Para Popper la ignorancia no es la ausencia del conocimiento sino rehusarse a adquirirlo, como si uno fuera una obra terminada y aprender una amenaza. Ser alumno es la disposición a reconocer lo que falta y sentir el deseo de tenerlo. Sin humildad no existirían los alumnos. La vida se construye con la luz de los que nos alumbran. Nadie está del todo hecho, el niño al nacer es una página en blanco a completar.
Leer para Borges es hacerse persona. Leyendo textos con humor y juegos de palabras. Es una construcción llena de quiebres, como El señor Lanari en “Los imposibles” de Ema Wolf. Hecho de lana que se desteje su abuela lo vuelve a tejer. Al romper moldes, la lectura teje y desteje.
Somos lo que recordamos. Sin memoria seríamos vegetales, incapaces de sentir, pensar o actuar. Pero no es cuestión de tener una memoria de elefante. Si basura entra, basura es lo que saldrá. Funes el memorioso de Borges, el personaje de ficción, sufre porque no puede olvidar nada.
El hombre real, en cambio, no puede registrar la realidad como una cámara fotográfica porque selecciona lo que le interesa. Es decir que depende de su atención, su interés y su deseo. Su cerebro interpreta los sucesos lo que distorsiona la realidad. Nietzche dijo que no hay hechos sino interpretaciones. El cerebro integra las partes en un todo. Es decir que selecciona, distorsiona y generaliza. Lo que recuerda es lo que cree.
En un accidente el médico ve las heridas del accidentado, el psicólogo los traumas, el mecánico el auto, el abogado el juicio, el policía el culpable, y así podríamos seguir.
El que cree en algo no piensa. Rechaza lo que contradice sus creencias, cambia sólo las que no modifican su visión del mundo y no las revolucionarias, porque le quitarían su razón de ser. Una cosa es la realidad y otra la percepción, que está teñida por la emoción. Según Campoamor: En este mundo traidor nada es verdad o mentira, todo es según el color del cristal con que se mira. Olvidamos lo que queremos olvidar y recordamos lo que nos gusta. Los neuroquímicos que el cerebro produce lo graban con intensidad. Nos protegemos de los estímulos actuando en piloto automático, pero perdemos lo que deberíamos observar. Somos lo que recordamos y recordamos como somos. La información llega por dos rutas, la más corta es la de los datos que van al centro emocional y la de los datos corrientes que se dirige a la conciencia.
Memoria emotiva. Uno de los más grandes maestros de la actuación, Stanislavski, aconsejaba a sus alumnos sentir para recordar. A un alumno que debía representar un homicidio le aconsejó que recordara una mosca a la que odiaba al representar su rol de asesino.
Internet y el cerebro. MacLuhan advirtió que los medios de comunicación modifican el modo de pensar y actuar: que el medio es el mensaje. Analfabetismo funcional es saber leer y no leer las grandes obras. Creer que sólo se lee para informarse, es un mal propio de esta época. Los textos no utilitarios resultan superfluos. Internet se convirtió en una prótesis del cerebro y subordina al órgano pensante. Reduce la capacidad de introspección que antes avivaba la literatura.
No pienses en un elefante. Esta frase lo activa en la memoria, es lo primero en lo que se piensa. Las palabras no son inocentes, se enfrentan hasta con la voluntad. El pensamiento no es libre, repite guiones que ignoran hechos evidentes. Imagine una heladera blanca, un lavarropas blanco, una pared blanca ¿Qué bebe la vaca? No, no bebe leche, bebe agua.
Quien domina el lenguaje neuronal controla el debate. Si no quiere que el otro piense en el elefante no lo nombra. Pensar por patrones adapta la verdad a la creencia. El pensamiento lateral se escapa de eso, transgrede las ideas dominantes que marcan un pensamiento único. Si le piden que desagote una bañera con un balde o un vaso: ¿cómo lo haría? Evite la trampa. Quítele el tapón a la bañera.
