Desde diversas perspectivas, la expresión “no” utilizada convenientemente, en vez de cerrar, abre puertas.
Funciona así porque muchas personas han sido educadas para congraciarse con la opinión de los demás, aunque esto les represente postergarse y quedarse en un segundo plano de su existencia. Debes saber desde ya que estos son signos de violencia y de sometimiento.
El “no” asertivo, bien dicho en el momento apropiado, abre un universo de posibilidades, más allá de que las personas teman decirlo con toda claridad.
Repasando los motivos por los que muchos no apliquen convenientemente el no:
- Tienen miedo a ser juzgados por los demás.
- Les parece que los demás se enfadarán y alejarán.
- En su fantasía, piensan que es mejor decir siempre que sí, aún a costa de su propia voluntad.
- Quieren agradar.
- En un sentido profundo, buscan complacer para recibir algo a cambio: se llama aprobación del otro. Se llama recibir un resto de amor. Parece difícil de entender, aunque así funciona.
Las personas débiles han sido entrenadas para buscar la aprobación de los otros. Es el caso de quienes no tienen opinión propia, o los que dejan que los otros elijan por ello desde lo más simple -como qué ordenar en un restaurante- hasta temas profundos e invalidantes -como cuándo y quién decide sobre la felicidad en cualquier tipo relación, por citar un ejemplo recurrente-.
Este mecanismo inconsciente vuelve en contra su verdadera esencia, que es la libertad. Es que, de tanto decir que sí -incluso yendo en contra suya- han construido unos lazos fuertes como cadenas que los atan a otros y a las circunstancias.
De adultos, estas cadenas los inmovilizan y retienen en un punto donde muchas veces ya no pueden soltarse tan fácilmente.
Será necesario que encaren un trabajo profundo, de autoconsciencia y auto valoración.
Tantos años de dar y de entregarse por completo a otros, incluso sin desearlo, los han convertido en pálidos reflejos de quien soñaban ser.
Muchas personas se despersonalizan queriendo cumplir y satisfacer a los demás, y allí se deteriora su estructura psíquica, cayendo en patrones de conmiseración, sufrimiento innecesario y dependencia en extremo.
La manipulación de otros hacia ellos -por citar un ejemplo- es una de las formas perniciosas que suele acarrear la imposibilidad de decir que no en forma asertiva.
Una vez que se desanda ese comportamiento aprendido tan dañino, la persona aprende a fortalecerse desde un nuevo Yo, conectado con su Ser, que es su parte interna de mayor integridad individual. Con esta nueva estructura psíquica, ahora más equilibrada, recién podrá empezar a experimentar un atisbo de mayor libertad y plenitud en la vida.
El “no” te favorece
Hay otras circunstancias en que el no favorece en el desarrollo y la ejecución de aspectos operativos de la vida.
Por ejemplo, en la expresión de opiniones, para evitar ser manipulado por los demás o ser llevado de narices por las masas, el gobierno, la política u otros, debido a que, si la persona es débil, se encuentra en inferioridad de condiciones para tomar sus propias elecciones y decisiones.
Este es uno de los principios por los que, a modo de ejemplo, cualquier movida de tipo populista evita que las personas piensen y tomen sus decisiones, ya que, de hacerlo, se rompe ese sistema.
Independientemente de la opinión de cada persona, siempre es necesario estimular que lo haga desde una toma de consciencia profunda, individual y que haga sentido. Esto implica no dejarse arrastrar por otros que lo único que querrán, es controlar voluntades.
Aquí van cinco ejemplos concretos de cómo favorece el no, aplicado en forma asertiva:
1. En relaciones de pareja: nadie está obligado a hacer lo que no quiere. Esto implicara delimitar las cosas para no sentirse vulnerado en sus derechos más íntimos.
2. En negociaciones de cualquier tipo: nadie está obligado a expedirse en su propia contra, por más manipulación emocional y psicológica que quiera ejercer la otra parte.
3. En el éxito de los negocios: está comprobado que decir que no cuando las condiciones que se presentan van en contra del mínimo aceptable, es lo que fortalece tu posición para obtener algo mejor, en esta o cualquier otra circunstancia. En muchos países se acostumbra, por ejemplo, al regateo de precios y honorarios. Si es tu caso, y mantienes un no asertivo, es posible dar la vuelta de ese intento de manipulación espurio, para fortalecer tu autoestima y valoración. Siendo más claros: cuantas más veces digas que no, paulatinamente mejora tu posición.
4. En la tergiversación de ideas y opiniones: una buena forma de fortalecerte es mantenerte fiel a tus principios, y no dejar que otros intenten llevar agua para su molino. Esto puede ser desafiante si has vivido satisfaciendo los deseos de otros. Con un trabajo paulatino, reforzarás tu Yo interno, y podrás expresar más claramente lo que quieres, poniendo límites.
5. En el trabajo y cualquier otra relación social: el espíritu de co-creación de las cosas incluye varias partes. Como eres una de ellas, necesitas abogar por reglas claras desde el principio. Es frecuente el cambio de las consignas sobre la marcha, y, si no estás con claridad para fijar tus parámetros y límites, éstos pueden llevarte a situaciones no deseadas.
Paso a paso
Para empezar a funcionar de manera distinta será necesario que experimentes paulatinamente con cambios pequeños, casi microscópicos, y que los sostengas en el tiempo. Necesitas fortalecer tu estructura interna, y esto se logra practicando continuamente. Esfuérzate por tomar tus propias decisiones; toma posturas cada vez sobre cosas mayores; elimina el sí en automático de tu conducta frecuente; verbaliza lo que sientes en cada momento: no lo postergues ni guardes. Pon freno a quienes quieran abusar o elegir por ti.
Se trata de ti. Se trata de tu vida, tus valores, tus elecciones, aunque sean inconscientes. Eso es indelegable, aunque hayas vivido toda tu vida en la forma contraria a lo que querías, entregando a otro parte de tu libertad.