No alcanza con conocer la última tecnología sino de adaptar la forma de pensar al modelo digital que rediseñó nuestra manera de vivir.
Big data es el tratamiento de mucha información que es imposible tratar de modo convencional. Pero todo es secundario si no se adquiere la mentalidad digital. Hace falta sentir, pensar y vivir siguiendo sus reglas. Es pasar de la resistencia al cambio a una actitud curiosa y dispuesta a cambiar.
Per Håkansson es fundador de varias empresas digitales pero no tiene casa propia. Como viaja con frecuencia, vive alquilando, y sus cosas caben en un bolso. Para vivir en el modo digital usa los servicios en la nube cuando los necesita en vez de acumular cosas y quedar obligado a cuidarlas. Hace falta abandonar la obsesión por tener y eso implica poder reformatearse a sí mismo para vivir en un mundo móvil y cambiante.
No se necesita tanto para transportarse al escenario digital. El desarrollo de capacidades digitales permite ser más veloz en responder, lo que mejora el rendimiento. Para los jóvenes es fácil, pues son nativos digitales. Los inmigrantes deben adquirir ese tipo de pensamiento.
La mentalidad digital implementa las ideas, desde el comienzo, bajo las reglas del entorno digital. No importa si es un nuevo negocio, la clave es aplicar la mentalidad digital. Es mucho más rápido hacer que pensar. La programación es un modo intencional de operar: se le pide a alguien que haga algo y lo hace. Es simple y permite desarrollar prototipos y probarlos, antes de elaborar cualquier teoría sobre si va a funcionar o no.
Existe software amigable, incluso para personas sin entrenamiento. En If This Then That (si esto, luego aquello), se conectan aplicaciones digitales con objetos, como programar la cafetera para que se encienda cuando suena el despertador. Al combinar surgen ideas y se convierten en prototipos.
La velocidad es crucial. En los cursos se propone inventar varios start ups posibles en poco tiempo. Es para evitar la búsqueda de la perfección, las eternas discusiones y el famoso plan. Así pasan seis meses. Es mejor probar rápido. No importa tanto qué se sabe, sino cuán rápido se aprende. Hay que aprender a aprender rápidamente. Una técnica para acelerar es la agenda abierta. Cualquiera que quiera reunirse debe poder encontrar donde anotarse sin pasar por secretarias ni dilaciones. Facilitar interacciones es la base de la mentalidad digital. Se trata de «eliminar fricciones».
La mejor manera de ganar un millón de dólares es encontrar una fricción que padecen un millón de personas y resolverla.
Empatía. Hay que estar muy atento al mercado y escucharlo mejor. Es usar la comunicación para resolver problemas y ponerse en los zapatos del otro. Ser empático antes es otra característica de la mentalidad digital y puede practicarse en la vida privada. Cada una de las redes sociales tiene una cultura diferente. La ventaja es que se puede entrar y aprender la cultura si ningún riesgo. Y esa experiencia luego se aplica. El miedo a perder clientes o que nos roben una idea, impide crear las relaciones colaborativas que facilita la era digital. Hay que encontrar el tiempo para explorar las herramientas. Estar muy ocupado para explorar hace correr el riesgo de tener luego mucho tiempo porque se pierde un trabajo o un negocio.
El desafío de la innovación. En la feria electrónica de Las Vegas (enero 2016) 500 empresas exhiben dispositivos que van desde el corpiño digital a alertas sobre radiaciones solares y aplicaciones que escanean la comida para determinar su valor nutritivo. La convergencia de los dispositivos móviles con información empodera a los pacientes y hará posible combinarlos con sensores para convertir al usuario en el dueño de su salud.
Peligros. Las nuevas TIC’s permiten hacer pero también se usan para intimidar o agredir, como en el ciberacoso. Esta violencia tiene un efecto multiplicador que afecta a la víctima y a la sociedad. Nos estamos volviendo incapaces de llegar a acuerdos a través del diálogo. La palabra se usa para generar temor, para producir daño. Debiéramos mostrar a los jóvenes que del otro lado hay una persona que sufre, que no es un enemigo. Enseñarles a desarrollar actitudes empáticas, a reconocer el valor de cada persona, a respetarla. No seamos cómplices como autores de la burla, o cuando la permitimos, la elogiamos, le damos un “me gusta” o la viralizamos. El uso responsable de las tecnologías es hacerse cargo de sus consecuencias, con una educación criteriosa forjada en valores que no que no solo se hablen, sino que se vivan en cada uno de nosotros.
