Era el primer día de trabajo como vendedor en una famosa tienda de artículos varios. Al terminar la jornada, el gerente le pregunta como le fue con las ventas, a lo que el joven vendedor responde:
– Excelente, ¡hice una venta!
– ¿Cómo una sóla venta? ¡Pero si el promedio diario es de 40 a 50!
– Lo sé, pero la venta mía de 300.000 dólares!
– ¿300.00 dólares? ¿Y qué vendió?
– Bueno, mire… resulta que primero le vendí dos anzuelos, uno chiquito y otro más grande, de esos todos coloridos… pero le dije que tan buenos anzuelos merecían una caña buena… así que le vendí dos chicas y una enorme. También le vendí carnada. Y como todo eso no lo iba a llevar en la mano, le vendí una hermosa valija para los artículos de pesca.
– ¿Y que más?
– Como le comenté que para el fin de semana se pronostica lluvia me pidió un piloto y un equipo impermeable completo. Luego seguimos charlando y como me dijo que no tenía linterna ni radio, le vendí también. Como quien no quiere la cosa, le pregunté dónde pescaba y me dijo que le gustaba la pesca de mar… y le ofrecí el bote con motor fuera de borda, que también compró.
– Impresionante
– Cuando se iba me dijo: "Pero ese bote me va rayar todo el auto", entonces le vendí una camioneta 4×4 que le encantó. Como iba a estar en el bote y el auto quedaba en el puerto, le instalamos un equipo de seguridad de última generación y como la pesca era mar adentro, también decidió llevarse unas cuantas redes.
Superado por el asombro, el gerente le dijo:
– ¿Y todo eso se lo vendió porque vino a comprar un par de anzuelos?
– ¿Anzuelos? No!… el tipo vino a comprar toallas femeninas y entonces yo le dije: "Ya que se le arruinó el fin de semana, ¿por qué no se va de pesca?"