Cada vez son más los centros y entidades internacionales que están acogiendo a chilenos para que puedan perfeccionar sus startup y asegurar buena llegada al mercado.
Los inversionistas, especialmente los de capital de riesgo, recalcan que los emprendimientos deben tener “aspiraciones” de carácter global. Y como respuesta, los emprendedores ya no sólo están buscando las herramientas para perfeccionar sus negocios en Chile, sino también en incubadoras, centros internacionales o fondos de capital de riesgo de gran envergadura lo que les permite proyectarse en el mundo. Hoy la búsqueda de capital no lo es todo: cada vez está siendo más valorado contar con redes de contactos a gran escala, mentores con experiencia o asesoría legal o financiera.
Hasta hace poco, la incubadora de Silicon Valley, Plug & Play, fue “el” lugar hasta donde llegaban los chilenos (gracias al programa Global Connection de Corfo), pero en el último tiempo el abanico se ha ampliado a más de diez entidades.
Si bien el gran motor en la captación de estos lugares ha sido Corfo, que sumó cinco centros más al programa, los emprendedores también han tomado la iniciativa y se han abierto camino, como el caso de Nicolás Orellana, creador de Welcu y primer chileno en participar de “500startups”, que está dentro de las más top en tecnología. O el caso del Founder Institute, considerada una de las más importantes aceleradoras y redes de contacto del mundo (tiene más de 500 emprendedores con experiencia y está en más de 20 ciudades del mundo), que abrió hace poco más de un año su primera sede sudamericana en Chile gracias a las gestiones de Tim Delhaes (creador de First Tuesday) y que ya cuenta con dos convocatorias.
Dentro de los esfuerzos privados, destacan Wayra, la aceleradora global de Telefónica que tiene una sede en Chile y que da la posibilidad de que los emprendedores puedan asistir a las filiales que posee en otros diez países; la U. del Desarrollo que, en conjunto con Fundación Chile, tiene una alianza para llevar emprendedores a Cleantech Open, una plataforma de negocios que financia e impulsa startups de energía; IncubaUC, la incubadora de la Universidad Católica, que firmó hace pocas semanas un acuerdo con su homóloga NTI, de la empresa israelí Shirat Enterprises, para llevar emprendimientos tecnológicos a China; el Instituto 3IE, de la Universidad Técnica Federico Santa María, que está elaborando un acuerdo con el centro de innovación Inova Unicamp, de la U. de Campinas para que los proyectos incubados puedan entrar al mercado brasileño; e Innova Bío Bío, que está haciendo lo propio con pasantías en México, EEUU y España.
Cambiar el modelo
Aunque en el sector se reconoce el aporte de las entidades chilenas, también se advierte que existe una diferencia notoria entre los que se quedan y quienes se “pulen” afuera.
Cristóbal Undurraga, gerente de emprendimiento de Corfo, explica que lo que ha podido ver es que “todos han cambiado su modelo de negocios y lo han ajustado a la realidad del mercado final de manera mucho más rápida, al hacerlo ‘in situ’. Se han abierto al mundo, han comprendido las dinámicas de lugares como Silicon Valley, aprenden de las redes, cómo hacer contactos, cómo acceder a la información”, señala.
En la Asociación de Emprendedores de Chile (Asech), explican que también está en la habilidad de cada uno aprovechar las oportunidades que estas instituciones generan. “Las diferencias las marcan los mismos emprendedores. Son ellos los que tienen las habilidades para triunfar y, que tengan buenas herramientas, como contactos o conocimientos, podría ser ya una buena plataforma de éxito”, dice Cristián López, director ejecutivo de la entidad.
La clave, acota Undurraga, es buscar el lugar adecuado: “Silicon Valley no es el mejor para todos. Si el emprendimiento tiene que ver con los recursos hídricos, por ejemplo, quizás lo indicado sea viajar a Israel”.
Fuente: El Financiero