Una buena idea es la que logra superar la brecha entre donde estás y donde querrías estar. La fórmula para generar ideas es un secreto bien guardado en el cerebro pero que se puede enseñar y aprender. Hay un principio rector: si haces lo que amas te guía a tener éxito en lo que haces. Es como cuando vuelas en avión: confías en lo que no puedes ver. Las ideas son un trampolín para arribar a donde quieres llegar.
En la era de la velocidad las ideas se necesitan para ayer. La actitud que se concentra en las urgencias se denomina «mentalidad de bombero». El que convive con lo urgente está condenado a atender siempre emergencias. ¿Cuál es la falla principal? La falta de internalización de las prioridades, poder organizarlas y saber cómo llevarlas a la práctica.
El «dominador del tiempo», en cambio, es el que transita habitualmente por lo importante y no por lo urgente: cuida las relaciones, se capacita, descubre oportunidades, planifica. Es más conveniente trabajar por oportunidades que resolviendo problemas. Así se evita la crisis antes de que ésta se produzca. El dominador del tiempo tiene en una mano el reloj para administrar y en la otra la brújula para orientar el rumbo
El futuro no puede conocerse, será diferente a lo que existe hoy y a lo que creemos que será. Como no existe debemos inventarlo. El legendario jugador de hockey sobre hielo Wayne Gretzky dijo: “La mayoría de los jugadores patinan hacia donde está el disco, yo patino hacia donde el disco va a estar”. Esta es la diferencia entre la suerte y la previsión.
Si bien no sabemos qué es lo que va a pasar, sí podemos plantear escenarios alternativos y tener estudiada la reacción ante cada uno de ellos. De este modo el futuro nunca nos tomará de sorpresa.
También es necesario desarrollar la empatía que es la capacidad de saber cómo el otro piensa y siente. En 1854 surgió una competencia inesperada para los libreros, fue la biblioteca gratuita financiada por el gobierno y abierta para todos con todos los libros editados. Los libreros vendían libros caros que una vez leídos no había nada que hacer con ellos. Pero las bibliotecas no destruyeron a las librerías. El libro le brindó al lector conocimientos que anunciaban que era una persona informada y educada. Hay que escuchar y observar con empatía para entender al otro.
Otra cuestión importante es detectar las tendencias y mirar el negocio con los ojos del consumidor.
Eso hizo Ted Tyler cuando predijo que los compradores de lechuga no compran lechuga sino ensalada y creó el exitoso Fresh Express. Para eso combinó los recursos de su empresa de otro modo. Lavó la lechuga, la cortó, le agregó aderezo y la envasó, dándole vida útil por varios días.
Otro aspecto a considerar es el error y el éxito obtenido antes en situaciones parecidas. Se trata de aprender del pasado.
Las ideas precisan un sistema organizativo. En caso contrario las ideas que están en la base de la pirámide nunca llegan a la cima. De 100 ideas generadas sólo una se hace realidad. Para lograr que las mejores ideas triunfen hay que crear un medio donde se cultiven con independencia de quien sea el que se le ocurre. Muchas ideas no llegan a la conciencia de uno mismo o tampoco a los que deciden en una organización.
Son tres las barreras que traban el ascenso de una idea por la escalera del éxito. Secuestrarla e impedir que suba. En una organización suele ser alguien al que nunca se le ocurre nada y que la roba para asegurarse su posición. Otro impedimento es la negociación de la idea a medida que esta sube por la escalera. Así se le va quitando su sabor original. La tercera causa es que la idea sea vista como una amenaza para alguien que cree que le puede hacer perder su puesto de mando.
Crear el medio para que las ideas progresen. El freno de la creatividad es el autoritarismo, el creerse dueño de la verdad. Así se destruye el talento que surge de la colaboración. No hay que ponerles filtros sino lograr que fluyan a través del clásico buzón de sugerencias o del moderno web storming . Los líderes deben recibir las ideas vengan de donde vengan. Nunca deben perder el contacto con su gente ni con los clientes.
Una vez que uno es nombrado gerente suele alejarse de la gente. Empieza a manejarse con informes y estadísticas. Hay que premiar a los creadores de las buenas ideas. Son el combustible de cualquier empresa exitosa. Pero sin equipo de gestión la idea puede ser una abstracción. Lo malo es querer hacer todo solo, que el medio favorezca la victoria individual al logro colectivo. Así la gente secuestra o mata las ideas.
Reconocimiento diario. Hay que elogiar a los que brindan sugerencias dentro de la organización. Las buenas noticias se deben informar.
Encontrar algo bueno de qué hablar. Dos niños gemelos estaban siempre uno deprimido y el otro alegre. Un psiquiatra aconseja emparejar su estado anímico. Al deprimido los padres deben ponerlo en un ambiente agradable, lleno de juguetes. Y al alegre en un ambiente lleno de estiércol. Al rato el deprimido seguía deprimido y el alegre jugaba diciendo que debajo de toda esta mierda tiene que haber un poni por aquí.
Los directivos deben crear la actitud de que la gente encuentre el poni debajo de los problemas. Para eso hay que poner el ego al costado, buscar las ideas donde estén, que todos puedan opinar y ser escuchados, tener contacto con los colaboradores y con los clientes y premiar a las buenas ideas y a los equipos que las concreten. Deben descubrir el poni y hacerlo pasear por toda la empresa para que todos los vean.
Las decisiones rápidas. La tendencia de la sociedad es hacia la repetición. En los pliegues del presente aparece una y otra vez el déjà vu. Es la sensación de que esto ya se vivió y sin embargo vuelve a sacudirla con tormentas. Pero esto no es producto de las circunstancias. Es la consecuencia de políticas erradas que asombran por su sistematicidad. Antes el pez grande se comía al pez chico. Hoy el pez chico va tan rápido que el grande no lo puede alcanzar. Para tomar decisiones rápidas es necesario contar con principios rectores. En los principios se debe basar la acción y son rectores cuando indican el camino a seguir. Un problema es por definición algo nuevo y por lo tanto no puede ser resuelto sólo con la memoria. Para resolver problemas se necesitan generar buenas ideas y para eso hay que aprender a fabricarlas.
La cultura del ejemplo. Cuando las palabras no se convierten en hechos se recitan frases hechas. Lo que el líder trasmite viene de cómo vive no de lo que dice. Si aconseja recetas que no aplica es probable que su mensaje no sea creíble. Si en cambio hace lo que dice y comparte su experiencia, eso resultará evidente para todos. Si sólo produce relatos divertidos o cuenta historias interesantes no transmite mensajes de fondo. Compartiendo principios rectores logrará mejorar el clima de la organización. O bien es parte de la solución o produce el efecto contrario y es parte del problema. Esa es su elección y su responsabilidad.
Deja que entre el sol. La energía solar es un recurso renovable. Joshua Bell es un gran violinista. Una vez tocó de incógnito en el oscuro metro de Whasington recaudando solamente U$S 32 con su Stradivarius que le costó U$S 4 millones. Esto lleva a reflexionar que quizá el talento esté en el lugar equivocado, ante la indiferencia de quienes sólo pueden ver el sol en el escenario.
Muchas veces el veredicto de esa audiencia no es lo importante. No cambies tu música, cambia de escenario, deja que entre el sol por el reflejo de las nuevas ideas. Permite que ganen las mejores. Para eso recuerda que futuro está sentado en el banco de la escuela.
¿Cuánto hace que tu cerebro no produce una idea ganadora? En este video podrás ver como lo hacen los triunfadores.
Dr. Horacio Krell Ceo de Ilvem, entidad dedicada a la educación de la inteligencia. Mail de contacto: [email protected]