El capital social personal es la suma de las relaciones. No todo vínculo es positivo, la cantidad no hace la calidad.
Inteligencia relacional es la capacidad de establecer relaciones sólidas y de confianza, a pesar las diferencias, donde prevalezca la buena fe, para alcanzar metas.
También los vínculos terminan y hay que salir adelante si nos alejamos de alguien querido.
Hay ausencias que frenan, deteniendo las decisiones y por ende la capacidad de acción. Transitar ese momento es importante, pero no suficiente. Es necesario mirarlo desde otro lugar. La clave no es buscar la respuesta sino entender cuál era el problema. Esa pregunta cargada de angustia, señala que se perdió algo valioso. La clave es diferenciar qué se siente que se perdió. ¿Se desea volver con esa persona o a ese trabajo? ¿O es volver a lo que representaban para uno? A veces no es al otro al que se extraña, sino a lo que uno creía. ¿Qué historia se había inventado sobre ese vínculo? ¿Qué atributos se atribuían a esa persona, que en verdad no tenía?»
Si la inmersión en una relación laboral o sentimental, se la ve como un categórico error, es importante saber que somos el producto de lo que fuimos y de lo que nos pasó.
La inteligencia relacional incluye a la emocional
La capacidad de relacionarse bien y sanamente con el entorno es clave para lograr objetivos y caminar en paz por la vida.
La RQ es la que aprendió de lo sufrido en una relación, y tenerlo como parámetro de lo que no se debe tolerar. Algunas experiencias guardadas en la memoria emocional, sirven, no para torturarse, sino como alarmas en relaciones donde uno puede llegar a resultar herido.
Una segunda oportunidad sin cambiar de actitud es un seguro de segundo fracaso. Cada paso debe acercar a una versión más genuina de uno mismo, donde lo que pasó no era lo que uno quería, sino un mal necesario. En una disyuntiva vital, hay que saber lo se quiere. Porque demasiada ansiedad por tener o angustia por perder, debe encender el radar para el cálculo.
La RQ en las empresas
Además del IQ (Coeficiente Intelectual), existen otras inteligencias. La emocional permite reconocer y administrar las emociones e incluye la inteligencia generacional para entender y relacionarse a través de las distintas visiones generacionales.
La calidad de las relaciones que uno tiene determina la calidad de la vida individual.
Mientras más avanza la tecnología y la inteligencia artificial más importan las habilidades blandas o humanas que son las que nos distinguen de las máquinas. Comunicación efectiva, rapport y confianza con el otro son necesarias para generar relaciones colaborativas que llevan a solucionar problemas a través del pensamiento crítico, la creatividad y la innovación.
Un equipo integrado genera mejores respuestas que el más inteligente de sus miembros solo.
Por eso saber relacionarse y construir relaciones valiosas es fundamental. Una baja RQ afecta la integración y los resultados de un equipo. Genera problemas de comunicación e interacción, relaciones tensas, desconfianza y conflicto, falta de motivación y de compromiso. La RQ engloba la Inteligencia emocional y a la generacional y va más lejos. Se puede tener Inteligencia Emocional sin poseer RQ. Pero la Inteligencia emocional es vital en la RQ.
En ella se observa una comunicación efectiva y respetuosa y una seguridad psicológica que permite mostrarse como uno es y hasta equivocarse sin temor a represalias. Parte de aceptar que somos distintos, de entender las diferencias y de no verlas como amenazas sino como ventajas. Es la clave para fomentar una cultura de inclusión. La RQ aporta los siguientes beneficios:
Genera autoconocimiento y la identificación de fortalezas innatas y potenciales áreas a desarrollar para lograr el equilibrio y mejorar el desempeño.
Permite entender mejor a los demás con sus diferencias y optimiza la comunicación.
Mejora las relaciones de trabajo y desarrolla el liderazgo.
Integra equipos auto-gestionados de alto rendimiento.
Solidifica las relaciones con clientes y colaboradores para promover el logro de objetivos.
Incrementa el compromiso, la colaboración y la sinergia.
Mejora el clima social, la cultura grupal y los resultados.
Cómo desarrollar la RQ
Hay que enfocar primero el auto-conocimiento para validar las fortalezas, así como identificar también los puntos ciegos. Los mismos tienden a activarse bajo presión. Sin conocerlos suelen irrumpir y provocar reacciones destructivas.
En segundo lugar hay distintas maneras de ver e interpretar el mundo. Una cosa es la realidad y otra distinta es la percepción.
