Una loca se divertía corriendo en su silla de ruedas a lo largo y ancho del pasillo de un manicomio, imitando ruidos de coches de carrera. De repente sale un loco de una habitación, la detiene y le dice: – Disculpe señorita, pero excedía usted el límite de velocidad permitido en esta avenida. ¿Puedo ver su licencia? La loca se pone a buscar en su bata y saca un boleto viejo del bus. El loco verifica el documento, se lo devuelve y la deja seguir…
La loca prende su veloz auto y arranca de nuevo a toda velocidad y, al pasar otra vez ante la habitación del loco, éste surge de nuevo. Vuelve a detenerla y dice:
– Disculpe señorita, pero he visto como pasaba la doble línea continua. Le importaría mostrarme su tarjeta de circulación? La loca revuelve otra vez en sus bolsillos y le entrega una envoltura de chicles. El loco comprueba que los papeles están en regla, vuelve a amonestarla y deja que se vaya otra vez.
La loca se lanza de nuevo a toda velocidad por los pasillos… Y, al volver a pasar por el mismo sitio, el mismo loco sale por tercera vez de su habitación, pero ahora totalmente desnudo!!!
La loca lo ve y exclama:
– Ay, no jodas… ! Otra vez la prueba del alcoholemia!!!!