Dentro de las actividades de RSE y de Recursos Humanos que llevan adelante distintas empresas (pequeñas, medianas y grandes), el voluntariado corporativo confirma que si se unen programas atractivos, se lo comunica adecuadamente y representa el entusiasmo y vocación de los trabajadores, el clima interno tiende a mejorar y consolidarse.
Desarrollar un excelente Programas de Voluntariado Corporativo, destinado a involucrar a y motivar la participación libre del los colaboradores, que dedicarán parte de su tiempo, capacidades y talentos a ciertas causas y proyectos sin ánimo de lucro puede ser -y de hecho miles de compañías así lo demuestran- una muy buena herramienta para movilizar alrededor de distintas causas a sus recursos humanos.
Primero: Lo primero es sensibilizar
Dentro de las claves a tener en cuenta para diseñar su Voluntariado, es importante comenzar por la sensibilización del grupo que esté dispuesto a participar. Luego, consensuar una estrategia de conjunto, sostenible, medible y con resultados concretos, donde los trabajadores puedan interactuar y nutrirse de la experiencia. También es importante que el programa esté alineado con la misión, visión y valores de la empresa, y asignar los recursos necesarios.
Segundo: Diseñar y consensuar una estrategia de Voluntariado: segundo escalón hacia el éxito
El sector empresarial es cada vez más consciente de que puede aprovechar su estructura para la generación de beneficios sociales y medioambientales. Una vía para ello es el desarrollo de una estrategia de voluntariado corporativo. En muchos casos, estas estrategias combinan elementos de acción social con la gestión de recursos humanos, y suelen estar alineadas con la cultura y los valores de la organización.
Tercero: hacer tangibles los beneficios
Dentro de los beneficios, se producen en un corto período un aumento del sentido de pertenencia y compromiso con la empresa; mejora la comunicación interna; contribuye al cambio en la sociedad mediante causas de fuerte identificación humana; se desarrollan nuevas habilidades; se difunden las actividades interna y externamente; y se puede cooperar en forma tangible con causas que los propios trabajadores propongan o impulsen.
Además, se generan instancias de diálogo colaborativo, traspaso de habilidades entre los miembros del equipo casi sin darse cuenta, experiencias que se recordarán por siempre, y se identificarán los participantes con la compañía y los distintos públicos; además de contagiar su entusiasmo por hacer, construir y colaborar.
Cuarto: aprender de los errores. Lo que no es Voluntariado Corporativo.
El error en que muchas empresas suelen caer es no tener una estrategia de Voluntariado corporativo, por lo que queda circunscripto a alguna acción circunstancial –por ejemplo, una donación, o recolectar juguetes-, pero no tiene continuidad ni sostenibilidad.
Otro punto débil es que no sigue una metodología, que requiere de las etapas de análisis, diseño, implantación, evaluación, control y hacer tangibles los resultados.
Muchas empresas tampoco creen demasiado en el voluntariado, por lo que suelen opacarlo o dejarlo de lado frente a lo que supuestamente es más productivo. Es imprescindible la vocación de la empresa por llevar adelante un programa de Voluntariado y apoyarlo desde todas las áreas y niveles de la organización.
Quinto: equilibrio interno = ecología interna
Finalmente, es imprescindible observar mucho el balance entre la carga de trabajo que supone para los trabajadores encarar una tarea de voluntariado y los resultados que luego se plasmarán en concreto; ya que si el resultado es poco contundente y el trabajo excesivo, muchas personas comenzarán a frustrarse y a no encontrarle sentido a lo que están haciendo.
¿Qué es la “ecología interna”? Me gusta abordar este concepto como una forma dinámica, tangible y concreta de sostener dentro de las empresas lo mismo que la Misión y Valores suelen declamar hacia el exterior. Si una empresa dice ser responsable, debe serlo primero internamente. Si declara ser sustentable, primero se lo demuestra en casa. Estos hechos, sin prisa y sin pausa, determinarán en el tiempo -digamos, un año corrido como mínimo en un calendario de acciones sostenidas internamente- una filosofía de trabajo, que permitirá una mayor cohesión de los equipos y talentos humanos. Y allí sí se podrá obtener el máximo de involucramiento y participación en un programa de voluntariado corporativo/empresarial.
Me preguntan: “¿Es para todo tamaño de empresas?”. La respuesta es “¡Sí!” Y cuanto más pequeña sea la organización o emprendimiento, mucho mejor para sentar las bases del voluntariado desde el inicio, sustentado en los valores del proyecto. Por lo tanto, lo único que se necesita es decisión estratégica para llevarlo adelante.
El próximo paso
Es por eso que la formación en voluntariado, mediante talleres, facilitaciones y jornadas, y la sensibilización sobre cada proyecto en particular, son dos de los eslabones principales para que tenga éxito la acción en su conjunto.
Hay mucho camino por recorrer en cuanto a motivación de los recursos humanos. Sólo hay que dar el primer paso, previa planificación estratégica para medir los resultados.
Daniel Colombo. Con más de 30 años de experiencia, desde sus comienzos en radio a los 8 años, es comunicador profesional, escritor y coach especializado en desarrollo de carrera y alta gerencia. Ha sido Gerente de Marketing y Comunicaciones en empresas multinacionales y argentinas; creador de emisoras de radio, canales de TV (incluyendo populares marcas a nivel global), periódicos, portales, y presidente de su propia consultora de comunicación en Argentina durante 20 años. Tiene 14 libros publicados. Entrena voceros en motivación, liderazgo y espiritualidad en la empresa; es un reconocido líder en formación en media-coaching, oratoria y comunicación estratégica. Ha realizado más de 2500 proyectos para todo tipo de marcas, servicios y gobiernos, y dictado más de 500 conferencias, talleres y workshops en 18 países.
fuente: Blogs Infobae