por Dr. Horacio Krell*
Hay un chiste que circula entre los economistas: si te morís y te sobra dinero, quiere decir que hiciste mal las cuentas. Hay otro más serio. Un abuelo cuando cumplió 80 años llevó a todos sus hijos y nietos a festejar su cumpleaños a París. Eran 17 festejando. El abuelo lloraba emocionado. Gracias por venir, les dijo. Uno de sus hijos contestó: ‘Papá convengamos que vos pagaste todo’. Y el abuelo lo refutó: «No creas, lo pagué con tu herencia.»
El tema es controvertido, incluso a nivel de los países. Siempre se especula con los males que le deja un gobierno al que acaba de asumir. La frase remanida es ¡Que herencia nos dejaron!
Arabia Saudita es el mayor exportador de petróleo, y sin embargo el 20% de su población es pobre, gobernada por una monarquía billonaria, autoritaria y corrupta. Se conoce como “la maldición del petróleo”. En los años 60, el hallazgo de grandes yacimientos gasíferos en los Países Bajos provocó un boom del gas natural, pero un error financiero terminó perjudicando las exportaciones no gasíferas. Se lo llamó la enfermedad holandesa.
La excepción es Noruega
En 1968 descubrió petróleo. 1 de 4 noruegos era pobre. Hoy exporta crudo, el índice de pobreza es 0,5% y es el cuarto país con menor brecha entre ricos y pobres.
Que hicieron
Con los ingresos obtenidos crearon el mayor fondo soberano del mundo, de 1,3 billones de dólares. El creador no fue alguien criado en los valores de la austeridad luterana, fue un inmigrante, Farouk al-Kasim, que conoció la “la maldición del petróleo” en su Irak natal.
Cuando examinó los datos de los 13 pozos perforados se convenció que Noruega tenía un gran potencial petrolífero. Noruega se convirtió en una superpotencia en hidrocarburos. Hoy es uno los diez mayores exportadores de petróleo y el cuarto exportador de gas natural.
En 1971, redactó la normativa de la industria del petróleo. Los fundamentos se estudian hoy en cómo gestionar de forma exitosa los ingresos de un país rico en recursos naturales.
Los diez mandamientos del petróleo
Sugirió la creación de una compañía petrolera nacional Statoil, propiedad del Estado. La empresa participa de las operaciones, pero compite en iguales condiciones y coopera con otros licenciatarios. La segunda decisión fue crear una agencia reguladora, que garantiza el cumplimiento de las leyes. Hoy aporta el 28% del PBI noruego. La institución depende de dos ministerios: uno dedicado la gestión de los recursos, y otro a lo referente al control de la salud, la seguridad y el medio ambiente. Esto es importante porque Noruega es líder mundial en ecología. El 75% de los autos vendidos son eléctricos.
Pero la “estrella” de los mandamientos fue su Fondo Soberano, billonario en dólares, en un país con apenas 5,3 millones de habitantes.
Dicho fondo está fuera del alcance de los gobiernos de turno y sus urgencias. Este es el secreto de su éxito: austeridad y ahorro para asegurar el futuro. A este fondo van a parar los impuestos, pagos de licencias y otros ingresos procedentes de la industria petrolera.
Pero el uso de ese dinero tiene una limitación: el gobierno solo puede disponer de alrededor del 3% de los valores del Fondo para mejorar el nivel de vida de la gente.
La experiencia noruega
En cuanto a “exportar” la filosofía, Al-Kasim experimentó las dificultades de ese intento. Con de la caída del régimen de Saddam Hussein en 2003, el gobierno iraquí le encargó la redacción de las bases para el resurgimiento de la industria petrolera. Con maniobras políticas alteraron el borrador y él terminó repudiando los cambios.
El obstáculo es la naturaleza humana
En particular la codicia. Es difícil contener el desarrollo petrolífero cuando un país precisa ingresos. Pero la moderación es esencial para el éxito a largo plazo, evitar el despilfarro y un shock por el súbito aumento de los ingresos.
Ese dinero debe ser usado en beneficios a largo plazo y el bienestar social mediante una buena planificación. Hay que usar las ganancias para crear otras industrias que impidan la dependencia del petróleo. El descubrimiento de nuevos yacimientos es esa especie de billete de lotería que todos los países quieren conseguir, pero al vivir del petróleo se descuidan las otras áreas.
En cuanto a estatizar o privatizar la industria no es una opción de blanco o negro.
La clave no es privatización o estatización, sino que haya un Estado que defienda los intereses y recursos nacionales por encima de las cuestiones puramente económico-empresarias.
¿Qué hacer con Vaca Muerta?
Argentina todavía sigue importando petróleo y no aprovecha este recurso tan valioso. El costo de la extracción del petróleo de esquisto es mucho más elevado que el de los yacimientos convencionales. Y por otro, los mercados están hoy inestables debido a las condiciones imperantes. Esto desalienta a las compañías internacionales para invertir en Vaca Muerta. Argentina debe pensar a largo plazo y evaluar cómo administrarla como reserva estratégica que asegure al país el acceso a combustibles en la transición hacia energías limpias.
