Por Horacio Krell*
El Cerebro Humano: Hemisferios y Funciones
Roger Sperry, con su investigación sobre el cuerpo calloso, las fibras nerviosas que conectan a los hemisferios cerebrales, demostró cómo interactúan y las implicaciones de esta relación en enfermedades como la epilepsia. Sus hallazgos le valieron el Premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1981.
El hemisferio izquierdo del cerebro es responsable de funciones lineales, lógicas, verbales, jerárquicas y secuenciales. En contraste, el hemisferio derecho es intuitivo, imaginativo, visual, integrador y holístico. Estos hemisferios, aunque especializados, trabajan conjuntamente para interpretar el mundo.
Hemisferio Izquierdo: Controla la lógica, el habla, la aritmética y el análisis. Predomina en individuos racionales y detallistas.
Hemisferio Derecho: Se relaciona con la creatividad, las emociones y la imaginación, predominando en personas intuitivas y creativas.
La Metáfora del Rey Midas
La especialización extrema en el uso de uno de los hemisferios para interpretar al mundo puede resultar en extremo peligrosa, como lo ilustra la leyenda del Rey Midas, quien al convertir en oro todo lo que tocaba, incluyendo a su propia hija, se enfrentó a una tragedia. Este relato resalta la importancia de balancear las capacidades de ambos hemisferios.
Masculino y Femenino: Arquetipos y Balance
La cultura occidental ha sido dominada por el arquetipo masculino, asociado con la competencia y la autoridad. Para equilibrar esta tendencia, es crucial integrar valores femeninos como la cooperación, la empatía y la igualdad. Los principios del yin y el yang son aplicables aquí: ambos elementos son interdependientes y necesarios para un balance saludable.
Sistemas Monetarios: Capital Yang y Capital Ying
El lenguaje económico occidental, diseñado para la Revolución Industrial, se enfoca en el capital físico, financiero e intelectual (capital yang) mientras ignora el capital social y natural (capital ying). El capital ying es invaluable y esencial para la supervivencia del capital yang.
Capital Yang: Incluye recursos físicos y financieros, promueve competencia y acumulación.
Capital Ying: Abarca el capital social y natural, fomenta la cooperación y no es acumulable.
El sistema monetario actual se basa en el interés compuesto, lo que contradice el crecimiento biológico y natural, que tiene ciclos de aceleración, meseta y declinación.
La Dualidad en la Economía: El Tao del Dinero
El concepto del Tao concibe las fuerzas en pares interdependientes, como cooperación y competencia, igualdad y jerarquía. Un sistema económico dual que integra monedas yang y ying podría equilibrar estos valores:
Moneda Yang: Creada por una autoridad central, facilita transacciones financieras.
Moneda Ying: Descentralizada, fomenta la cooperación y los intercambios comunitarios.
Hacia una Economía Integral y Sostenible
La riqueza social y natural debe reconocerse y valorarse tanto como la financiera. Los recursos no deben usarse por encima de su capacidad de regeneración. La integración de valores ecológicos con innovaciones tecnológicas es crucial para evitar el colapso.
Innovaciones Monetarias
Propuestas como la oxidación del dinero o el interés negativo incentivan la inversión a largo plazo y promueven una economía más equilibrada y sostenible. Las monedas complementarias permiten valorar proyectos comunitarios y éticos, ofreciendo una alternativa al sistema monetario tradicional.
Conclusión
El equilibrio entre los aspectos racionales y creativos del cerebro, así como entre los capitales yang y ying, es fundamental para una economía y una sociedad saludables. La adopción de sistemas duales y complementarios podría ayudar a reconstruir el tejido social y fomentar una mayor sostenibilidad y equidad. El desafío es integrar estos principios para crear un futuro donde la cooperación y la creatividad sean tan valoradas como la competencia y la acumulación.
En el Museo de Historia de Nueva York hay un cartel que dice: “El mundo no es un legado de nuestros padres sino un préstamo que nos hacen nuestros hijos”.
Un mundo abundante y sustentable debe asegurar el futuro de la libertad y de la creatividad. Para eso los recursos no deber usarse por encima de su capacidad de regenerarse, ni la contaminación superar a la capacidad de asimilación que tiene el medio ambiente.