Los desayunos pueden ser momentos tranquilos en los que uno ordena pensamientos y concibe planes que jamás realizará o algo tremendamente ruidoso, enérgico, que no contempla otro futuro que no sea acabarse el café para servirse otro. Es para ese último tipo de desayunadores para los que está concebida la Taza Amplificador.
Esta taza se sirve del subconsciente del desayunador, que al contemplar la forma de amplificador aumenta el volumen de sus pensamientos, su intensidad, y se ve transportado al concierto más cercano en el que sirvan tostadas con mantequilla y miel. Tiene además unos botones simulados que regulan el nivel de azúcar de la taza, así como el de leche y el de galletas. Y todos esos niveles llegan a 11 para que los metaleros no tengan motivo de queja.
El truco de acercar la guitarra al amplificador para conseguir sonidos cósmicos puede ser extrapolado a la taza, que seguro que al ver acercarse el cigarrillo se emociona y empieza a murmurar cosas por una cuestión de afinidad o, mejor dicho, afinación (sí, es el chiste de los lunes).
fuente: No Puedo Creer