Intoxicación tecnológica. Estímulos permanentes y simultáneos llevan a realizar varias tareas a la vez. Procrastinar es postergar tareas importantes. Es una señal que alerta sobre fallas que aparecen en el encuentro entre la inteligencia humana y la artificial. Si no usamos la memoria vivida, que incorpora el saber y la experiencia, nos hacemos dependientes. Un consejo de sentido común es hacer una sola tarea a la vez. Es así como está diseñado y como funciona mejor nuestro cerebro.
Un método para el cerebro. Hay técnicas que facilitan hacer más en menos tiempo, reducir el uso de fuerza bruta y aumentar la calidad. Estudiar muchas horas para compensar la falta de método lleva a perder competitividad. Es el pasaporte al burn out o cerebro quemado. Administrando bien el tiempo y la mente crece la productividad, una hora bien aprovechada vale por diez.
Lo que no se mide no se puede mejorar. (Bench marking) es compararse con los modelos de excelencia, neuróbica (entrenamiento neuronal) consiste en imitar al ideal, (brainstorming) son tormentas para crear ideas, (empowerment) es el poder interior que debe desbloquearse. Pareto descubrió la ley 80/20, según la cual el 20% de los factores provocan el 80% de los resultados. Aplicar la palanca de Arquímedes sobre los mínimos vitales potencia el rendimiento. La mejor inversión es educar, entrenar y saber usar los recursos vitales.
El test de Einstein. Hay que aprender a manejar la caja negra. El olvido es funcional para evitar la sobrecarga del sistema, aunque también puede impedir recuperar un recuerdo clave. En la curva del olvido la mayor pérdida se produce a las 8 horas del suceso. En los 30 días siguientes la pérdida es más leve. La clave es programar los repasos dentro de las 8 horas. Conviene diferenciar el repaso mecánico basado en la repetición, del activo, donde las huellas mnémicas se consolidan.
La prueba de fuego de Einstein era exponer su próxima conferencia a su abuelita. Si ella lo entendía quería decir que él lo sabía. Se nos juzga por lo que sabemos y por la forma de comunicar.
El mapa no es el territorio. El formato de la lengua es lineal, secuencial, articulado. Para entender hay que esperar hasta el final. La mente, por el contrario, parte de algo y salta a cualquier lado.
Un mapa mental al espejar su movimiento, permite acceder y modificar a la central eléctrica del pensamiento, que es el cerebro. Para leer o escuchar nos adaptamos a un orden lineal, pero la mente no debe ajustarse a ese formato: puedo convertirlo y traducirlo en un mapa mental.
El método de la cadena. En la escuela no se enseña a asociar lo nuevo con lo viejo, para que se evoquen mutuamente, ya sea por similitud o contraste, por cercanía o temporalidad. Para lograrlo, conviene activar asociaciones atractivas o aprovechar las involuntarias utilizando la analogía: «esto me recuerda a …». Asociando, relacionado, las huellas mnémicas se imprimen en las neuronas creando puentes entre los conceptos que residen el hemisferio izquierdo y las imágenes que se encuentran en el derecho. La memoria funciona mejor con el cerebro completo.
La memoria mecánica es un hardware unido por redes, pero la mente tiene que ver con la educación. El cuerpo y la mente esconden misterios. Se puede mejorar el rendimiento con gimnasia mental (meditación, visualización creativa, mnemotecnia, métodos de lectura veloz, desarrollo de la capacidad de expresión, aprender a aprender y a pensar).
La medicalización y la psicología de la mente. No se puede medicar a la mente, porque no es algo físico y el psicoanálisis es muy lento. Hay una vía rápida y efectiva que es la educación. Pero, pese al aporte de las neurociencias, la educación atrasa. No enseña los métodos para optimizar el aprendizaje y la fuerza bruta sigue siendo el método para estudiar y aprender. Vivimos en una sociedad que hace un culto de la información sin valorizar la formación. Creamos hábitos y luego ellos nos crean, y no es posible modificarlos con un programa de consejos útiles. Proponemos una revolución educativa: aprender a ser, aprender a aprender, aprender a hacer, aprender a convivir.
