Si la familia decae la sociedad compromete su porvenir. Si consumimos los valores el futuro peligra. Perón decía que «los únicos privilegiados son los niños». Apostando por ellos se construye el cambio. Si la sociedad pierde sus valores los flagelos tienen vía libre. El problema es político, crear una alianza para concretar el proyecto país que queremos ser.
¿Qué hacen nuestros hijos adolescentes allí donde se fuma, se consume alcohol y drogas, y en cualquier momento se muere? Nadie confiesa que su hijo sale de noche y bebe. No le saben decir no a su pedido: «todos tienen permiso», «soy el único tarado». Y andan borrachos hasta el amanecer. Esa nocturnidad es una creación argentina, ninguna sociedad del mundo la permite. De madrugada los padres descansan. Trabajan mucho y no pueden controlar la noche de ese mundo adolescente. Viven de noche y duermen de día.
Unesco informó que el 50% de los jóvenes no terminó la secundaria. La escuela no puede revertir las desigualdades de origen. La familia es el agente natural de la educación pero el deber formador de los padres se debilitó por las condiciones estructurales de pobreza.
El estado no logra que a mayor presupuesto exista mejor aprendizaje, sobre todo en las zonas más pobres. La sociedad debe entender que el maestro no es alguien que da clase, sino el responsable de la educación, que los conocimientos son una cuestión de proyecto nacional y que no hay nada más costoso para una sociedad que un niño mal educado.
La Asignación Universal por Hijo, controla la inequidad, pero no la resuelve. Hay un sistema privado de mayor calidad que el público. Así se produce la fractura social
En Suecia el hijo del presidente de la Volvo estudia en su barrio y en la misma escuela que el hijo del jardinero. El gran desafío para América latina es construir un sistema público de educación en el que, un niño tenga el mismo aprendizaje, reconocimiento y oportunidades.
La educación primero fue institución, luego servicio y ahora un derecho universal. La equidad depende de la simetría, se logra a través de los bienes públicos como transporte, salud, vivienda, escuelas de igual calidad para todos. Educación debe ser un bien público.
Mientras más pobre sea la zona, mejor tiene que ser la escuela, porque los pobres no pueden reemplazarla. El tiempo de clase es necesario porque no acceden a espacios públicos. La escuela tiene que proveer desayuno, almuerzo y merienda, ya que la deserción y el ausentismo dependen de la comida y el transporte. La comunidad debe ayudar a proteger a los niños. Una sociedad sana no piensa sólo en sus propios hijos, se preocupa por todos. El espacio con cosas que no hay en las casas, es para los niños de la comunidad.
Bill Gates tuvo el número mágico: 10 mil horas de práctica. Hay eventos que lo ayudaron. Fue a una escuela secundaria con internet cuando pocas la tenían. Cuando Harvard lo aburrió decidió retirarse sin obtener su título. Era brillante, pero otros chicos también lo eran. El deber del Estado es nivelarlos. Los chicos asiáticos estudian más horas que los occidentales, condición básica para rendir en ciencias. Su herencia cultural de trabajo duro deriva del cultivo de arroz. Según reza el proverbio chino: Nadie que se levanta antes del amanecer 360 días al año deja de hacer a su familia rica. En Occidente, las vacaciones son parte de la cultura. Los niños pobres sin ir a clase, decaen por falta de estímulos. Una escuela marginal del Bronx aumentó el 60% las horas de clase y mejoró tanto que el 80% de sus alumnos ingresaron a la universidad. El programa se extiende ahora a todo EE.UU.
Estado social de derechos. Se postula que ni Estado ni sociedad tienen sentido en sí mismos, si no hacen lo único que tiene sentido, que es hacer posibles los derechos humanos universales. Ningún proyecto es estable sin organización social. Hay que organizar las comunidades y luego instalar las instituciones educativas, políticas y culturales.
