Para que la vida no sea una rutina, en la que hacemos siempre lo mismo esperando los mismos resultados, necesitamos cambiar hábitos
¿Te has preguntado alguna vez si lo que haces cada día responde a conjurar las urgencias del momento, a complacer a los demás, al miedo a quedarte sin trabajo, o si quizás se debe a que no te permites bucear sobre cuáles son tus motivaciones más profundas?
Moverse por hábitos
Mientras que el animal se mueve por instintos, el hombre es un animal de costumbres. El hábito es su patrón de conducta, tú creas tus hábitos y luego ellos te crean a ti. El problema no es tener hábitos, ya que son los facilitadores de la acción, lo grave es incorporar los malos hábitos: vivir en el pasado, esperar un futuro que nunca llegará, lamentar lo que no tiene remedio, desear algo y no hacer nada para conseguirlo. Para cambiar un hábito, hay que luchar contra la costumbre. Lo esencial es prestar atención para advertir en qué te estás equivocando: “el feedback con la realidad es lo que impide que tus errores se conviertan en hábitos”.
Estado de flujo
Hay personas que logran alcanzar estados de alta productividad. Una visión clara y magnética del futuro deseado, es la forma que tiene el porvenir de ayudarte a producir el cambio. También importa saber el por qué. El pasado aporta tu experiencia, el método suma el “cómo”, la habilidad de hacer y la actitud aporta la inteligencia emocional como motivación, ganas e iniciativa. Es en el presente es donde debes colocar el ideal en la mente, en el corazón, y perseverar. Relacionando el objetivo con metas valiosas generas la sinergia.
Creer que es posible hace que la fe mueva las montañas. Así es como el Yo creo de creer debe fusionarse con la idea, el Yo creo de crear, que es el faro que ilumina y debe estar impregnada por los afectos. La voluntad es el barco y el timón, el motor es la emoción. Para lograr el estado de flujo hay que estimularlo en la memoria y darle prioridad, comprar la idea, planearla, ejecutarla y controlarla.
Cambiar un hábito
El plan es el modo de hacerlo con estrategia: ¿Dónde estaba, dónde estoy, a dónde quiero estar, cómo haré para conseguirlo? La actitud apoya a la aptitud, hay que imaginar el logro como ya alcanzado. El primer acto marca la disposición, el entrenamiento hace al hábito y lo perfecciona. La ventaja del hábito es que no pide permiso a la voluntad. La desventaja es que hay de los buenos y de los malos.
Estado de flujo es una sensación de control mental de las emociones al servicio del objetivo, donde desaparece la conciencia de uno mismo y se abandonan las preocupaciones. Entonces la conciencia se funde con el hacer que se vive como recompensa, se deja de lado la reflexión sobre uno mismo y sobre lo que se hace, se siente una sensación de plenitud, las respuestas se ajustan a la exigencia de la tarea y las emociones se activan y se alinean. Es un entrenamiento de la atención y de la energía psíquica.
¿Y cuál es tu propósito?
Un propósito funciona a tracción movilizando tus acciones. Un portero de la NASA le dijo al presidente Kennedy que su propósito era «ayudar a poner al hombre en la Luna». Cualquier cosa que hagas, requiere que una gran razón organice tu vida alrededor de ella.
– ¿Qué está haciendo, buen hombre?, preguntó el viajero. Levantando esta enorme piedra. Con este sol abrasador resulta insoportable. Esto no hay quien lo aguante. Maldito sea el día en que me contrataron para este trabajo. El viajero camina unos pasos y se dirige a otro que golpea una enorme piedra con el pico, y luego la levanta con gran esfuerzo para colocarla sobre otra. – ¿Qué hace usted, buen hombre?, pregunta al esforzado trabajador. – ¿Es que no lo ve? Estoy levantando este interminable muro que, si Dios no lo remedia, acabará conmigo. El viajero avanza y encuentra a un tercer trabajador que está levantando una enorme piedra para colocarla en el lugar adecuado. – ¿Qué está haciendo usted, buen hombre?, pregunta. El trabajador, sonriente y orgulloso, contesta de manera entusiasta– Estoy construyendo una catedral.
Los tres estaban haciendo una tarea parecida, que requería esfuerzo y tesón. Pero la actitud era muy diferente. Uno maldecía la tarea. Otro, realizaba rutinariamente su trabajo por dinero. El tercero disfrutaba de la tarea imprimiendo a su trabajo un sentido elevado y motivador.
Trascender
La idea de trascender con el trabajo que haces impacta fuertemente en tu vida. Algunas personas se ligan a una creencia religiosa, a una vida espiritual, o a contribuir con una causa vital. Es decir que el estado de flujo se refiere a sentirse parte de algo que sea mucho más grande que uno mismo o que persigas un bien mayor que te trascienda.
Storytelling
Lo recomendable es realizar un storytelling de tu propia vida, es decir, ver cómo puedes reunir tus experiencias sueltas en un relato coherente que pueda contribuir a ver con claridad el sentido de tus actos. Si transitas tu vida haciendo foco en el sentido no concibes a tus experiencias pasadas como aleatorias o desconectadas. Y entonces planificas tus acciones presentes para encajarlas juntas en una narrativa que explique lo que haces, quién eres y cómo quieres terminar en el futuro la historia de tus sueños.
