracasos e ineficiencias, entre ellos la acelerada caída de la producción del yacimiento Cantarell, los pobres resultados obtenidos en Chicontepec y la trágica demora para terminar la reconversión de la refinería de Minatitlán, o la construcción de la nueva planta en Hidalgo, por citar algunos.
Mientras que Petrobras reluce con un futuro prometedor, al ser considerada entre los líderes mundiales en exploración y producción de crudo en aguas profundas. En la última década ha realizado descubrimientos significativos de reservas que sitúan a Brasil como una de las regiones petroleras más prometedoras del siglo XXI.
Los orígenes: abundancia y escasez
Ambas corporaciones fueron creadas por sus respectivos gobiernos para explotar la riqueza petrolera en épocas en las que los hidrocarburos significaban el mas codiciado tesoro de las naciones mas poderosas del planeta.
No obstante, en México, antes de la creación de Pemex, ya operaban diversas compañías petroleras extranjeras, mientras que en Brasil se realizaban excavaciones sin éxito en la selva amazónica.
A diferencia de los abundantes yacimientos que en las primeras décadas del siglo XX, ubicaron a México como el segundo productor mundial de petróleo y a Pemex en un monopolio estatal tras la expropiación y nacionalización. En Brasil la escasez de combustible fue el detonante para que el gobierno brasileño planificara adquirir tecnología y buscar hidrocarburos en lugares cada vez más inhóspitos de su territorio.
Cuando el presidente Getulio Vargas fundó Petrobras en 1953, bajo el lema “O petróleo tem que ser nosso”, invocó un nacionalismo hipotético, cuyo valor dependía de que se encontraran reservas petroleras que Brasil no tenía entonces, ni tendría por varias décadas más.
En los años setenta, frente a la crisis energética que disparó los precios del petróleo a nivel mundial, mientras en México el presidente José López Portillo, dijo al país “preparémonos para administrar la riqueza derivada del petróleo”; en Brasil, el gobierno lanzó el Plan Nacional de Desarrollo II, que ordenó invertir fuertes sumas en exploración y en investigación y desarrollo de nuevas tecnologías, para tratar de reducir la importación de hidrocarburos.
En esa época, México arrancó la producción comercial en los yacimientos de Chiapas-Tabasco y despuntó en 1979 con las primeras exportaciones procedentes del campo de Cantarell, que no sólo dio grandiosos volúmenes, sino que además el yacimiento tuvo condiciones que facilitaron la extracción fácil y barata de petróleo crudo.
A pesar de la bonanza, los enormes ingresos obtenidos por las exportaciones petroleras durante mas de veinte años, no se utilizaron para reinvertir en el mantenimiento de las instalaciones de Pemex, ni en mejorar sus operaciones y contrariamente de manera sistemática el gobierno mexicano minimizó los problemas ocasionados por su retraso tecnológico, exageró las cifras sobre el volumen de las reservas del país y evadió invertir en la modernización de la paraestatal.
Con el desarrollo de tecnología, las petroleras de muchos países han encontrado que la producción de crudo aumenta, principalmente por la aplicación de tecnologías más novedosas como la exploración en aguas profundas y en yacimientos no convencionales.
En contraste, la falta de inversión en Pemex, sumado al agotamiento de yacimientos tradicionales en el país, provocó la reducción significativa de la producción petrolera nacional y la pérdida de la supremacía que alguna vez ostentó en el mercado mundial.
En las últimas dos décadas, las reservas probadas de petróleo (RPP) de México cayeron al lugar 18 a nivel mundial, después de ocupar la posición 7 entre las petroleras más grandes del mundo en 1989.
En marzo pasado, al conmemorar el 75 aniversario de la expropiación de la industria el presidente Peña reveló que las RPP aumentaron ligeramente a principios de 2013 en comparación con el año anterior a 13,900 millones de barriles.
Por su parte, Brasil es el país que más ha incrementado sus reservas probadas de petróleo, mas de 600 por ciento al pasar de 2,200 millones de barriles en 1989 a 16,400 millones de barriles al final del 2012, cifras de la National Petroleum, Natural Gas and Biofuels Agency (ANP), Society of Petroleum Engineers (SPE), and Securities and Exchange Commission (SEC) de los Estados Unidos.