No hay nada más barato que tener un niño en una escuela de tiempo completo, nutrido, con buen enfoque pedagógico y materiales. Los canadienses dicen que, cuando una sociedad deja un niño sin educar, tarde o temprano lo paga. No todos los problemas educativos se resuelven en el aula. Queremos que el profesor haga que los niños sean sanos, que tengan transporte, pero los problemas son de infraestructura. No hay educación gratuita, la sociedad paga para garantizar que los niños aprendan. Se institucionalizan soluciones de emergencia, con políticas de control de la inequidad, pero que no la resuelven.
Uruguay es el único país que da una computadora a cada niño y donde todos puedan usarlas. Los niños se conectan a un mundo que no depende de la tradición escolar, intercambian, aprenden, establecen vínculos. Como todos lo hacen ese sistema educativo no es igual a los demás. No lo tomaron como un problema tecnológico sino estratégico.
Mi hijo el dotor. La clase media argentina es una reserva de talentos y debe buscar en sus entrañas cómo lanzarse a una mutación para volver al estudio, al trabajo, al ahorro, a tomar conciencia que dormir es necesario, porque mañana hay que levantarse a las 8. Como ha sido siempre y lo es hoy. Eduquemos una juventud sana, que salga del ruido de la noche, la droga, la ignorancia. Que se entregue al estudio, al deporte, a la cultura, a la familia.
Es el mismo ideal del libro «Mi hijo el dotor», que escribió Florencio Sánchez en 1930.
La generación NINI. El porcentaje de deserción en la escuela media es del 48%. Los jóvenes que no trabajan y estudian con atraso son 3.017.349. Los jóvenes que no trabajan ni estudian son 992.680. De ellos 438.703 son pobres y 174.418 son indigentes. Los bajos rendimientos, la repitencia y la deserción denotan un descenso de calidad.
Las desigualdades de recursos reducen las posibilidades de las escuelas pobres. Tampoco brindan servicios de orientación escolar, vocacional y ocupacional, técnicas para aprender a estudiar. Sus carencias se advierten claramente en el nivel superior.
QS World University, señaló que ninguna universidad argentina figuraba entre las diez primeras en América latina. La de San Pablo fue considerada, otra vez, la mejor, y la UBA descendió del octavo al undécimo puesto.
Las nuevas tecnologías. Las escuelas se adaptan a los nuevos tiempos. Las computadoras y los programas aparecen como alternativas a los materiales didácticos tradicionales. Son las Notebooks, tablets, pizarras electrónicas, videos, juegos interactivos y podcasts. La educación del futuro toca la puerta de las escuelas y de la educación en general.
No se limita a ofrecer tecnología de información y comunicación. Hardwares y softwares disputan la atención y los recursos financieros. Entre sus beneficios está la economía de los cursos online. Exigen menos docentes, prescinden de locomoción, disponen de material audiovisual sofisticado, no requieren grandes edificios. Es una educación natural para millones de alumnos potenciales que no disponen de tiempo o de recursos financieros.
Es evidente la atracción que tiene en niños y jóvenes la tecnología. El desafío está en identificar sus límites y el contenido más apropiado. ¿Hasta qué punto puede reemplazar a los profesores? ¿Cómo sacar provecho de las nuevas «máquinas educativas»?
La tecnología puede ser una aliada poderosa siempre que promueva la transmisión de contenido de calidad y no substituya la interacción humana. ¿De qué sirven estar conectados a una red mundial de información si no hay quien seleccione hábilmente qué puede ser útil para una formación de alto nivel y promuevan el debate?
Lo que no se mide no se puede mejorar. Para saber cómo será nuestro futuro basta con ver el indicador internacional Pisa de rendimiento académico. Hace 20 años estábamos mejor que Brasil, hoy somos una nación que atrasa. Ellos evalúan resultados, se superan e incentivan al docente. El examen de ingreso a la universidad es obligatorio.