El buen observador detecta cosas que otros no pueden ver.
Los hábitos determinan la percepción y entender el origen y respetar las diferencias es el camino más fácil, rápido para establecer interacciones productivas y relaciones de calidad.
Las personas con RQ son especialistas en conocer a las personas y una característica típica está en que pueden anticipar cuáles serán sus reacciones. Por eso son mejores comunicadores y motivadores y pueden ejercer mayor influencia. RQ es predictiva del éxito a nivel personal y laboral. Lo bueno es que es una habilidad que se puede desarrollar.
La inteligencia relacional en la pandemia
Una forma inteligente de equilibrar las necesidades de la salud mental con la seguridad física es crear «burbujas» de cuarentena, en las que 2 o 3 familias socializan entre sí, pasan un tiempo juntas, sin tener en cuenta el distanciamiento social, durante el tiempo que pasan juntas.
Todos necesitamos el contacto social y sufrimos si no lo tenemos y precisamos formas de socializar seguras, como en la educación sexual se enseña a tener sexo seguro. La realidad es que lo infalible es no tener sexo. Lo ideal es quedarse en casa pero eso no es sostenible.
El sentido de las burbujas
Si la familia se sostiene con reuniones virtuales, eso es lo mejor. Otra opción es acordar citas manteniendo una sana distancia social, permanecen a dos metros de distancia y usan barbijos. Es difícil mantener la distancia entre niños cuando juegan.
Pueden calcular la distancia, pero lo complicado es su control inhibitorio de los impulsos.
El control inhibitorio no se desarrolla completamente hasta la adolescencia.
Si un niño de cinco años realmente quiere luchar contra su amigo hasta rodar por el piso, será difícil para él sofocar ese impulso tras un concepto abstracto como el distanciamiento social. Y debido a que la memoria de trabajo de los niños es pobre, es posible que no recuerden la regla. Hay que supervisar a los niños y estar listo para intervenir cuando se acerquen demasiado.
Las citas para jugar con distanciamiento social pueden funcionar bien si hay barreras físicas, como cercas, para mantenerlos separados ¿Pero qué tan seguros son este tipo de escenarios?
Pasar una hora a dos metros de distancia es arriesgado, debido a que pueden intercambiar microbios por medio del aire que comparten. Las burbujas elegidas con cuidado pueden ser más seguras que las citas para jugar a distancia, sobre todo si hay niños pequeños.
Elegir la familia amiga para una burbuja
Primero se debe elegir. Para minimizar el riesgo de contagio es necesario que la otra familia sea tan cuidadosa como la suya, que se quede en casa, que se cubra el rostro en lugares públicos y que no socialice en extremo. Si está cuidando a su vecino y o los chicos juegan con sus primos, podría comenzar una cadena de infecciones. La idea es crear un círculo cerrado. Que los miembros no tengan contacto con personas de afuera.
Hay que hallar una familia con bajo riesgo de complicaciones. Asegurarse que entiendan y se sientan cómodos con evitar riesgos. Cuánto más pequeña sea la burbuja, mejor: las de dos familias son ideales. Cada persona adicional añade más riesgo para todos los demás.
Mantener el tamaño de la burbuja es la clave para minimizar el riesgo. Elegir una familia en cuyo criterio se confíe para tomar decisiones inteligentes. Elegir una familia que enriquezca, que los niños se lleven bien, que se caigan bien los padres, que puedan hacer cosas divertidas. También podrían formar burbuja familias distintas para que puedan aprender unas de otras. Que el resultado sea superior a la suma de sus partes, hará que la experiencia sea sostenible.
Cómo negociar
Tendrán conversaciones incómodas. La otra familia podría no querer formar una burbuja, la elección es mutua. Deberán hablar de detalles de su vida privada.
Reunirse antes implica que no existirán resentimientos si una familia decide no seguir adelante. Es una época muy difícil y lo importante es que sigan siendo amigos. Hablarán sobre sus expectativas y compartirán detalles sobre su vida diaria y las precauciones que toman. El objetivo es determinar si se parecen en cómo la abordan y en lo que buscan. El riesgo es tan alto como el del individuo que por su actividad tenga el mayor riesgo de contraer el virus.
También se discuten los límites del compromiso. Si comenzar con un período de prueba y luego verificar cómo van las cosas. Es posible hacer una burbuja durante un tiempo y luego cambiar de familia; después una cuarentena para asegurarse de que nadie esté infectado.
