Decía mi madre que ya no sabía qué inventar para sacarle el dinero a la gente. Con esto no se refería al gobierno (que también) sino a los expertos en marketing y similares, y a veces tengo que darle la razón. Por ejemplo… ¿qué necesidad hay de comprar una almohada para huevos cocidos? Vale, si útil puede ser, pero… ¿una almohada? ¿No basta con un plato o con un vasito pequeño donde queda genial?
Pues sí, será para que el huevo esté cómodo en una confortable almohada antes de ser pelado y comido (iba a decir vivo pero no, ya está cocido), como una especie de último deseo. Al menos sirve para darle un toque de color a la mesa, aunque aun así, no sé, tiene huevos la cosa…
fuente: No puedo Creer