Es hora de plantearse, ¿En qué podemos ser los mejores del mundo independientemente de que no estemos desarrollando nada de eso en estos momentos? Esto es precisamente lo que hizo Kimberly Clark, una papelera que tiró cien años de historia por la borda cuando se dio cuenta de que dos terceras partes de la compañía no tenían pasión por lo que hacían. Al final, se concentró en los Kleenex, donde sí existía esa pasión.
No se trata de lo que le gustaría, ni lo que desearía, sino de la realidad, ¿en qué puede ser usted el mejor?…
Jim Collins. Especialista en liderazgo