Hay que sustituir el petróleo por energías limpias lo antes posible. Pero este proceso va a ser más largo de lo esperado y es la responsabilidad de cada país asegurarse en la transición.
La maldición de los recursos naturales
Esta extraña paradoja aqueja a países que siendo ricos tienen pueblos pobres. Noruega es la excepción, mientras fortalece su Estado benefactor que otorga cobertura desde el nacimiento, y crece sin deudas y con superávit fiscal. Noruega no cayó en la trampa y tiene un fondo de los más grandes del mundo.
El futuro se complica
El mundo enfrenta graves problemas ambientales, políticos, demográficos, económicos y sociales. Financiar gastos de salud y manutención de los mayores con menos trabajadores será un dilema. Otros serán la pobreza, la desnutrición infantil, las drogas, la marginación, la crisis de la familia y el delito. Noruega fue visionaria. Ahorró el producido por el petróleo como reserva para el futuro. Su fondo es de 400 mil millones de dólares. Chile también ahorró el excedente del precio del cobre y acumuló 20 mil millones.
El mundo no es una herencia
No es la herencia que recibimos de nuestros padres, es un préstamo que nos hacen nuestros hijos confiando en que se lo sabremos devolver. No lo recibimos para devastarlo ni debe ser una hipoteca. Los noruegos saben que gastarlo ahora, sería como robarles a las generaciones futuras. EE.UU. mantiene problemas demográficos y de salud. Europa continúa subsidiando el campo y no resuelve el problema de sus jubilados. Gran Bretaña, gastó sus ingresos petroleros del Mar del Norte durante el boom económico.
Gran Bretaña ni EEUU no experimentan sentimientos de culpa. En Noruega existe un sentido de la virtud: el que ha recibido mucho tiene una gran responsabilidad.
Pararse solos frente al mundo
Es más fácil cuando el país tiene reservas de petróleo que lo convierten en el tercer exportador del mundo. El flujo de dinero procedente del oro negro permite que los noruegos disfruten de su prosperidad con el segundo PBI per cápita del mundo.
Sin hipotecas subprime
En Noruega no hubo colapso inmobiliario, los créditos hipotecarios desmedidos fueron escasos. Oslo conserva la apariencia modesta que recuerda más a una aldea pesquera. Sus bancos son sólidos, no perdieron la prudencia y la estricta supervisión evitó que corran los riesgos de sus pares de otras latitudes sin cerrar sus puertas a los préstamos.
No hay Noruegas latinoamericanas
Noruega es una excepción a la maldición de los recursos naturales. Ocupa el primer puesto en desarrollo humano y administra su riqueza con una economía intervenida y planificada. Por el contrario, Suecia, Finlandia y Dinamarca sin esos recursos tienen un modelo capitalista y han construido economías exitosas basadas en la innovación. Noruega no apostó a la investigación y sin esos recursos sería poco competitiva.
Noruega no tiene corrupción
Los países populistas son los peores en el índice de transparencia. La diferencia es clara: Noruega usa sus recursos sin innovación, pero es honesta y los beneficios llegan a su gente. No existen las “Noruegas latinoamericanas”.
Algunos noruegos temen que repartir riquezas corrompa la ética del trabajo, como si canjearan ocio por petróleo. Trabajan menos horas que los ciudadanos de otras naciones. Se han vuelto complacientes, con más vacaciones y licencias. Un día de éstos, el sueño puede terminar. Pero hoy el trabajo abunda y la mano del gobierno es omnipresente, incluso para los marginales.
La maldición en Argentina
Argentina es un país rico en recursos naturales que falla en la gestión, el 50% de su gente es pobre. Dilapida recursos épocas de bonanza, al revés que Chile y Noruega. Predominan la burocracia y la incapacidad. Las decisiones no se basan en el conocimiento y la memoria institucional es pobre porque los funcionarios cambian.
No hay funcionarios bien remunerados y comprometidos con el interés nacional y con políticas de estado, se eligen por amiguismo o clientelismo. Así se reduce la capacidad de acción de los gobernantes, la eficacia de sus proyectos y sus respuestas ante las crisis. Un equipo profesional no minimiza la política, le otorga capacidad de gestión. El argentino descree de su gobierno, evade impuestos. La deuda externa equivale al dinero que los argentinos tienen en el exterior.
La economía de la inteligencia
Desarrollo no es lo que se tiene sino lo que se hace con lo que se tiene. El falso dilema es dar pescado o enseñar a pescar, pero si la caña es importada la inteligencia viene de afuera. Una nación innovadora y moderna, centra su estrategia en su gente, y los ciudadanos sienten que forman parte del cambio. Da espacio al potencial creador y forma canales de participación: la inteligencia país se construye desde abajo. Hay que retener a la gente que es el capital social de la economía. Los países en desarrollo pierden si la inteligencia se va, los países desarrollados ganan si la reciben. El desafío es la educación. No se trata de da información sino de enseñar una forma de ser, de aprender, de hacer, de adaptar y de crear.