El espejo de la mente. La memoria tiene: 1) Entrada. 2) Retención. 3) Duración. 4) Recuperación. A veces funciona mejor que una PC, y en otras, no puede retener dos números de siete cifras.
Retenga este número: 901 – 0347. Ahora el: 795 – 2118. Intente evocarlos. Uno se habrá borrado. La paradoja es que si nos detenemos para retener no podemos recibir nueva información.
Lo importante es relacionar lo nuevo con lo viejo de manera tal que se evoquen mutuamente: “Esto me hace acordar que” El espejo mental son millones de neuronas interconectadas. Es como el back-up informático que resguarda la pérdida de información ante cualquier accidente.
La función primordial del cerebro es producir ideas. La educación enfatiza una memoria de enciclopedia, que no está pensada para pensar. La mentalidad práctica prioriza la experiencia para hacer más de lo mismo. Pero la experiencia se adquiere resolviendo problemas distintos.
Para ser sabio no basta con información, conocimientos y experiencia; hay que saber combinarlos. Producir inteligencia demanda combinar los recursos del universo de la experiencia: los hechos que pasan, los signos que los representan y las ideas que surgen del intercambio.
Hay un espejo interno que refleja los hechos, ya que no se pueden guardar en formato físico sino en neuronas y en cadenas neuronales. Se debe crear un espejo externo que lo represente y que pueda influir sobre él. Sin métodos el cerebro opera al azar y en piloto automático.
El exceso de información convierte el espejo en espejismo y altera el estado anímico. No es que perdimos la memoria sino que somos desbordados por un sinfín de claves, códigos o contraseñas.
Lo aprendido y sellado a fuego suele ganarle la pulseada a lo nuevo que incluso no es reconocido. La contraofensiva es seleccionar y jerarquizar aquello que es necesario recordar.
Neuróbica, la gimnasia mental. Otra alternativa es enviar a las neuronas al gimnasio. Existen rutinas de entrenamiento y recursos mnemotécnicos ¿Qué vale más: el capital previo con o la capacidad de incorporar lo nuevo?, ¿Desarrollar la capacidad o aprender reglas mnemotécnicas? Mientras la tecnología sube por el ascensor, el hombre desciende por la escalera. La información que crece exponencialmente mientras que su capacidad se mantiene constante o disminuye.
La prisa por resolver lleva a correr con mentalidad del bombero: a apagar el fuego sin averiguar la causa por la cual cada vez hay más incendios. En lugar de buscar la clave se recurre a la viveza (que incide sobre el efecto) en lugar de apelar a la inteligencia (que opera sobre la causa).
La escritura es el primer enemigo de la memoria cuando en lugar de recordar algo, se lo registra en la agenda. La vida nos examina continuamente y no tenemos los archivos a mano, porque vivimos anotando. El registro reemplaza a la memoria. Y google es nuestra biblioteca circulante.
No saber cómo funciona su cerebro. Sabe que lo lleva puesto pero no cómo optimizarlo. La eficacia tiene que ver con el resultado y la eficiencia con hacer las cosas bien. Hay que combinarlos. Cuando Sócrates dijo “conócete a ti mismo“, afirmó la importancia de adquirir un sentido de identidad. El hombre ya no se conoce y se mueve como una hoja arrastrada por el viento. El imperativo socrático, induce a escuchar la voz de la conciencia pero la educación no enseña a convertirse en el arquitecto creador del propio destino. Conocerse es desarrollar el potencial y adquirir una metodología que permita conseguirlo. El poder inteligente es querer con eficacia.
La persona de éxito utiliza memoria como la palanca de su crecimiento porque sabiendo lo que quiere, administra bien el tiempo y la mente, siente pasión por lo que hace y ejecuta con precisión lo que desea. Ha entrenado su mente, se ha capacitado para transformar su espíritu en materia.
Use el dibujo para recordar. Dibuje: OBEDECER – DESESPERACIÓN – TRIUNFO – VEJEZ
Los símbolos sociales. Los emblemas colectivos (banderas, sellos, escudos) tienen un especial anclaje del significante (símbolo) con su referente (cosa o persona). El símbolo de la lucha de las Madres de Plaza de Mayo, fue su pañuelo atado a la cabeza.
