Cuáles son los procesadores que necesita el cerebro para funcionar a pleno.
En materia de neurociencias los investigadores argentinos revelaron cómo el cerebro procesa las palabras con un experimento realizado con equipamiento existente fuera del país; y que es aplicable al diagnóstico de enfermedades neurológicas y al aprendizaje de idiomas.
Shakespeare decía que «estamos hechos de la misma materia que los sueños». Estos hallazgos y la evidencia demuestran que también estamos hechos de palabras. El lenguaje nos permite comunicarnos, adquirir conocimientos, imaginar hipótesis y construir relatos.
Cuando el hombre se puso de pie
Con la bipedestación las manos transfirieron a las piernas la locomoción y se dedicaron a nuevas tareas, como tomar el alimento que antes era recogido por los músculos de la mandíbula. Entonces, el rostro se aplanó y en posición erecta el cerebro humano creció. Lejos de la tierra, la cabeza se transformó en un símbolo intelectual y los ojos se convirtieron en su instrumento. Así se produjo la división entre lo sensorial y lo intelectual.
El sector abdominal, que se percibe al sentir una tensión en el estómago, es el que más se asemeja en el cuerpo humano a la naturaleza. El surgimiento del lenguaje creó un mundo cultural y simbólico, que el hombre construyó.
El cerebro humano está partido
Con la invención de la imprenta y el enciclopedismo en la educación, se impulsó el crecimiento del lado izquierdo del cerebro humano. En él se asentaron las destrezas de pensamiento, de análisis y de objetividad.
Para el hemisferio derecho, quedaron la intuición, la perspicacia, la creatividad y las emociones. El ensamble entre ambos lo realiza un cableado de fibras nerviosas llamado cuerpo calloso, que los conecta sin ocultar la competencia que existe entre estas dos formas diferentes de procesar y pensar. Mediante la gimnasia mental, los dos hemisferios pueden complementarse. Cuando el hombre se puso de pie desarrolló el cerebro humano porque las manos se dedicaron a explorar y a ejecutar sus decisiones. Trabajando en equipo, se convirtieron en su extensión natural.
En la actualidad, la PC complementa al cerebro con su velocidad exponencial, memoria ilimitada, comunicación sin fronteras y exposición multimedia. Sin embargo, no todos saben conectar la PC con sus manos. Siete de cada diez personas escriben con dos dedos y a 20 palabras por minuto, deteniendo así la velocidad de su pensamiento. De esta manera, no logran aplicar a lo digital el sueño de Arquímedes : “Dadme una palanca y moveré el mundo”.
El día sigue teniendo 24 horas pero perdiendo el tiempo por falta de métodos el crecimiento exponencial de la información y del conocimiento se tornan inaccesibles. En cambio con el dominio de la lectoescritura veloz se genera una sinergia entre el cerebro humano, los ojos, las manos y la PC, sincronizando el sistema nervioso humano con el digital.
Las palabras vuelan y se las lleva el viento. La vinculación entre el cerebro humano y la mano se refuerza mediante la escritura: lo escrito permanece mientras que lo dicho y los pensamientos desaparecen. La grafología y la firma en un documento demuestran el compromiso que implica la escritura. Así, como cada mano cuenta una historia, la escritura permite fijar los conceptos, repasarlos para crear huellas en la memoria y también ingresar en procesos de superación personal: “grabar pensamientos positivos en la mente aprovecha su capacidad autosugestiva, que transformar en acto todo aquello que se decide aceptar”.
En relación con la memoria, es sabido que el dibujo es un poderoso instrumento para representar objetos e ideas. Para quienes no poseen facilidades naturales, existen métodos simples y efectivos para lograrlo. El uso de la mano como auxiliar del proceso intelectual, provoca una modalidad activa de la percepción y un impacto-registro más penetrante y efectivo. Además, al representar en códigos diferentes a los percibidos, se entren la creatividad. Por eso, se puede poner «manos a la obra» para construir un cerebro que funcione en un nivel superior.
Todavía es un misterio
¿Cómo hace el cerebro para decodificar esos garabatos escritos y las articulaciones sonoras? El piloto automático de alguna manera lo procesa’. ¿Pero cómo?
¿Qué caminos trazan las palabras entre las neuronas? Al ver o escuchar una palabra que denota un movimiento como «aplaudir», hay picos de activación en el circuito cerebral que permite realizar esa acción, como una simulación mental del acto. También se activan regiones cerebrales que integran la simulación del movimiento con información, como la imagen visual de las manos, la sensación táctil generada por el choque de las palmas o el sonido del aplauso.