Argentina año verde
La ONU considera a Noruega el país más desarrollado del mundo. Sus funcionarios de Correos perfuman las cartas. La sanidad pública incluye la ortodoncia gratuita hasta los 18 años. Cuando la mujer da a luz, cobra el 80% de su salario. El padre debe tomar seis semanas libres obligatorias. El 90% de la población tiene conexión a internet. El 100% está alfabetizada. Sólo el 3% no tiene trabajo, pero cobra el seguro. Si una familia acoge a un niño en adopción, la madre cobra su sueldo, aunque no acuda al trabajo. El fondo soberano de Noruega invierte con inteligencia ética: prohíbe inversiones en armas, y castiga a los que estén implicados en hechos de corrupción o hayan producido graves deterioros al medio ambiente.
Miopía de futuro
Hace 35 años no se habían masificado internet ni los celulares. Pocos visionarios -locos- previeron la aceleración del cambio climático por la acción humana.
El Covid-19 les dio la razón. La miopía se dio siempre: ante el síndrome respiratorio, gripe aviaria, epidemia de Ébola, ciclones, incendios, inundaciones, hambrunas y Fukushima.
A la fragilidad se le suma la ineptitud para anticipar y prepararse. En 2015 se pronosticó que un virus sería la mayor amenaza: transmisible por vía respiratoria, muy contagioso, capaz de reproducirse, veloz e infeccioso. Bill Gates lo comparó con una explosión nuclear.
Afantasía
Es una enfermedad que afecta a un 3% de la población y se caracteriza por no poder crear imágenes en la mente, aunque se perciban con los sentidos. Provoca una reducción de la habilidad para recordar, imaginar el futuro y soñar. Al imaginar el futuro el político tropieza y no puede enfrentar la amenaza de una pobreza imparable y se autoengaña con que si se podrá.
El síndrome de Casandra ignora la evidencia. El político suele ser un analfabeto tecnológico y usa la intuición sin contar con una mecánica intelectual que le permita pronosticar los cambios. Es prisionero de fuerzas que deciden por él y le impiden visualizar el interés de la sociedad.
En China el dirigente tiene formación ingenieril. Los polos de innovación tecnológica, de Silicon Valey o Pequín, facturan más que varios Estados nacionales juntos. La población será de 17.000 millones a fines de siglo. En 2050 la mitad del PBI será producido con tecnologías disruptivas. No hay estudios sobre este desafío y sin cooperación mundial es imposible que el futuro se transforme en un presente vivible. Hay que amar, respetar y visualizar el futuro, es el lugar en el que vivirán nuestros hijos. La afantasía provoca cambios en el proceso cognitivo.
La visualización de una puesta de sol es voluntaria, las formas involuntarias, como el sueño, ocurren menos. Y esta función cognitiva que involucre lo visual, es probable que se reduzca.
La prueba de la golosina
Ponen a un niño de cinco años frente a una golosina. Le dicen que, si es capaz de no comerla durante 15 minutos, recibirá otra más como recompensa. Los resultados del experimento conducido en 1970 por Walter Mischel, de la Universidad de Columbia, sugería que los niños que habían resistido a la tentación sacaron mejores notas, tenían mejor comportamiento, ganaban más dinero y eran más delgados al convertirse en adultos.
Crisis de replicación
Los hallazgos científicos son revaluados con otras metodologías y dejan en claro su incapacidad para plantear soluciones únicas. Las máximas de la psicología pop son defenestradas, como la idea de que obligando a sonreír uno se hace más feliz, que mimetizando poses de poder se insufla autoconfianza, o que la educación financiera nos hace más egoístas.
Hechos sagrados, interpretaciones libres
Hay un sistema que transmite sus valores de generación en generación. Es necesario crear algo nuevo. Una constelación que conecte los problemas con sus causas, reoriente las relaciones y reestablezca el amor.
Ningún valor que dependa de lo externo es absoluto. Es la mente la que fija el valor. La felicidad y la desdicha dependen de cómo afrontemos los acontecimientos, no de su naturaleza.
Un hemisferio cerebral es verbal y racional; otro emocional, visual e intuitivo. Para Einstein la lógica te lleva de A hasta B y la imaginación te conduce a cualquier parte. Imaginación y conocimiento asociados son el mejor instrumento. Un ciego y un paralítico perdidos en el bosque se salvan si actúan en equipo. El ciego ofrece sus piernas y espaldas y el paralítico se monta en ellas para indicar el camino. Del mismo modo las dos personalidades del cerebro deben forjar su alianza estratégica para inventar la herencia que dejaremos al futuro.