Gestión financiera radicalmente diferente
La principal diferencia entre Pemex y Petrobras se presentó en 1997, cuando el gobierno brasileño finalizó su monopolio sobre el petróleo y permitió la entrada de la iniciativa privada para transformarla en una compañía parcialmente pública, con participación privada nacional y extranjera.
Es evidente que las diferentes trayectorias que ambas petroleras han seguido a lo largo de los años son consecuencia de la exclusividad constitucional por parte del Estado mexicano para ejercer un poder monopólico sobre la explotación del petróleo a través de Pemex, y del enfoque de apertura y liberalización empresarial empleado por el gobierno brasileño que alentó una administración sustentada en criterios de eficiencia y rentabilidad en Petrobras.
Para algunos, los desórdenes financieros de Pemex básicamente se deben a que su lógica no ha sido empresarial, ni se ha enfocado a buscar la eficiencia o la innovación, sino que sólo se ha encauzado para actuar como el primer proveedor de recursos para el gasto corriente del país.
Pemex provee la tercera parte del presupuesto de ingresos del gobierno federal y sólo emplea el 10 por ciento de sus ingresos por ventas en inversión productiva, mientras que Petrobras reinvierte cerca del 40 por ciento de sus ingresos en su operación porque el Estado brasileño no depende significativamente de los ingresos petroleros al ser una economía más diversificada y con un sistema fiscal progresivo de alto contenido social.
Otro punto que se destaca es el marco jurídico de co-gobernabilidad entre el gobierno y el movimiento obrero mexicano que Pemex mantiene desde su creación y que fue plasmado en el decreto presidencial de su fundación.
Cabe recordar que entre las justificaciones políticas que utilizó el gobierno de Lázaro Cárdenas para ejecutar la expropiación petrolera en 1938, se encontró la necesidad de resolver el conflicto que existía entre el ya poderoso sindicato nacional de trabajadores petroleros y las empresas extranjeras.
Por su parte, el crecimiento reciente de Petrobras no estuvo ligado a la trayectoria del movimiento obrero brasileño. La Federação Única dos Petroleiros do Brasil (FUP) nació en 1993 como resultado de una reforma del movimiento sindical petrolero de cara a la entrada del capital privado a la empresa. La FUP es una entidad autónoma, independiente del Estado, los empleadores y los partidos políticos y agrupa a 14 sindicatos.
Cabe destacar que documentos descubiertos en los archivos de Petrobras recientemente, indican que funcionarios y sindicatos de la compañía fueron controlados por los servicios de inteligencia durante la dictadura militar (1964-1985).
Los datos muestran que la vida de los empleados se investigó para decidir, por ejemplo, las promociones, los nombramientos o el permiso para viajar. El objetivo fue identificar a los empleados con antecedentes «subversivos» e impedir que el movimiento petrolero afectara los intereses del régimen de facto.
Un estudio de la Escuela de Negocios Wharton de la Universidad de Pennsylvania, atribuye el éxito tecnológico de Petrobras a la estrategia que Petrobras ha enfatizado para el desarrollo interno de capital humano y las asociaciones con empresas líderes.
Su implementación se ha basado en tres ejes principales: la selección de personal de alto nivel a través de concursos públicos, la creación de un centro de capacitación interno para todos los nuevos empleados de la compañía —conocido como la Universidad Petrobras— y el impulso a la capacitación del personal dentro y fuera de Brasil, tanto en las aulas como en los centros de trabajo.
Por ejemplo, si la empresa alquila un taladro de perforación marina a TransOcean, por ley se exige que el 80 por ciento del personal operativo sea brasileño y que el proveedor entrene a los técnicos de Petrobras en el uso de sus tecnologías.
En contraste, Pemex sufre por la salida constante de personal hacia otras áreas del sector público o la política. La experiencia acumulada por una persona se pierde rápidamente y el reemplazo, frecuentemente, tiene que empezar de cero.
Charrismo sindical y desarrollo de capital humano
Desde hace más de 16 años, Carlos Antonio Romero Deschamps ha tenido el control absoluto del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), y frecuentemente el y su familia se ven envueltos en escándalos de corrupción y despilfarro de recursos. Los Romero Deschamps poseen yates de lujo, aviones y propiedades en exclusivos centros vacacionales europeos, todo se atribuye a los manejos discrecionales de recursos que el gobierno otorga para la capacitación de obreros al sindicato. A fines del 2012, Pemex contaba con 149 mil empleados, 119 mil sindicalizados y 30 mil empleados de confianza.
