Seamos sinceros: las mejores ideas se tienen en lugares en los que es imposible anotarlas. Recuerdo haber tenido una gran idea en lo alto de un monte, sin cobertura, 3G, bolígrafo, objeto punzante ni nada de nada, después de una dieta de 12 días a base de bellotas. La idea era muy buena, una especie de teoría unificadora del sistema de alcantarillado, los procesos químicos del amor, la política internacional, el reciclaje de agua de lluvia sin necesidad de abrir la boca y el reciclaje de los asteroides devolviéndolos al espacio mediante una colchoneta (para que aprendan).
Pero claro, no tuve oportunidad de anotarla y la olvidé. Y prometí que volvería. Y no lo hice porque no pude anotar el nombre del maldito monte, así que no sé dónde está.
Por suerte, las segundas mejores ideas se tienen delante de la computadora. No porque sea una musa, ojo, sino por una cuestión de estadística: después de siete horas mirando vídeos de caídas algo se te tiene que ocurrir. Y en ese momento es esencial que la Lámpara Bombilla USB esté con nosotros para alumbrar esa idea. Se conecta a la computadora mediante un cable articulado y nos hace compañía mientras gestionamos nuestros pensamientos y elucubramos un plan infalible para que el vecino pague nuestras facturas de la luz (ese es un ejemplo de segunda mejor idea; si estuviera en el monte habría concebido un plan para que el vecino se ofreciera a pagarme las facturas de la luz. Ah, malditos mapas).
fuente: No Puedo Creer