No hay forma de conseguir los ingredientes del brebaje para lanzar un encantamiento, siempre falta una última cosa. O las lágrimas de una virgen o el cuerno de un unicornio o algún otro detalle irrisorio; al final se nos queda la despensa llena de ojos de quimera y pezuñas de minotauro, y por más que las eches al cocido no dejarás de sentir que es un desperdicio de mitología para un domingo cualquiera, por mucho que vengan tus suegros.
La sal de lágrimas de We Made This no soluciona ese tema, pero nos lo facilita. La oferta es amplia: lágrimas recolectadas cuando la persona era presa de la ira, mientras pelaba cebollas, cuando estornudaba, riéndose y finalmente lágrimas de pena.
Primero pensé que la empresa tendría una fábrica con una cadena de montaje de personas llorando en horario de mañana, pero no creo que le compensara. Debe de ser un solo tipo y un recolector a su lado: el tipo llora pelando cebollas, estornuda, se corta un dedo, se enfada, se apena por haberlo perdido, piensa en las risas que se echarán sus amigos cuando se lo cuente y acaba riéndose él mismo. Y durante todo el proceso, el recolector le seca las lágrimas. Un trabajo limpio, eficiente y rápido.
fuente: No Puedo Creer