¿Alguna vez te ha pasado esto? En algún momento de tu vida, has tomado una decisión, para luego evitar continuamente pasar a la acción. Y te repites, lo haré cuando…
…tenga más dinero, más tiempo, más experiencia, más claridad, más apoyo…
Estoy segura de que todos, por lo menos una vez en la vida, hemos sido víctimas del síndrome de la postergación de decisión.
Como no quiero que caigas en él, en este artículo te explicaré lo qué nos empuja a aplazar una decisión, cuáles son las razones para actuar de esta manera y cómo podemos combatir y transformar cada decisión en realidad.
Muchas veces aplazar una decisión supone una pérdida de oportunidades, y para los emprendedores y empresarios, a menudo, también de tiempo y dinero.
Y fíjate, ni siquiera siendo conscientes de ello nos ponemos a ejecutar. El motivo es que hay algo que nos bloquea y que, incluso, nos hace sentir una fuerte sensación de alivio el hecho de no realizar la acción determinada.
Para descubrir si detrás del alivio que sentimos al posponer una acción existe algún bloqueo, nos podemos preguntar:
¿Cuál es el verdadero motivo que nos empuja a aplazar una decisión y qué hacer para comprenderlo?
Hay diferentes formas de averiguar la respuesta.
La introspección personal
Lo mejor que puedes hacer es mirar en tu interior, buscar miedos y creencias que te bloquean y hacerte algunas preguntas, como, por ejemplo:
¿La acción que debo emprender está alineada con quién soy?
¿Es algo que deseo verdaderamente?
El primer paso para entender por qué te bloqueas frente a una acción consiste en aprender a distinguir entre una necesidad auténtica y las falsas necesidades dictadas por el entorno que te rodea o por las creencias limitantes del pasado.
Tómate tu tiempo para reflexionar si los objetivos que te marcas son realmente los que deseas.
Cuando la necesidad es falsa, o inducida, te encontrarás constantemente con las siguientes situaciones:
Aplazando, para sabotear lo que no quieres realmente alcanzar;
Actuando, pero de manera forzosa. En este caso, es posible que llegues a cumplir tus objetivos, pero a costa de una gran fatiga y de una tremenda sensación de sacrificio. ¡Precisamente porque no se trata de lo que realmente quieres!
En cambio, cuando la necesidad es auténtica actúas de manera natural y te sientes inspirado y muy motivado.
Gracias a la pasión y al entusiasmo que demuestras, consigues enfrentarte a todas las dificultades que encuentres a largo del camino de una manera positiva y constructiva.
Cuando tu acción se inspira en tus deseos más profundos es como si sintieras que “te comerías el mundo”: encuentras a las personas adecuadas y eliges cada oportunidad que te ayudará a avanzar rápidamente hacia tus objetivos.
2. Miedo a equivocarte
A veces, cuando aplazamos algo, lo hacemos por miedo a equivocarnos o a no tener éxito.
Esto es frecuente en quien es muy exigente consigo mismo. Su propia mentalidad le lleva a conferirle al error un gran significado que sabotea su autoestima y la plena satisfacción de sí mismo.
Si te ocurre, sientes como si se apoderaran de ti 2 fuerzas:
Por una parte, el entusiasmo y las ganas de crear y tener éxito; por otra parte, el miedo a fallar y a no saber gestionar lo inesperado.
Fruto de la lucha entre ambos polos, surge el bloqueo, el aplazamiento de acciones que te conducirían a conseguir tu objetivo.
Si tan solo cambiaras el foco de tu atención y en lugar de centrarte en el miedo te concentraras en tus infinitas posibilidades de éxito, en todos los resultados extraordinarios que ya has alcanzado hasta ahora, experimentarías el gran cambio necesario para encaminarte hacia la consecución de tus metas.
Una vez que tomas conciencia de los motivos que te obligan a aplazar tus decisiones, ya habrás dado un importante paso y estarás listo para tomar acción en vez de postergar tus decisiones.
Y me permito ofrecerte un pequeño consejo, desde mi humildad: concédete el poder de cometer errores y recuerda que los fracasos no existen, solo existen los resultados diferentes.
3. El poder de las preguntas constructivas
Cada vez que aplazas algo, probablemente coincida con que te estás haciendo preguntas destructivas, que te quitan el poder y la energía para pasar a la acción.
Las preguntas destructivas te sobrevienen instintivamente y son una consecuencia del miedo, la incertidumbre y la falta de información sobre lo que ocurrirá en el futuro.
En cambio, si aprendes a formularte preguntas constructivas, consigues desplazar tu foco de lo que genera miedo o incertidumbre hacia lo que estimula tu entusiasmo y las ganas de lograr tus proyectos.
Vamos a ver un ejemplo:
Trabajas como empleado en una multinacional, pero desde hace tiempo estás pensando hacer realidad tu sueño: tener tu propio negocio.
El problema es que aplazas constantemente tu decisión, porque centras tu atención en los problemas y los riesgos que conllevan ser el dueño de tu propio negocio.
Esta vez te propongo probar algo diferente: plantearte preguntas constructivas:
¿Cuánto podré crecer personal y profesionalmente?
¿Cuántas nuevas oportunidades de negocios surgirán a partir de mi idea inicial?
¿A cuántas personas podré inspirar, motivar y ayudar con mis servicios?
¿A qué nivel de satisfacción podré llegar?
Y ahora, después de hacerte estas preguntas, reflexiona sobre lo que sientes y dime si estas más dispuesto a pasar a la acción.
¿Sí? ¡Por supuesto que sí!
¡Acuérdate siempre de este ejercicio! Cuando tengas que tomar una decisión, hazte preguntas constructivas que te llenen de energía y fuerza para pasar a la acción.
4. El poder del ahora
Muchas personas esperan el momento perfecto para pasar a la acción y, de este modo, posponen constantemente proyectos y objetivos importantes.
El momento presente es el único momento que tienes y que importa, y basta con una pequeña acción para dar el primer paso hacia tu meta o tu objetivo.
Por lo tanto…
Si quieres adquirir más autoestima y control sobre tu vida, tienes que concretar tus decisiones.
Por ejemplo: haz una llamada de teléfono, elige un mentor para tener apoyo profesional, inscríbete a un curso, etc. Tú eliges, pero no solo decidas: ejecuta ahora.
Para terminar, te sugiero que fijes objetivos alcanzables y los dividas en micro-objetivos que se concreten paso a paso.
De esta manera, no solo simplificas el camino, sino que te das también el permiso para disfrutar y crecer, mientras adquieres más conocimiento y experiencia.
¡Si te ha gustado este artículo, compártelo con tus seguidores!
Gracias por ayudarme a llegar a más personas a través de mis estrategias, recursos y herramientas gratuitas.