Si te precias de ser un individuo inteligente debes asociarte con personas que sean más inteligentes que ti. Tanto si eres un profesional o diriges una empresa debe montar un sistema de alianzas estratégicas múltiples mediante acuerdos de confidencialidad.
Recursos externos. ¿Cuentas con ellos o vives tu visa como si no existiesen? ¿Qué te pasa con pedir ayuda? ¿Por qué se te hace tan difícil? ¿Qué conversación interna se esconde detrás del querer hacer todo solo? ¿Qué miedos aparecen al poder contar con los demás? ¿Temes que te digan que no o tener que devolverles favores? Te educaron para la autosuficiencia pero hoy se trabaja en equipo. Lograr las cosas solo muy pocas veces se consigue. Por eso te convendrá apoyar tus metas con los recursos externos que tienes o que puedes crear.
El precio de un tornillo. Un ingeniero arregla una computadora que valía u$s12 millones. Oprime unas teclas, saca un destornillador, aprieta un tornillo y comprueba que funciona. El presidente de la compañía quiere pagarle. Son u$s 1.000 ¿Mil por un rato de trabajo? ¿Por apretar un tornillo? Se los pagaré si me lo justifica. Al día siguiente, el presidente recibió la factura, sacudió la cabeza y procedió a pagarla en el acto, sin chistar. La factura decía: Detalle de servicios:1. Apretar un tornillo…1 dólar. 2. Saber que tornillo apretar… 999 dólares.
Vivimos en sociedad del conocimiento por eso es necesario saber dónde ubicarlo porque el saber está cada vez más especializado.
La economía del conocimiento invierte en capital humano y social, y fomenta la innovación. Se basa en crear nuevos activos intelectuales intangibles que potencian el valor de lo que ofreces y que se materializa en un valor agregado que es sinónimo de conocimiento aplicado.
El puente de plata desde el subdesarrollo al desarrollo es el conocimiento, y gestionarlo consiste en convertir el saber en innovación.
Es inapropiado enfatizar lo negativo en vez de iluminar el potencial de lo que un ser humano es capaz de hacer. Para eso se precisa una educación inclusiva y una comunidad que no niegue ni rechace las diferencias y apuntale la autonomía, la autodeterminación y la inclusión. No debe centrarse en las etiquetas, sino en privilegiar la planificación centrada en la persona y en sus posibilidades de desarrollo
Sácate la máscara. Tu personalidad es la máscara que usas para relacionarte e interactuar con los demás. Es como la ropa, la necesitas para no salir desnudo. Luego crees que eres eso que fuiste creando y ya no puedes ver lo que quedó en la sombra. Así reduces tu verdadero Yo a tu falso Ego. Intenta distinguir tus deseos egocéntricos de los genuinos, halla el punto de unión donde convergen lo consciente y lo inconsciente.
Mientras niegues la sombra tu Ego seguirá inflándose. Por eso descubre tu verdadero Yo.
Inteligencia vocacional. No existen vientos favorables para quien no sabe a dónde quiere arribar. El deseo de apropiarse de uno mismo confronta con la presión social para ser lo que otros quieren que seamos. El sujeto sujetado se cree libre sin advertir que ha sido creado desde afuera y que su interés no es propio sino que responde a intereses ajenos. El mandato social exige decidirse. No se puede no elegir.
Tampoco es fácil definir qué significa estudiar algo ¿Es buscar el sentido el sentido de la vida o adecuarse a un rol laboral? No se puede dejar de estudiar, pero el sentido excede a las opciones que se presentan. Al terminar la escuela la secundaria se define el futuro. La presión social presiona a quien no sabe qué estudiar y lo etiqueta como que sufre una crisis de identidad, como si la identidad no fuese un estado de crisis permanente.
El ser no es algo definitivo: lo que estudio no define lo que soy. O sea, no soy lo que estudio. Soy muchas cosas que se desean y el Yo es un campo de batalla entre diferentes fragmentos en conflicto pero ninguno debe imponerse como único. No se pueden disociar la vocación y la profesión ni tener tan claro que uno no se dedica a lo que se supone que uno quiere. Se pueden hacer muchas cosas al mismo tiempo: el tema es cómo. Si en lugar de hacer lo que nos gusta, usando la brújula interior nos ajustamos a hacer lo que nos vende la sociedad de consumo, que nos ofrece un radar para que imitemos a los ricos y famosos, no somos ciudadanos sino consumidores. Si la sociedad genera individuos que no hacen lo que quieren, rebaja tanto su productividad social como su rendimiento personal.