La idea de la burbuja requiere establecer algunas reglas firmes. ¿Qué actividades son aceptables y cuáles no? ¿Qué podría constituir una pausa (como visitar al médico).
Cuanta más comunicación se tenga de antemano sobre los diversos escenarios y cómo podrían desarrollarse, más fácil será abordar esas situaciones conforme surjan. Siempre pueden pausar las reuniones durante dos semanas mientras la familia expuesta entra en cuarentena. Crear una burbuja no va a ser fácil porque no estamos acostumbrados a sortear incertidumbres y a usar reglas extrañas y rígidas con otras familias. Aun así, para algunas familias, las burbujas podrían ser una forma de cuidar la salud mental mientras tratan de mantenerse a salvo.
RQ: Nadie es una isla
Volviendo a la realidad, más allá de la pandemia, cada persona está en relación con una gran red de sistemas complejos como familias, empresas y comunidades. Sistemas que se comportan como una tela de araña. Si se toca un hilo, impacta a toda la estructura. Es un poder y al mismo tiempo un responsabilidad individual. La RQ ayuda a navegar por el océano de relaciones generando la capacidad de reinterpretar la experiencia, como una expresión, como una voz que proviene de una entidad con vida propia: la relación.
Desarrollarla y medirla con las expresiones y comunicaciones de los grupos, permite ver que las interacciones se convierten en voces del equipo. Declaraciones que se percibían como opiniones personales, ahora se las ve como información sobre necesidades y el estado del sistema.
¿Y la experiencia es personal?
Existe, por supuesto, y a la vez pertenece al sistema, equipo y organización de la que se forma parte. La relación misma, se manifiesta y se comunica a través de cada uno, y se revela a través de la interacción. La RQ hace a cada miembro, escuchar, sentir y ser más consciente de lo que está necesitando o está intentando que ocurra, para actuar en consecuencia y llevar a cabo acciones alineadas con la meta. Ayuda a clarificar si lo hecho o desecho acerca o aleja del resultado o de la relación con el equipo que queremos formar.
La RQ facilita que la relación alcance su mayor potencial. Su desarrollo nos ayuda a enfocarnos en el sistema, en el tejido de tela de araña como un todo. Permite prestar atención y revelar lo que impulsa y motiva -a la relación-, los roles que requiere para funcionar -el equipo-, las condiciones que nutren a -una organización- y el clima que hace florecer a -una comunidad o familia-; permite acceder a información relevante sobre las fortalezas sobre las que va crecer y qué está necesitando para alcanzar todo su potencial. Al aceptar la presencia y la inteligencia de los «sistemas humanos relacionales» (una pareja, organización, equipo, comunidad) como una entidad única, la atención se desplaza de los individuos al sistema como un todo.
Hacerlo abre los ojos, lleva a entender, apreciar e indagar las dimensiones funcionales de toda relación (Inteligencia, Geografía, Trayectoria) y los niveles de Realidad (Esencia, Sueño, Consenso) en los que vive, y acceder a la experiencia, sabiduría, sueños y recursos disponibles.
El cerebro de la RQ
Un equipo con alta RQ combina personas con dominancias cerebrales distintas. Las personas con un lóbulo derecho predominante tienen las mejores ideas. En los que sobresale el izquierdo son analíticas, saben elegir las mejores. Las personas con un lóbulo basal izquierdo desarrollado no tienen ideas ni saben analizarlas, pero sí las ejecutan a la perfección. Quien se destaca por su lóbulo basal derecho es alguien que le cae bien a todo el mundo. Para formar un equipo con alta RQ hay que reunir la diversidad.
Si todos fueran creativos nadie haría el trabajo. Se necesitan creativos generando ideas, analíticos que elijan las mejores, ejecutores que realicen los productos y socializadores que comercialicen los que el grupo produce.
La tecnología juega un papel predominante con la inteligencia artificial. El programa de afiliados ha convertido en realidad la idea de Toffler, quien anticipó que los clientes se convertirían en prosumidores, o socios de las empresas. Con esta tecnología, recomendando a sus relaciones los productos que consumen, reciben un ingreso proporcionado por la empresa.
La RQ es una destreza blanda del cerebro que, con el aporte de la tecnología, se convirtió en una industria pesada para aprender a llevar las ideas a la práctica. El capital social es un recurso muy importante. Se puede aprovechar para desarrollar ideas propias o con alianzas estratégicas con productos de terceros. Para eso existen las fábricas de ideas y de relaciones productivas.
La RQ es un recurso que tienen todas las personas, sólo hay que ponerlo a trabajar.