Palabras y signos dejan huellas poderosas. Víctor Hugo publicó Los Miserables y luego viajó. Quiso saber si el libro se vendía. Compró una tarjeta postal y escribió un signo: “?”. Su editor contestó con un signo ingenioso que no dio lugar a dudas ¿Qué dijo?: !
El anclaje es una técnica diseñada para acceder a nuestros mejores recursos o a los estados deseados cuando se los necesita. El reflejo condicionado es una forma de reacción que, por ejemplo, ante una comida apetitosa, nos hace salivar o con sólo hablar de comida, que se nos haga agua la boca.
Pavlov, vio que su perro al oír los pasos de quien traía la comida comienza a salivar. Se preguntó si el sonido de una campana podría provocarla. Repitió el sonido de la campana con la presentación de la comida. Con el sonido de la campana salivaba aunque no hubiera comida.
Muchas conductas se aprenden por condicionamiento, al descubrir que nuestros actos tienen consecuencias positivas o negativas, somos capaces de anticiparlas y modelar nuestra conducta. Podemos como Pavlov condicionarnos para mejorar nuestro rendimiento. Se trata de cambiar sentimientos negativos mediante estímulos seleccionados. En la vida el anclaje se instala por azar o impuesto desde afuera. Lo mejor que podemos hacer es desterrar los anclajes negativos y retener o generar los positivos. La técnica del anclaje consiste en observar o provocar el estado deseado, asociarlo a un estímulo, que una vez memorizado permitirá reproducirlo cuando se lo requiera.
Aprender a anclarse a los mejores momentos y a las mejores respuestas es aprender a obtener los recursos de una batería interna que se recarga con cada experiencia. Aprender a usar el cerebro es mucho mejor que dejarlo en piloto automático porque le podemos dar una dirección.
Cómo crear una huella. Cierre los ojos, vaya mentalmente hasta su casa, tome una cámara de fotos, fotografíe la primera ventana, luego la segunda, la tercera, si no tiene más ventanas visite alguna casa familiar y repita, fotografíe la cuarta, quinta. Vaya pegando cada foto que sacó al lado de la anterior. Ahora intente recordar cada foto pegada en la pared ¿Cómo le fue?
Aprender a representar implica sintetizar los elementos esenciales con un código abstracto-conceptual sostenido por la palabra y por otro concreto-sensorial apoyado en imágenes mentales. «Imaginar» significa «imitar lo real», lograr el máximo realismo al reconstruir en una imagen que integre la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto, sin olvidar al menos común de los sentidos.
Si la memoria es un sistema, hay que aprender a decodificar los estímulos del medio en huellas de fácil acceso, con la palabra y con la imagen. Sin la palabra para comprender un concepto tan sencillo como el de «piedra» necesitaríamos apelar a sus características: – dura, pesada, rugosa, etc.- y así el concepto perdería su unidad. Por otra parte, sin la imagen faltaría el soporte sensorial.
Conexiones de la memoria. Sin lectura la memoria se mantiene estática o limitada a la experiencia. Newton lo dijo, no soy un genio, estoy parado sobre las espaldas de gigantes. Al leer hay que organizar la información como un mapa que ordene los conceptos según su jerarquía y retenerlos con una película. Sin concentración no hay memoria y sin memoria no hay concentración.
La memoria es también la base de la oratoria. La adecuada disponibilidad de los recursos del saber organizado predispone al logro de los planes estratégicos que conjugan la creatividad con la capacidad de implementación. El capital intelectual, alojado entre las dos orejas, sirve al que sabe lo que quiere y logra armonizar sus conocimientos con sus deseos y sus planes.
La observación. Una multiplicidad de estímulos demanda atención. Por lo tanto, es necesario aprender a seleccionarlos y a evitar el automatismo perceptivo. Quien no sabe observar culpabiliza a la memoria cuando en realidad lo que falla es su capacidad de percepción.