La mirada más conservadora busca sostener que las profesiones existentes expresan la totalidad de las vocaciones posibles. La mirada más revolucionaria sigue convencida de que toda vocación encontrará su cauce. Hay que elegir lo que se quiere, lo anormal es hacer algo en lo que no se cree. La vocación natural no debe subordinarse a las perspectivas laborales. Hay que respetar y no anular la genuina vocación.
Elegir la carrera universitaria es la gran decisión que debe tomar el adolescente cuando concluyen la escuela secundaria. Influye en la elección su nivel de preparación, sin eso el campo de elección se reduce a las “carreras “fáciles”. El futuro universitario está íntimamente ligado a la evolución socioeconómica de las naciones. Hoy prosperan las naciones que capacitan a sus universitarios, el siglo XXI es el siglo de la universidad, como el XX fue el de la escuela secundaria y el XIX de la primaria. No serán los recursos naturales los que atraen inversiones, sino el capital humano. Los países que lideran el crecimiento económico tienen una elevada participación de graduados en carreras científicas y tecnológicas. Pero este dato debe ser resaltado y conocido por el adolescente que busca escoger una carrera con una buena salida laboral.
Inteligencia social. Las diferencias individuales producen una ventaja social importante, ya que la sinergia que genera produce un todo superior a la simple sumatoria de las partes. Es importante que en las organizaciones enseñen los que saben y que los que ignoran aprendan Todos somos conocedores en ciertos temas e ignorantes en otros. La teoría de las inteligencias múltiple afirma que todos tenemos un talento especial.
El conocimiento es el único recurso que crece si se lo comparte. En actitud de enseñar y aprender el cerebro mejora al expandir las redes neuronales y al practicar refuerza la memoria enseñando lo que sabe.
Compararse con los mejores. Hay que gestionar el conocimiento considerando lo qué hacen los equipos exitosos y aprender de ellos. El problema es cómo ubicar dónde se encuentran esos recursos o personas que poseen distintos tipos y niveles de conocimiento.
Un error común es generar contextos internos competitivos donde cada uno recibe beneficios por su desempeño individual. Así no tiene interés en compartir su saber ya que estaría creando competidores y disminuiría sus ganancias. Entonces dedican su tiempo a trabajar en lo suyo, sin ayudar a que otros progresen. Gestionar el conocimiento es brindar condiciones para que el conocimiento circule y premiar a quienes lo comparten.
La inteligencia de los métodos. La explosión del conocimiento hace imposible que un profesional se base sólo en su capacidad. Las técnicas de gestión del conocimiento y las que aumentan el rendimiento de la inteligencia han creado “la inteligencia de los métodos” que supera los límites del especialista que sólo tiene el martillo de su saber y que, por lo tanto, todo lo que ve es un clavo. Los métodos son la mayor riqueza del hombre.
Mirar la empresa como un organismo que aprende, obliga a replantear procesos, el rol de las personas, los sistemas de medición y que aprender no se vea como una pérdida de tiempo que interfiere con el trabajo, lo encarece y es sólo la responsabilidad del área de capacitación
Check list. Es un listado de los factores claves de una tarea para evitar fallas por defectos de memoria, concentración o exceso de confianza.
El cerebro no es una pieza perfecta, suele fallar. Como el diablo mete la cola en los detalles, anticiparse es lo mejor. Organizar las tareas es sencillo, pero difícil de aceptar para mentes reactivas, que no desean anticiparse y prefieren solucionar los problemas recién cuando aparecen.
Aducen que hacer listas es para cabezas huecas. Sin embargo, en muchas industrias el encargado de la revisión es responsable por sus fallas.
Antes del despegue los pilotos usan listas que combaten el olvido. Las lee un piloto y el otro contesta y verifica. Se repiten en cada fase del vuelo: al llegar al avión, antes de rodar, del despegue, ascendiendo, al descender, etc.
