“¿Dónde están las buenas ideas?”. Quizás, esta es una de las preguntas que más comúnmente se realizan la mayoría de los CEOs y ejecutivos de alto nivel de nuestro país y el mundo. Y es que no hay empresa que no dependa de las nuevas ideas para crecer, transformarse y evolucionar.
Sin embargo, no siempre es fácil para los líderes de las organizaciones encontrar en su interior esta materia prima que puede llevarlos a mejorar cualquier ámbito, desde la manera en que funcionan sus productos o servicios hasta sus propios procesos internos. ¿La razón? La trampa del ratón.
La trampa del ratón
En la mayoría de los casos, el culpable de la falta de ideas tiene nombre y apellido: “The Mouse Trap”. Se trata de una tendencia negativa que se genera en la mayoría de las compañías y que manda al desfiladero cualquier buena idea que generen los trabajadores o directivos.
De acuerdo con David Burkus, autor del libro “The Myths of Creativity: The Truth About How Innovative Companies Generate Great Ideas”, este problema, al cual llama “La trampa del ratón”, tiene que ver principalmente con dos cosas que suceden cada vez que se desarrolla una idea al interior de una compañía.
La primera de ellas, explica en entrevista con AltoNivel.com.mx, es la falta de asertividad al exponer las ideas. En múltiples ocasiones, esto conduce a que sean rechazadas desde los mandos medios, evitando la posibilidad de que lleguen a oídos de personas con mayor jerarquía.
“Le llamamos ‘The Mouse Trap’ porque al no explicarse bien la idea disruptiva, esta queda destinada a morir en una esquina remota, muy lejos del sitio al cual podría haber llegado de haberse tratado diferente”, explica el especialista.
En segundo lugar, Burkus indica que está la posible molestia de los mandos medios a los que se les comunica la idea, porque ésta podría afectar su estatus quo. En esta situación, es probable que la idea también sea desechada.
“Normalmente cuando se presentan ideas innovadoras, muchas personas suelen rechazarlas. Esto porque tienden a sentir que afectarán su tranquilidad laboral, lo que hace que las critiquen y cuestionen con el único objetivo de hacerlas desaparecer; prácticamente las destrozan, como hacen precisamente las trampas de ratón”, detalla.
¿Cómo salvar una buena idea?
La respuesta ante el “The Mouse Trap” son el conocimiento y capacidad de convencimiento, menciona Burkus.
Así, lo primero que debe hacer un trabajador com una buena idea es llevarla a más mandos y líderes de la compañía, impulsando que todos estén enterados de la propuesta. Esta acción ayudará a que se genere una conversación más enriquecedora sobre la idea.
Después llegará el momento de defender la propuesta, para lo cual el autor debe de estar muy bien preparado, conociendo todas las variables que se pueden generar sobre ella. En específico, el creador de “The Myths of Creativity” sostiene que son cinco las preguntas que debe poder responder:
1.- ¿Qué capacidad de crecimiento tiene mi idea?
2.- ¿A qué plazo pueden llegar a cumplirse sus objetivos?
3.- ¿Cuáles son los retos que tendría en su operación?
4.- ¿De qué manera beneficia positivamente a los trabajadores y a la empresa?
5.- ¿Qué tan cercana o lejana está de otras ideas que ya están utilizándose al interior o exterior de la compañía?
Abriendo puertas
El reto para las empresas está en trabajar internamente para fortalecer la posibilidad de que las ideas de los trabajadores vean la luz, menciona el autor.
Y es que en la mayoría de los casos el problema no está en que no se creen nuevas ideas, sino en que quedan arrumbadas en los distintos pisos de la compañía. Esta situación puede incluso afectar a la productividad y motivación de los trabajadores, quienes podrían llegar a pensar que no se les toma en cuenta.
“En muchos casos no necesitamos ni siquiera fortalecer la generación de ideas más creativas, como muchas compañías me lo piden; lo que requerimos es que comiencen reconocerse aquellas que ya están en nuestras manos y que no estamos dejando que exploten”, finaliza.
Alejandro Medina González