Como se recuerda el 5% de lo que se escucha, el 20% de lo que se ve y el 90% de lo que se hace, es conveniente perfeccionar el registro con actos físicos, como por ejemplo, dibujar o fotografiar la situación, es decir aprender a transformar la percepción en acto.
Organización. La memoria requiere estabilidad para retener lo que sabe y cambio para incorporar lo nuevo que se aprende a partir de lo viejo. La comprensión es la mejor herramienta de la memoria y el aprendizaje es el cambio que se produce en ella cuando se incorpora una novedad.
Tipos de Memoria. La memoria episódica, registra los sucesos, la sensación de tiempo y espacio. La memoria semántica almacena los significados. Es un diccionario ancestral de patrones propios y heredades. Toda realidad vivida es interpretada. Para el cerebro la interpretación vale como suceso. También existen las memorias de procedimiento, son aquellas que permiten respuestas en piloto automático. Las memorias de miedo y de placer son las que hacen evitar o repetir ciertas conductas.
Para evitar que la memoria se cargue de basura hay que decidir qué se quiere registrar. La mejor forma es integrarlo a una red neuronal a través del sistema de conexión que tienen las neuronas.
Cómo se organiza la memoria. La Memoria Sensorial (MS) es la del instante, es aquella que permite seguir atendiendo. Esa memoria traslada lo que atiende a la Memoria de Corto Plazo (MCP), es la del mozo en el restaurant, que retiene tan solo por un minuto. La MCP tiene límites de duración y cantidad y es la que envía la información a la Memoria de Largo Plazo (MLP).
Si en la lectura o en la escucha nos detenemos para recordar, perderemos el progreso del relato.
La mejor forma de conectarla es dirigir la atención hacia lo importante. Así, la MLP auto-organiza la información como en una película que se recuerda sin realizar esfuerzo alguno.
Tipo de memoria | MS | MCP | MLP |
Características | Fugaz | Breve | Permanente |
Técnica | Concentración | Comprensión | encadenamiento |
Funciones | sensorial | Observación | Almacenamiento recuperación |
Algunos hacen un arte del subrayado, como si marcando el texto en colores estuvieran creando una huella indeleble en el cerebro. Pero al detenerse se traba el proceso de autoelaboración. Es como si en una película le pidiéramos al operador que repita un pasaje para retenerlo mejor.
Buen olfato. Se dice que alguien con buen olfato es inteligente, pero el hombre al ponerse de pie, se alejó de la tierra, desarrolló el intelecto pero perdió el buen olfato de su pasado como animal.
«En búsqueda del tiempo perdido» es la novela de Proust que nació al mojar un biscocho en una taza de té. El olor y el aroma lo llevaron al pasado. Un estímulo, parecido a la realidad que representa, lo hizo acceder a recuerdos inaccesibles para su conciencia. El olfato es el detective del cerebro, genera pistas, reconoce peligros, detecta un alimento en mal estado o una pérdida de gas.
Un mundo de sensaciones. La realidad es interpretación. Esta construcción cerebral explica la potencia de los placebos que curan y los nocebos que enferman. El cerebro tiene la capacidad autosugestiva de convertir en acto lo que acepta. Si se convence los datos no los tiene en cuenta. En la hipnosis la sugestión invalida la realidad. Lo que imagina diferente, es diferente para él.
Perdimos el olfato. Vemos al mundo con ojos y oídos sordos al olor, como si fuera algo vergonzoso. Sin embargo el olor tiene poder: la bocanada de tabaco de una pipa, una fragancia; evocan de inmediato recuerdos. Escritores y artistas se maravillaron de su calidad y persistencia. Para Proust no fue la vista del biscocho lo importante. «Cuando nada más subsiste del pasado, después que la gente ha muerto, después que las cosas se han roto y desparramado, el perfume y el sabor de las cosas permanecen en equilibrio mucho tiempo, como almas resistiendo tenazmente, en pequeñas y casi impalpables gotas de su esencia, en el inmenso edificio de la memoria».
Dr. Horacio Krell, CEO de Ilvem. Consultas a [email protected]