Estas nueve ideas te ayudarán a lograr una buena relación con tus compañeros de trabajo si lo practicas continuamente hasta convertirlas en hábito.
Vivimos en un mundo social, y permanentemente nos relacionamos con distinto tipo de personas. Como “seres sintientes” que somos tenemos desencuentros y diferencias, que forman parte de la condición humana. Todos vivimos procesos de los que, los demás, no saben nada.
Dentro del círculo de vínculos están los compañeros de trabajo. Independientemente de una mayor o menor cercanía, las posiciones jerárquicas y los espacios compartidos incluso fuera de lo laboral, pueden presentarse problemas que dificultan el desenvolvimiento de las tareas, e incluso, que hacen difícil la convivencia.
Con un poco de empeño y mucha atención a nuestras reacciones, podemos mejorar sustancialmente la relación con los demás. Estas nueve ideas te ayudarán a lograrlo si lo practicas continuamente hasta convertirlas en hábito:
1. No somos perfectos
Ni tú, ni yo, ni nadie. Uno de los principales problemas relacionales con los demás, incluyendo tus compañeros, es pretender que los demás actúen en niveles muy cerca de la perfección. La pregunta es: ¿Por qué le pides perfección al otro? La herramienta clave es soltar las expectativas sobre cómo deberían ser las cosas y las personas. Necesitamos comprender esto para evitar exagerar en los juicios y las condenas, los prejuicios y preconceptos. Todos cometemos errores. Hay algunos que son realmente graves, y que no será necesario dejarlos pasar. En cualquier caso, sin justificarlos, si puedes mirarlos desde la perspectiva del otro, accederás a otro nivel de consciencia. Esto no significa que estés de acuerdo. Es pura información para complementar tu visión del tema.
2. Sé optimista
Cuando todo parece sucumbir alrededor, es bueno que sepas que la mayoría de las personas que tienen éxito son optimistas. Buscan la parte buena de las cosas, sin dejar de considerar que existe otra porción opuesta. A nadie le gustan las personas quejosas y que no aportan valor. Debes tomar una decisión: en aquello que te enfocas, justo eso es lo que lograrás.
3. Practica la empatía
Esta cualidad es esencial para mejorar tu vínculo con los demás. Cada situación tiene, al menos, dos puntos de vista: el tuyo y el de la otra parte. Ponte en los zapatos del otro; si lo deseas, hazlo en silencio, sólo para ti. Se trata de que puedas sentir, vivenciar e intentar entender desde esa perspectiva.
4. Sé abierto y receptivo
Con las personas que tienes diferencias, busca paulatinamente abrir tu canal de percepción para ver qué hay detrás. Por lo general, hay un dolor e insatisfacción tan profundo que muchas veces motiva reacciones desbordadas, o emociones desbocadas -un aspecto humano, aún hoy, no tan bien visto dentro del marco empresarial-. Una vez más, no se trata de que justifiques esos hechos: se trata de entender metiéndose un poco en el mundo del otro.
5. Todos somos espejos
¿Has observado que lo que más te molesta de otra persona, casi siempre refleja una parte tuya que aún no has terminado de evolucionar? La próxima vez en que algo te resuene mal dentro tuyo, piensa en tus paradigmas -esas creencias tan fuertes que las has hecho verdad dentro, sin animarte a soltarlas-, y obsérvate de una manera más ecuánime. Un recurso interesante es preguntarte en estos casos “¿Qué aprendizaje está disponible para mí en esta situación?”. Allí se produce una apertura de consciencia muy poderosa, que te ayudara a evolucionar.
6. Presta atención a los demás
Hay una gran diferencia entre oír y escuchar, y entre ver, mirar y observar. Son planos diferentes de la comunicación humana. Puedes elegir practicar tu predisposición para enfocarte y no distraerte mientras te comunicas con las demás personas. Aprenderás a estar presente en tu vida y con ellos. Este es un gran paso para mejorar las habilidades interpersonales.
7. No juzgues
Los juicios son pensamientos que irrumpen sin pedir permiso en nuestra mente e inconsciente, con el fin de generar opiniones sobre casi todas las cosas que vives. Si le entregas el poder a tus juicios, te perderás la maravillosa posibilidad de vivir en el presente de tu vida, incluso de las relaciones cotidianas con tus compañeros de equipo, porque estarás tan distraído “siendo juez y parte” de todas las cosas, que no tendrás tiempo ni energía para ti, ni para conectarte honestamente con los demás. Como herramientas esenciales, la propuesta es que elimines de tu parte los chismes, la crítica, el humor negro sobre otros y todas las actitudes que no ayudan a crecer.
8. Aprende a ser un observador neutral
Cuando haya una situación con la que no adhieres ni te gusta, la invitación es a evitar reaccionar negativamente. Es posible ser un observador neutral, tomar una tercera posición: casi como si fueses un mosquito que, fijado en lo alto de una pared, mira lo que está pasando sin tomar partido. ¿Para qué sirve esto? Fundamentalmente para no trenzarte en situaciones desagradables, y sobre reaccionar. También podrás ver mucha más información desde lejos, que metido en el meollo del asunto. Y así, tendrás herramientas para conducirte mejor en tu toma de decisiones y para mejorar la comunicación interpersonal.
9. Piensa antes de actuar
Las emociones controlan tu comportamiento. Por eso es fundamental que las moderes, sobre todo aquellas que producen efectos negativos en ti y en los demás. Tómate el tiempo necesario para eludir discusiones y reyertas que no conducen a nada. Ten presente la pregunta “¿Qué eliges? ¿Tener la razón o ser feliz?”. Hazla tu lema, y verás cómo, con la práctica continuada, disminuyen tus confrontaciones con el mundo. Empezarás a vivir con más paz y entendimiento… incluso en el ámbito del trabajo. Se trata de integrar, cooperar y promover un mayor entendimiento entre todos.
Algo más: es totalmente razonable que a veces elijas no vincularte con personas que te dañan, hablan mal de ti, o se comportan de maneras inadecuadas. Aprende una nueva forma: puedes hacerlo de una manera serena y no confrontativa. En esto radica la sabiduría de las personas evolucionadas. De esta forma dejarás de declararte en guerra interna permanente, y no sucederán tantas guerras alrededor tuyo.