El cerebro pone en juego dos grandes sistemas: uno que reactiva las experiencias evocadas y otro que permite acceder a un concepto global. Una de las principales propiedades del lenguaje es hacer vivenciar las situaciones que se describen verbalmente, y más tarde se activan las áreas conceptuales. Los científicos tuvieron que encontrar una técnica precisa. Los principales métodos tienen buena resolución espacial y mala resolución temporal, son la resonancia magnética funcional o al revés la electroencefalografía. Esto significa que sirven para saber dónde se registran cambios en el cerebro o cuándo ocurren, pero no ambas cosas a la vez.
Se requería una técnica que combinara simultáneamente ambas virtudes y lo lograron con una alianza estratégica realizada con el Florida Hospital, de EEUU, que dispone de la tecnología que falta en nuestro país: la magnetoencenfalografía.
Mientras los sujetos del experimento realizaban movimientos corporales observaron la corteza motora del cerebro, vital para realizar movimientos. Luego leyeron 200 palabras divididas en verbos de acción (como ‘aplaudir’, ‘nadar’, ‘correr’) y verbos abstractos (como ‘pensar’, ‘desear’ o ‘imaginar’). Mientras tanto se hacían mediciones de la corteza motora detectada y de la región que procesa conceptos: el lóbulo temporal anterior, situado más o menos a la altura de los oídos.
La corteza motora presentó mayor actividad para los verbos de acción que para los abstractos, mientras que el lóbulo temporal anterior solamente discriminó entre ambas categorías más tarde. E estudio no reveló el «cómo» y también el «cuándo» de la intervención de circuitos cerebrales. La capacidad cerebral de construir significados depende críticamente de la integración de experiencias corporales, como las acciones sensoriomotrices, y procesamientos abstractos.
Más allá de entender cómo se representan las acciones en el cerebro, se produce información sobre cómo funciona el cerebro. ¿Cada región cumple una función determinada? ¿O la construcción del significado requiera que representaciones en diferentes partes del cerebro, de abajo hacia arriba, que permitan elaborar el significado como capas transparentes que, superpuestas, construyen una imagen coherente, pero que separadas solo contienen una parte?
La íntima relación que existe entre las regiones motoras del cerebro y los verbos de acción permitiría diseñar instrumentos que podrían contribuir a una caracterización temprana de trastornos del movimiento (como en el Parkinson) y al desarrollo de intervenciones lúdicas para mejorar la comprensión lingüística. Si hay una relación cercana entre los verbos de acción y los circuitos motores, una manera de aprenderlos es a través del movimiento.
Experimentando con la memoria
Desde la “década del cerebro” (1990-2000), las neurociencias detectaron cómo funciona el cerebro pero las aplicaciones prácticas se manifiestan más en el tratamiento de enfermedades que en la prevención y prevenir es curar.
Hay nuevos caminos a los que se apunta para ser utilizados en el futuro.
Caminar hacia atrás
Dejar algo atrás se refiere a algo que se desea olvidar. Mirar hacia adelante expresa algo que se espera con ansias. Los investigadores mostraron a un grupo listas de palabras y se pidió a los participantes que caminaran 10 metros hacia adelante o hacia atrás. Los que caminaron hacia atrás fueron los que más recordaban ya que ayudaron a sus mentes a retroceder en el tiempo y acceder al recuerdo con facilidad, lo que ocurrió también a los que se les pidió que imaginaran ir hacia atrás. Ir hacia atrás en su mente los ayudó a recordar.
Otra investigación mostró que cuando los humanos recordamos un evento, reconstruimos la experiencia en nuestra mente en orden inverso. Cuando vemos un objeto por primera vez notamos primero los estampados y los colores, y luego nos damos cuenta de qué es. Cuando tratamos de recordar un objeto pasa al revés: recordamos el objeto y luego los detalles.
Dibujar
Un estudio se hizo con jóvenes y viejos con una lista de palabras que deberían recordar. A la mitad se le pidió que dibujaran cada una, a la otra que las anotaran. Más tarde, los pusieron a prueba. Los detalles de los dibujos facilitaron el recuerdo, sin importar si estaban mejor dibujados. Aún en palabras complicadas de dibujar, la acción en sí misma creó una diferencia tan grande que los viejos recordaron tanto como los jóvenes. Dibujar implica considerar las cosas en detalle, y este proceso más profundo ayuda a recordar. Escribir ayuda poco, y es por eso que cuando llegas al supermercado y te das cuenta de que te olvidaste la lista, todavía te acuerdas más que si no hubieses escrito nada. Pero dibujar es ir un paso más allá y la calidad del dibujo no hace la diferencia. La grafosíntesis es una técnica para conectar los conceptos con las imágenes complementando las capacidades de ambos hemisferios cerebrales.