En el vuelo 3142 de LAPA que se estrelló el 31/8/1999, los pilotos no usaron el check list. Al iniciar el despegue comenzó a sonar una alarma, que los pilotos no atendieron, y que indicaba que los flaps se hallaban retraídos, lo que hizo que el avión se estrellara. El informe de La Junta de Investigaciones, la JIAAC dijo que del estudio de la experiencia de los pilotos surgían errores que repetían y que si bien pudieron superar en ambientes rigurosos, reaparecieron en el ambiente sin disciplina de la cabina. Uno de los pilotos tenía además su licencia vencida. Los pilotos tuvieron influencia, pero se demostró que se sumó la falta de controles. El check list debió ser controlado por la empresa y el gobierno.
Check list en el consultorio. En los albores de la gestión del conocimiento se crearon redes, comunidades de práctica y depósitos de conocimientos para fomentar la información comunitaria. Suponía quedarse de noche, para comunicar lo aprendido y llegar antes para aprender de los demás. Adoptar el Just in time y el check list resultó más fácil cuando crecieron las demandas por mala praxis.
La actualización del conocimiento debe sumar a los mejores. El check list no imparte órdenes sino sugerencias e implica una cultura del trabajo en equipo y de medición de resultados. Transformar las valoraciones de los médicos en acciones requiere un control con los patrones de lógica entre lo que el médico pide que se haga y lo que debería pedir. Un sistema informático revisa el historial del paciente y exige fundamentar su decisión.
Después de todo, la ciencia médica no puede usar el método globalizador de Galileo. El sistema informa al médico sobre las consecuencias no deseadas del estudio que solicita o de la medicación que recomienda. Hay remedios que matan y decisiones que no pueden demorar. El sistema avisa sobre anormalidades, monitorea en tiempo real sin dejar todo librado a la intuición o a la experiencia. Estas mejoras salvan vidas y disminuyen costos. Incorporar el conocimiento al consultorio, es una especialidad reciente. Los médicos están acostumbrados a decidir por su cuenta, disfrutan de cierta autonomía y los centros hospitalarios para los que trabajan son renuentes a modificar su método de trabajo.
Aprender a enseñar. Hay que aprender a lograr que otros aprendan y no consiste simplemente en transmitir información. Aprender exige práctica para que puedan hacer lo que antes no podían. Lo que se aprende se convierte en conocimiento organizacional si existe un proceso deliberado de compartir, si no el conocimiento se retiene y la empresa no aprende. Para ello se deben crear instancias para aprender y compartir y modificar el sistema de incentivos. El desafío es descubrir qué es valioso y hacer que lo dominen todos.
Desarrollar exige enseñar, eso expone al líder a demostrar que sabe. La mejor estrategia es predicar con el ejemplo: ser el primero en enseñar y en aprender, lo que no siempre ocurre. El enemigo del aprendizaje es creer que ya se sabe todo. Un líder que aprende, reconoce la importancia de enseñar. Aprender implica aprender permanentemente. No sirve que algunos aprendan y otros no, o que se aprenda algunas veces y no siempre.
Convertir el conocimiento tácito en explícito. Aprender y enseñar son una responsabilidad compartida. A la empresa le interesa siempre tener a los colaboradores mejor formados pero también le tiene que importar a cada uno convertirse en mejor, ya que cuanto uno más sabe más valioso se vuelve. La actitud juega un papel decisivo. La gestión del conocimiento depende de la actitud de aprender y ayudar a otros.
Aprender de lo que se hace y compartir el conocimiento está en la esencia del aprendizaje organizacional. Una organización que aprende reduce sus riesgos porque cuanto más saben los individuos y los equipos, más eficientes se vuelven y menos errores se cometen. Solo una autentica atmosfera de aprendizaje puede garantizar la innovación. Invertir en la gestión del conocimiento es siempre una gran elección.
Capital mental. El capital intelectual crece cuando agregas a tu intelecto capital social, mediante habilidades para relacionarte con socios inteligentes de los cuales aprender. La neuroeducación potencia lo mejor de ti mismo y de tu empresa. Tu cerebro debe tener a su alcance su mayor riqueza, que consiste en dominar los métodos que facilitan un aprendizaje veloz e inteligente al enfrentar los desafíos del contexto. Con ellos logras mejor calidad de vida y aumentas tu contribución a la sociedad. La sabiduría es el saber más la experiencia, es lograr que las cosas caigan por su propio peso y no por la fuerza bruta. Educar tu inteligencia es un trabajo diario que te acompañará hasta el último día de tu vida.
Dr. Horacio Krell. CEO de Ilvem [email protected]