Por su parte, la plantilla laboral de Petrobras se estima en más de 50 mil puestos, sin embargo según el Diario O Globo, las contrataciones aumentarán en los próximos años debido a que la petrolera tiene un plan de inversiones por 87 mil millones de dólares para aumentar la producción de hidrocarburos. La gerencia de Planificación y Recursos Humanos de la empresa, afirmó al periódico que la previsión es que la plantilla llegue a unos 65 mil empleados en el 2015.
Todos los mexicanos sabemos que la ingerencia del SNTPRM en la administración de Pemex es poderosa, que cuenta con representantes en el consejo de administración, con prerrogativas casi absolutas para la contratación y destitución de personal y que la “herencia de plazas” está acordada en el contrato colectivo de trabajo.
En cambio, los empleados en Brasil deben asistir a clases de tiempo completo en la Universidad Petrobras por varios meses, antes de comenzar a trabajar y a partir de los años setenta se ha facilitado que muchos ingenieros jóvenes salgan del país, ya sea para obtener postgrados en geología o ingeniería petrolera o para participar en proyectos conjuntos con empresas internacionales.
En Pemex son poco los trabajadores que cuentan con un Doctorado en Ingeniería Petrolera, mientras que en Petrobras son muchos. El objetivo no es solamente aprender más en los libros, sino también salir para adquirir ideas frescas y traerlas de vuelta a Brasil.
En México, el brazo tecnológico de Petróleos Mexicanos (Pemex) es el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP) que hoy se dedica a venderle sus productos a Pemex aunque esto no necesariamente incentiva la generación de tecnología
«El IMP, a falta de más operadores en el País, se concentra en venderle a Pemex, pero entre la falta de recursos y de la participación de otras empresas más competitivas, el instituto se dedica a desarrollar productos que representan una venta segura, explicó un académico de la institución.
Pemex es líder en accidentes y “ordeña” de ductos
Pemex es la petrolera que más accidentes fatales registra y la única que pierde recursos por robos de hidrocarburo. Según estadísticas oficiales de la paraestatal, en los últimos dos años, entre sindicalizados y contratistas, mas de 120 trabajadores murieron y 170 resultaron accidentados en siniestros laborales.
La información publicada por Pemex señala que los accidentes de trabajo son un tema recurrente y los más comunes son: fracturas, quemaduras, corrosiones y congelamientos y no hay instalación o área de Pemex que se salve de un sufrir ese tipo de percances.
Durante el 2012, Pemex registró 44 accidentes en el área de perforación, 34 en exploración y producción, 24 en distribución de hidrocarburos, 5 en mantenimiento y 3 en administración y finanzas .
Curiosamente, la paraestatal también contabilizó a 37 trabajadores sindicalizados que sufrieron un accidente carretero el 16 de mayo de 2012, cuando se dirigían a un “mitin de campaña presidencial”. La explosión de este año en el edificio B2 del Corporativo Administrativo de la Ciudad de México, donde fallecieron 37 trabajadores, no se incluye en la estadística.
Lo anterior se suma a las pérdidas de cerca de ocho millones de dólares que el año pasado se registraron por la ordeña de los poliductos y derrame de 80 mil barriles de crudo, lo cual a juicio del reporte de fugas y derrames de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) es equivalente a perder la producción diaria del campo Chicontepec. No obstante si se agregan las pérdidas por fugas de gas y los gastos de reparación de daños, Pemex dejó de percibir más de 10 millones de dólares el año pasado.
No existe información oficial al respecto por parte de Petrobras, sin embargo se puede advertir que en los últimos años el número de siniestros va en aumento y que al menos durante los últimos dos años se registraron mas de 65, principalmente en plataformas. Tampoco existen estadísticas sobre robo de hidrocarburo en Brasil.
¿Reforma de Pemex o energética?
La discusión esta abierta, muchos opinan que el gobierno mexicano ha sembrado una gran confusión que ha polarizado la sociedad con base a la propuesta de Reforma Energética que debería llamarse Reforma de Pemex, otros advierten que no se necesita modificar ningún artículo de la Constitución, sino sólo hacer cambios a leyes secundarias y aplicar una reforma fiscal integral que “despetrolice” las finanzas nacionales, termine con la corrupción sindical y permita a Pemex un retorno de capital similar al de su homóloga brasileña Petrobras.
Por: María Eugenia Hernández Gutiérrez
Analista Económico Financiero
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