El futuro es hoy. Para Bill Gates las infopistas transformaron la cultura como la imprenta de Gutenberg. Al digitalizar el mundo, la máquina lo conoce y lo controla, es una intermediaria que se adueña de nosotros. La tecnología cambia por otra mejor pero distinta y por eso la relación con ella es inestable. Conducirla conscientes de sus efectos es un tributo a la racionalidad. El cerebro se adapta a los cambios. Algunos cerebros bajan su capacidad de pensar, a otros la tecnología los mejora. La neuroplasticidad es capacidad cerebral de modofocar las conexiones neuronales por las que circula el pensamiento. El cerebro es un administrador de pautas. El efecto será negativo o positivo según cómo se use la tecnología.
Sinergia positiva. Las primeras herramientas ampliaron el alcance físico del hombre, las nuevas extienden su alcance mental, evitan tareas que pueden hacer las máquinas. La escritura redujo la memoria, la calculadora el cálculo mental. Pero lo que no se usa se pierde. Con Google se corre el riesgo de tener una memoria externa disponible todo el tiempo, una prótesis que nos hace dependientes. Los métodos que empleamos importan tanto como el conocimiento. Las herramientas definen la naturaleza de la tarea e internet juega tantos papeles que nos puede estar reprogramando.
El efecto cerebral de la tecnología es abierto y no tiene que ser irreversible. Se revierte a través de la educación, para no dar lugar a deformaciones neurológicas. Internet es una oportunidad para albergar el conocimiento y facilitar el acceso, que supera la capacidad de la memoria biológica. Cuando las máquinas hagan lo que hacemos, una conjunción poderosa puede hacernos más inteligentes. Para eso debemos convertirla en la palanca de Arquímedes, que como punto de apoyo mejore y amplifique el efecto cerebral de la tecnología digital.
La realidad virtual no es tan virtual. Analógico y digital son formas de representar, almacenar y transmitir información. Un dibujo, se parece a la cosa (es analógico), la palabra es un signo arbitrario o digital. El velocímetro del auto es continuo o analógico (la aguja muestra el estado), el cuentakilómetros es digital o discreto (se refleja en números). El lenguaje verbal con los conceptos, dominó al visual representado por la imagen. El cerebro se adaptó: el hemisferio izquierdo verbal predominó sobre el derecho visual. La computadora aceleró el proceso. Basada en números, velocidad, memoria y en una innovación imparable, creó la realidad virtual que muchos pretenden que sea la real.
La tecnología digital afecta el modo intuitivo y sensorial porque construye e interpreta la realidad a su modo, oponiéndose a nuestros hábitos naturales. La realidad virtual usa la imagen digital, que es una imagen construida, que puede no representar nada y evolucionar al azar. Así puede ser un instrumento cognitivo y un modo de pensar que favorezca el aspecto creador del hombre de tipo continuo y holístico. Al diferir de la lengua, conecta de modo sintético o intuitivo con una realidad que se construye sin remitir al antecedente real o a su imagen analógica.
Simular la realidad. El creador del término realidad virtual, Jaron Lanier, pensó en las simulaciones de imágenes y sonidos como un modelo, parecido al de las palabras. Este modelo ya existe en los videojuegos con un lenguaje, no verbal. Al privilegiar el poder de la intuición podría complementar la labor del concepto con un aprendizaje más situado y figurativo; que limite la abstracción del conocimiento occidental.
Pero anteponer lo abstracto o lo concreto crearía una falsa jerarquía; al establecer un orden fatal para la cultura. @ es el símbolo asociado a la realidad virtual. Los cibernautas quieren vivir en un mundo interconectado, abierto e interactuar libremente, regidos por la pantalla y por nuevos modelos para pensar una revolución. El peligro de la realidad virtual es que refuerce o debilite habilidades, roles, y conductas, desde la lógica de la computadora. Sin control el navegante es programado por la máquina. Para tener éxito debe asumir su lógica interna sin pensar, en piloto automático. Hablar de ciberespacio en un mundo sin rumbo es contradictorio, ya que ciber es tomar el timón que se nos escapa en un mundo de fuerzas en conflicto. Cibermundo sería el espacio humano, porque el futuro de la informática, sus aplicaciones y efectos, también es nuestro. Con la palabra y con la imagen debemos reflexionar. En el acertijo «Esto no es una manzana», una construcción sin referencia contradice a la imagen analógica al negar la semejanza. Sin embargo la solución es fácil: basta con pensar.