El cuerpo calloso
Es el cable de fibras nerviosas blancas que conecta los hemisferios para que operen cooperativamente. Quien nace sin él tiene dos cerebros incomunicados. Es como una red telefónica que transmite velozmente impulsos nerviosos a neuronas alejadas. La sustancia gris, carece de mielina y no transmite con velocidad, su función es procesar información y almacenarla. Lo que hace inteligente al hombre es la corteza cerebral, la capa externa del cerebro formada por la sustancia gris (las neuronas). Los hemisferios son asimétricos, resuelven cosas diferentes y tienen personalidad distinta. El derecho es un procesador en paralelo y hace la crónica del instante. Su estilo es sensorial y su modo de expresión son imágenes, desplegadas en un collage. Para él el universo es único e indivisible y en el que estamos inmersos.
Para el lado izquierdo existe la dicotomía. Es un procesador en serie: piensa lineal y metódicamente, analiza detalles, ordena y organiza. Asocia lo que registra con la memoria y lo proyecta hacia el futuro. Desarrolla el monologo interior. Esa voz que dice: Yo soy.
Dos maneras de pensar
El izquierdo piensa en palabras, con conceptos, procesa un dato cada vez y es racional. El derecho funciona en paralelo con datos que recibe en simultáneo. Piensa en imágenes, es emocional y fabrica ideas. Ambos se conectan por el cuerpo calloso pero lo que no se comunica se pierde. Pascal dijo que: el corazón tiene razones que la razón no entiende.
Las personas que usan más el derecho son emocionales y procesan con “simultaneidad visual”, tienen habilidad para realizar varias tareas a la vez. El derecho es un hemisferio integrador, concibe situaciones y estrategias del pensamiento en formato holístico, integra sonidos, imágenes, olores y sensaciones. Utilizando sus facultades somos capaces de situarnos y orientarnos. Si vamos por la calle y reconocemos un rostro, la identificación corre a cargo de la memoria visual del hemisferio derecho. El nombre lo proporciona el izquierdo.
Cerebros sin cuerpo calloso
Delgado, inexistente o no cultivado, ese sujeto presenta limitaciones cognitivas. El 80 % de la gente padece de una desenfocada y primaria inteligencia parecida a la computacional; sin capacidad de síntesis, asociación y realimentación.
Se necesitan tres cerebros para pensar. El cerebro reptiliano o instintivo y el límbico o emocional deben armonizarse con el neocortex. Cada hemisferio habla un lenguaje distinto que puede generar antagonismo en lugar de alianzas. Ese 80% puede decir: ¡mal de muchos consuelo de tontos!; porque lo normal es ser tonto y no inteligente, creativo, coherente, usando sólo el 10% del cerebro. Si no se armonizan no podrán alcanzar un alto nivel de inteligencia.
Reingeniería
Científicos de Harvard y de Columbia convirtieron células de piel en neuronas a partir del tejido de ancianas enfermas que podrían servir para autotrasplantes.
El águila a los 30 tiene su pico atrofiado, no puede comer, sus uñas débiles le impiden capturar presas y sus plumas pesadas le impiden volar. Realiza un vuelo de renovación, raspa el pico hasta desprenderlo, espera y con el pico nuevo arranca las uñas que se tornan potentes, arranca las plumas y emergen otras ágiles y livianas. Después del lifting el águila vive 70 años.
La ciencia y la conciencia
La neuroplasticidad es la capacidad del sistema nervioso para integrar neuronas en redes. El problema del científico es su especialización. La ciencia sabe mucho de las partes y poco del todo. Tiene el martillo de su conocimiento y lo que ve es un clavo. En el siglo XVII un sabio podía abarcar el saber de su época, hoy ya no existen los sabios. Mientras la ciencia y la tecnología se perfeccionan la humanidad está en crisis. La ciencia no define qué problemas debe abordar y ciencia sin conciencia es la ruina del alma.
El aula es un gran laboratorio inexplotado para medir el papel de la educación en la formación y rendimiento del cerebro. Si mejora la relación entre ciencia y educación podremos observar que tipo de aprendizaje genera conexiones con alto valor agregado.
Si la educación pone el acento en el descubrimiento y desarrollo del genio interior y la ciencia acompaña, se corroborará la teoría de que el desarrollo no pasa por el crecimiento de las neuronas sino por lo que hacemos con ellas.
El último peldaño del progreso humano es superar esa separación. Para eso hay que educar a la página en blanco del cerebro del niño al nacer, para lograr un todo superior a la sumatoria de sus partes. Así se logrará el poder inteligente que reuniendo el querer con la eficacia haga de este mundo de conflictos un lugar ideal para vivir, creando el capital social que es el cuerpo calloso tendido entre el cerebro y la sociedad.