La vida es movimiento, y el fracaso forma parte del moverse. Todos nos hemos caído y topado con las 6 emociones que trae el fracasar.
Si estás en movimiento con tu vida es casi seguro que alguna vez has fracasado: desde traspiés pequeños cuando algo no salió como lo esperabas, hasta situaciones de magnitud cuando quebraste económicamente, pusiste un negocio y tuviste que cerrarlo, te estafaron o viviste situaciones realmente complicadas.
Como sabes, fracasar es una sensación donde sentimos que el mundo se nos viene encima. Se la sufre, y a la vez, suele ser una gran consejera para corregir el rumbo, adquirir experiencia y seguir adelante más fortalecidos y sabios.
Básicamente hay seis emociones frecuentes asociadas al fracaso son:
1. Frustración – La sientes porque no has alcanzado el resultado esperado.
2. Ira – Aparece el enojo y la rabia, la ofuscación y cierta pérdida de noción de la realidad, ya que te encegueces de furia.
3. Decepción – La percibes internamente como una angustia generalizada, y puede estar dirigida hacia ti y hacia otros.
4. Culpa – En la secuencia emocional del fracaso suele haber una etapa donde sientes que hay algo que podrías haber hecho mejor y, como tu auto imagen (tu imagen interna) de “cómo deberían haber sido las cosas” no coincide con el hecho que marca la realidad, te sientes culpable en todo o en parte por el resultado negativo
5. Resentimiento – En este caso la imagen interna construida involucra a otro; y como el/ella no hicieron determinadas cosas, los resientes. Se aplica también al estado, al gobierno, al banco, a un proveedor, etc.
6. Miedo – Transversal a todas las demás aparece el miedo, ya que en los momentos de fracaso sientes que todo está perdido y que no habrá nada que calme esas emociones tan intensas.
Herramientas prácticas para gestionar las emociones al fracasar
[ 1 ] Observa tu personalidad
Aquellas personas con construcciones internas fuertes, maduras y decididas suelen salir más rápido de las emociones del fracaso. Generalmente pueden activar más rápido ciertos mecanismos que les permiten sobrellevarlas, frente a, por ejemplo, personas inmaduras, débiles o los que no saben afrontar desafíos mínimos.
[ 2 ] Aplica tu resiliencia. Esta capacidad te permitirá superar enormes desafíos, inclusive cuando no tienes toda la información a tu alcance ni sabes por dónde empezar.
Es un espíritu que va más allá de la valentía; es una fuerza interna incontenible que, cuando la liberas en momentos altamente desafiantes, no hay quien la detenga.}
[ 3 ] Cuidado con la profecía autocumplida. Muchos de los fracasos consumados provienen de fantasías en la mente de las personas. Por lo general, los humanos tenemos unos 60.000 pensamientos promedio al día; de los que el 90% aproximadamente están enfocados en pensamientos catastróficos.
De forma tal que, como los pensamientos crean estados de consciencia, y éstos, la realidad de tu vida es posible que seas tú mismo el que haya echado gasolina al fracaso en tu mente.
[ 4 ] La mentalidad de éxito ahuyenta el fracaso. Si bien no hay garantías, es más probable que una persona que considera al éxito como un pilar de su vida pueda gestionar mejor el fracaso y sus emociones. En parte porque se ha venido entrenando en “mini fracasos” cotidianos, los ha superado, y eso ha conformado un espiral ascendente que le permite obtener un nivel de desempeño satisfactorio -sino exitoso- en casi todo lo que se propone. Entonces, trabaja sobre tu mentalidad ganadora.
[ 5 ] Si te sientes un fiasco, ya fracasaste. Muchas personas, sin haber intentado nada, ya se sienten fracasados por dentro y se dan por vencidos. Al sentir que no tienen ningún tipo de chances de superación, visualizan toda la línea de tiempo de su vida con ese color de los perdedores. Trabaja en tu auto superación permanente.
[ 6 ] Reconoce el duelo. El fracaso es una pérdida, ya que pensabas que las cosas iban a resultar de cierta manera, y fue todo lo contrario. El trabajo en este punto es que aprendas a vivir cada etapa del duelo, a saber: la negación, la ira, la negociación, la depresión, la aceptación. De tu velocidad en atravesarlas y darles sentido dependerá la salida hacia adelante.
[ 7 ] Mantén el movimiento. Cada vez que fracaso aplico una fuerza interna -que a veces no sé de dónde sale- para seguir en movimiento. Luego de algunos minutos de tristeza, inmediatamente comienzo a hacer algo productivo: escribo un artículo, completo tareas pendientes, ordeno un closet en mi casa, hago gimnasia… en fin: lo que funcione para ti.
No se trata de distraerse, sino de redirigir la energía de las emociones del fracaso hacia otra cosa que me permita balancearla en forma proactiva y positiva. Al hacer esto repetidamente a lo largo de los días empieza a sentirse con menos intensidad aquel fracaso y se abren panoramas más alentadores.