Multitasking. La multitarea es realizar en forma simultánea varias cosas. La vida moderna exige trabajar más tiempo y estar mejor informado. La ecuación hombre = tiempo ya no cierra y la mentalidad de bombero nos invade. La tecnología sube por el ascensor y el hombre por la escalera. Hay gente preocupada chequeando al mismo tiempo su correo electrónico, navegando por internet y hablando por el celular. Así no pueden concentrarse. Una consecuencia es la incapacidad para separar lo importante de lo accesorio.
Dividir la atención. La interrupción genera estrés, frustración, y baja la creatividad. La “edad oscura” en que vivimos crea un pensamiento de blanco o negro, superficial y dependiente. La interactividad exige al cerebro respuestas rápidas para las cuales no está preparado, ya que procesa en cadenas neuronales y no puede maniobrar con varias a la vez. En alta velocidad suele elegir la ruta equivocada.
Visualice un caballo blanco, imagine una hoja blanca de papel, concéntrese en una heladera de color blanco. Ahora responda con rapidez, ¿que bebe la vaca? El cerebro apurado responde leche en lugar de agua. Es decir que el cerebro “hace agua” bajo presión.
Los multitaskers parecen más sensibles ante la información. Una parte del cerebro actúa como torre de control, fija prioridades y obliga a concentrarse pero cuando las partes más primitivas se cargan de datos dañan a la torre. El jefe ahora tiene más trabajo. Las zonas que atendían los peligros hoy se hallan atascadas. Un e-mail puede inhibir la concentración en un proyecto mayor. Estar atento a lo nuevo es una tentación irresistible y genera dispersión, déficit de la memoria y estrés. Nos hace impacientes, impulsivos, olvidadizos y narcisistas..
Mientras más se abarca menos se aprieta. Pero las empresas buscan multitaskers que sepan conectarse con varias fuentes a la vez. Creen que esto genera flexibilidad. No hay forma de que el cerebro filtre lo esencial. Al no poder hacer foco se termina dañando la capacidad cognitiva. Y así seremos robots muy eficientes a cambio de no ser eficaces generadores de valor. No estamos diseñados para hacer varias cosas a la vez. Quienes dicen hacerlo lo que hacen es cambiar velozmente de una tarea a otra. No estamos construidos para trabajar así. Fuimos hechos para enfocarnos en una tarea. La facultad de domar la atención vagabunda, es la raíz misma del juicio, del carácter y de la voluntad.
Concentrarse mejor. El checklist (un listado sistemático de las acciones) ayuda a enfocarse. Cuando se toma conciencia de que se perdió el control y de la invasión de una idea parásita, más pronto se retomará la acción. Con cansancio es difícil concentrarse ¿Qué deseas hacer? ¿A qué quieres brindar tu atención? ¿Cuánta energía invertirás? Limitar el uso de Internet va contra la tendencia a estar online a toda hora.
Procrastinar. Es postergar actividades sustituyéndolas por otras más irrelevantes pero agradables. Evitarla demanda autorregulación y organización del tiempo. Quien aplaza algo, por no sentirse preparado y espera que se resuelva sin hacer nada, suele aducir que lo hará después. Lord Chesterfield dijo: “Hay tiempo para todo en un día, si haces una cosa a la vez, pero no habrá tiempo suficiente en un año, si haces dos cosas al mismo tiempo”. La solución es dividir las tareas y no dividir el tiempo. Así aumenta la concentración y disminuye la fatiga. El tiempo es inmodificable pero podemos mejorar nosotros mientras fluye. Para Nietzche: “Los métodos constituyen la mayor riqueza del hombre”.
Debemos repensarnos en función de todos los procesos mentales, para que el cerebro incorpore el fenómeno digital y se transforme a sí mismo. No debe pensarse en compartimentos estancos, sino en un todo interrelacionado en el que cada parte enriquezca a las otras. Es una de las premisas. ¡Cambio, cambio! No quieras cambiar el mundo sin cambiarte a ti mismo. La palabra cambio tiene valoración positiva. Quien opta por la permanencia es etiquetado como conservador. Debes explorar qué, para qué y por qué deseas cambiar. El acento no debes ponerlo en cambiar sino en la dirección, tener un punto de llegada y una brújula. El cambio es convertirse en lo que uno es y no en lo que no es. Requiere autoconocimiento y autoaceptación. Entonces cambia y deja de fugarte de ti mismo. Para eso integra tu sistema nervioso con el sistema nervioso digital.
Dr. Horacio Krell. Ceo de Ilvem. Mail de contacto [email protected]
Excelente artículo, muchas gracias y sobretodo por esas últimas reflexiones con respecto al cambio y aprender a reconocer cuando caemos en esa procrastinación, agradecida por la manera tan clara de expresarlo y me encanto lo de integrar el sistema nervioso con el sistema nervioso digital.