El programa IDEB hace bench marking, se compara con la excelencia, para alcanzar en 2022 el nivel de un país desarrollado. Aquí la ley 26.206/2006, prohíbe difundir resultados por escuela. El siglo XIX fue el de la escuela primaria; el XX de la secundaria y el XXI será el de la universidad. Mientras los nuestros, sin examen de ingreso, se dedican al viaje de egresados y a su vida nocturna, los brasileños se preparan el Examen Nacional.
El viaje de egresados se prepara apenas se terminó un mal un año y todavía debe rendir materias. No tiene por qué viajar lejos del control de sus padres, para producir aturdimiento, ebriedad, desórdenes y destrozos. En la verdadera fiesta de egresados los alumnos presentan a sus familias, reciben sus diplomas, se despiden del colegio.
En la sociedad del conocimiento prosperarán las naciones capaces de asegurar la calificación del capital humano que es más importante que sus recursos naturales. En las naciones que lideran, más del 40% de los jóvenes tienen títulos universitarios.
Dicen que nosotros ganamos en inclusión social. Pero nuestra receta no sirve, porque los pobres no terminan la secundaria. La igualdad de oportunidades se logra promoviendo calidad e inclusión, fortaleciendo la primaria y la secundaria. Hay que ayudar a los jóvenes a ingresar al difícil mundo globalizado, a través de la cultura del esfuerzo y la dedicación al estudio. Si una nación emergente quiere superar la etapa primaria, con bajos salarios y exportación de materias primas minerales o agrícolas con escaso valor agregado, tiene que apuntar a mejorar el conocimiento de su fuerza laboral, a acumular capital humano.
Ciencia sin Frontera, tiene como meta 2015 tener 100.000 graduados brasileños estudiando en las mejores universidades del mundo. Las de EEUU recibirán 20.000 estudiantes; las del Reino Unido, Alemania, Francia e Italia entre 6000 y 10.000 cada una. Hace décadas Brasil acudió a profesionales extranjeros para encarar la exploración petrolera, la investigación agropecuaria y la industria aeronáutica. Hoy es una nación líder en la materia.
Educación en Finlandia, Japón y Argentina. Si un país rico como Argentina fracasa conviene comparar su sistema ¿Cómo hicieron algunos países para ser primeros y cómo hizo Argentina para estar entre los últimos? Y ¿cómo hicieron los países sin recursos naturales para ser potencias y cómo hizo Argentina, potencia del año 20 del siglo XX para convertirse en una fábrica de pobres? Finlandia hace 15 años cambió de rumbo haciendo de la educación su política de estado. Ahora para ser maestro hay que tener título universitario, para estudiar no hay que ser rico, todos tienen igualdad de oportunidades. Japón, destruido después de la 2da guerra mundial importó los productos de EEUU, los mejoró y redujo sus costos. Así transformaron una isla sin recursos en la factoría más grande del mundo. La cultura del ejemplo es la mejor escuela, si aprenden a aprender, si un proyecto país los guía, si eligen a los mejores gobernantes, si la transparencia suplanta a la corrupción. Así se instala en la sociedad un círculo virtuoso de desarrollo. Desarrollo no existe sin capital social. No es lo que tenemos sino lo que hacemos con lo que tenemos.
Todos cambio se hace siguiendo un imaginario. Corea decidió ser un país grande cuando tenía las peores condiciones para serlo. Sin recursos, sin energía, con tierras en malas condiciones, había sido invadida por China, Japón, Inglaterra, EEUU; el 67 por ciento de la población no sabía leer ni escribir. Y en 17 años recorrieron un camino que Japón recorrió en 42. Decían: «No tenemos recursos, pero nuestra imaginación no tiene límites». Cada sociedad tiene en sí misma la fórmula para encontrar un proyecto propio.
La materia prima más valiosa de un país es la materia gris, que no crece como la lechuga, sino con educación de excelencia. Educar es la industria pesada porque fabrica ciudadanos.
Dr. Horacio Krell. CEO Ilvem. Dicta conferencias gratuitas sobre métodos para optimizar la inteligencia. Su mail de contacto es [email protected]