La pertenencia
Formar parte de una comunidad genera bienestar y le da un sentido más claro a tu función. Las comunidades se crean alrededor de ideas disímiles, pero existe un concepto clave: la soledad, impacta mal en la salud y en la felicidad. Ser parte de algo, tener un lugar común y significativo, ser llamado por pares con tu propio nombre, es formar parte de una red de intereses comunes que le dan sentido a tu existencia.
Estar en rojo
Tu vida es tu empresa. Un balance depresivo te lleva a la quiebra, uno de felicidad te brinda armonía entre el corazón y el cerebro. Sé positivo, enfoca hacia el bien, no a evitar el mal. Invierte, no gastes. No difieras desafíos. Llénate de recuerdos bonitos. Cuida tu postura e imagen, sonríe. Muévete. Uno es pobre si solamente tiene dinero, porque no puede crear cuentas corrientes emocionales de inversión y de oportunidades. Hacer este balance es reflejar el espejo de tu vida.
Los avances en la gestión de la felicidad
Los paneles de control que se están utilizando los países para gestionar una supuesta felicidad podrían generar transformaciones profundas. Ya se escuchan voces que alertan acerca de instrumentar una cierta idea de felicidad demasiado pegada al concepto de “satisfacción” (con una excesiva orientación hedonista) y no muy fiel a la que heredamos de los clásicos.
Es necesario integrar felicidad y sentido, para poder superar estas limitadas versiones.
La teoría de las inteligencias múltiples
Parte de que todos somos genios, gigantes dormidos por un sistema educativo que no desarrolla nuestra inteligencia social ni individual. Lo ideal es que todos los países a través de los Ministerios de Educación discutieran y aprobaran modelos educativos donde sea tomada en cuenta, de tal forma que incluyan estrategias orientadas a desarrollar los diversos tipos de inteligencia, de esta manera los docentes las identificarían en sus alumnos, detectarían que inteligencias presentan mayor fortaleza y en cuales existen debilidades.
En este sentido la planificación Educativa se diseñaría tomando en cuenta las debilidades y las fortalezas, las amenazas y las oportunidades.
Esto requiere además de dedicación y esfuerzo, una gran inversión por parte del Estado, pues tendrían que incluirse nuevos y mejores espacios, entornos donde los niños y jóvenes puedan desplegar actividades que les permitirían identificar sus fortalezas, despertar en lo social y en lo individual. Seguramente los docentes tendrían la oportunidad de descubrir grandes genios, ocultos por una educación que no favorece su desarrollo. Si esta teoría se aplicara, las sociedades tendrían garantizada la incorporación de valiosos ciudadanos, capaces de contribuir a su desarrollo en los diferentes ámbitos. No como ocurre ahora con la sociedad donde la mayor parte gente trabaja en algo que no le gusta hacer.
Nuevas formas de medir la inteligencia
Con esta teoría el –IQ- o coeficiente intelectual dejó de ser la única medida de la inteligencia, ya que se puede ser inteligente de diferentes formas. El enfoque clásico no hacía foco en la vocación como la inteligencia principal. Pero como dijo Séneca: no hay vientos favorables si no sabes a dónde quieres llegar. Tenemos un poder interior que el mundo conoce como empowerment y se convierte en poder inteligente (smart power) cuando conjuga el querer con la eficacia. Esto implica armonizar la vocación, el talento y el mercado laboral.
No alcanza con saber lo que se quiere; sin conseguirlo el deseo se frustra. Lo mismo ocurre si la carrera se elige por imposición de la familia o de la sociedad de consumo, la que brinda un radar para imitar a ricos y famosos pero no la brújula del autoconocimiento.
La inteligencia se bloquea también por carencias metodológicas. El filósofo Nietzche sugirió que los métodos son la mayor riqueza del hombre.
Un primer desajuste es la desinteligencia emocional, la falta de correspondencia entre la vocación y las emociones que se experimentan en la actividad diaria. También se bloquea el querer por falta de imaginación, o la bohemia: calentar la pava pero no tomar el mate.
El bloqueo estratégico consiste en no saber fijar metas; el que falla al planear planea fracasar. Otro error común es no saber ejecutar el plan. Son destrezas que deben entrenarse (aprender a aprender y a emprender).
Una virtud clave es la inteligencia social: implica elegir bien a los que nos acompañarán en la ruta de la vida. El capital social es la sumatoria de las relaciones productivas. Podemos seguir enumerando inteligencias múltiples pero conviene saber que el verdadero “desarrollo” no es lo que tenemos sino lo que hacemos con eso, para convertir el espíritu en materia.
Para que el genio que llevamos dentro no se quede encerrado en la lámpara de Aladino, debemos poder crear ideas y llevarlas la práctica. Para lograrlo se necesita un coach que facilite concretar la vocación y con ello encontrar el sentido de la propia vida.
Por eso, la educación debe ser la industria pesada del país porque es la que fabrica los ciudadanos del futuro.