La adicción a las redes sociales es un problema que crecer aceleradamente en todos lados. Cómo reconocerla y herramientas para superarla
Desde la llegada de las redes sociales a nuestra vida hace apenas poco más de una década, y la masificación de su uso por los avances de los dispositivos móviles, surgió un nuevo trastorno adictivo.
El tiempo que pasamos conectados o atentos, la frecuencia con que lo hacemos, la cantidad de energía y pensamiento que le ponemos en chequearlas o interactuar, y la dependencia emocional que generan en millones de personas son los primeros signos de alarma que debemos tener en cuenta.
Sin dejar de considerar los beneficios que también traen aparejadas, las redes sociales transforman el panorama de la interacción humana. Interacción que no siempre es comunicación.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada cuatro personas padece trastornos de conducta relacionados con este problema.
Los especialistas y científicos de la Universidad de Bergen, en Noruega, ha creado una escala para medir esta afección tan popular. Parten de la base de que el problema conlleva un aislamiento que se traduce en pérdida de control sobre su voluntad, abandono de actividades y hasta síndrome de abstinencia, como sucede con otras adicciones.
¿Qué tapan las personas con el excesivo uso de las redes sociales? Algunas respuestas son que escapan a la angustia existencial; a la impotencia sobre aspectos no resueltos de su personalidad; y, muy claramente, al vacío y soledad en la que viven y que no logran canalizar ni encauzar de otra manera más saludable.
Para la psicóloga Cecilie Schou Andreassen de la Universidad, “los estudios que estamos realizando revelan que los rasgos de un adicto a las redes sociales son muy parecidos a los que padecen alcoholismo y drogadicción.”
# Indicadores para detectar la adicción
Desde Noruega comparten seis criterios básicos para medirla:
1. Pasar mucho tiempo pensando en las redes sociales como Facebook y Twitter
2. Sentir una necesidad de utilizar la red social en todo momento
3. Utiliza la red social para olvidarse de los problemas personales o laborales
4. Fracaso en el intento de reducir el uso de la red social
5. Sentir inquietud y ansiedad para usar la red social, sobre todo cuando está prohibido
6. Impactos negativos en la vida laboral, estudiantil o personal por utilizar las redes sociales.
El dato inquietante es que, si en algún grado una persona vivencia al menos cuatro de estos criterios, se estaría frente a un caso de adicción, y hasta dependencia, de las redes sociales. Es necesario agregar que las personas con dependencia a las redes bajan notablemente sus niveles de concentración y enfoque en las tareas; se dispersan casi continuamente; si no tienen el estrés asociado al vértigo de las redes, se sienten lentos y fuera de ritmo. No logran leer con eficacia. Empobrecen su lenguaje al utilizar abreviaturas, emoticones y otros recursos de esta tecnología; y producen miedo o temor a los encuentros cara a cara, incluso aquellos que los mismos usuarios provocan para conocer nuevas relaciones amorosas, entre otro tipo de vínculos.
# Personalidades con mayor riesgo
En niños y jóvenes más que en adultos mayores; rasgos de inseguridad, soledad acentuada y muchas veces no elegida conscientemente, ansiedad y tendencia a la depresión o angustia prolongada, son más propensos a caer en la adicción.
En cambio, muchas de las personas más organizadas, ambiciosas, con vidas independientes, metas personales y objetivos por cumplir tienen menos riesgo de padecerla.
Además, detalla que la adicción a las redes sociales se presenta con mayor frecuencia en jóvenes o en personas que son inseguras y ansiosas, sobre todo en mujeres, mientras que la gente organizada y ambiciosa tiene menos riesgo de padecerla.
# Qué dicen los neurocientíficos
Desde la medicina biológica está demostrado que el uso de las redes sociales provoca cambios en los neurotransmisores del cerebro, como la adrenalina, dopamina, serotonina, oxitocina y cortisol.
La adrenalina es la que se vincula con mayor agresividad, de allí que muchas veces las reacciones que se hacen en las redes son emocionalmente desproporcionadas.
La dopamina domina el centro del placer, ya que regula la motivación y el deseo y hace que repitamos conductas; aquí se explica el tema de la adicción que producen las redes. También la dopamina es lo que se mueve cuando se recibe un “like” en las redes sociales, con ese sutil efecto de satisfacción instantánea; y hasta con el aumento de la cantidad de seguidores que, supuestamente, estarían interesados por lo que comentas en las redes.
Por el lado de la serotonina, se sabe que es fundamental en la regulación del estado de ánimo, el comportamiento social, el apetito y la digestión, el sueño, la memoria, y el deseo y desempeño sexual. Por eso cuando se ve afectada dentro de un cuadro de dependencia de las redes sociales, las personas tienden a alterar su ritmo del sueño, comidas, suelen tener aislamiento social y hasta falta de deseo. También puede volver los comportamientos sociales hacia un carácter más introvertido y la prioridad de los intereses individuales frente a los de grupo.
La oxitocina es llamada también «molécula del amor» y se relaciona con patrones de conducta amorosa, sexual y maternal; influye en que las personas sientan que son más abiertas y sociales; ayuda a mejorar la confianza en uno mismo y a reaccionar ante los miedos y bloqueos.
El cortisol es asociado con el impacto del estrés que deteriora la salud, y en el caso de las redes sociales, tendría impacto en la fidelidad a las amistades. Por eso es que los vínculos virtuales son apenas un pálido reflejo de las experiencias reales de la vida de relación: es sólo una puesta en escena; una pintura; y en muy pocos casos, la realidad.
# 5 formas de superación
Actualmente la literatura sobre el tema se extiende en millones de estudios alrededor del mundo. Lo importante es centrarse en las formas de resolver la adicción, en cualquier estadío de la dependencia que pueda experimentar una persona hacia las redes sociales.
Los principales puntos a poner en acción, activamente, cada día ante el menor indicio de dependencia insalubre como los comentados, son:
1. Date cuenta que tienes un problema, y que te limita y encierra. Considera que las redes sociales no muestran siempre la realidad: es una puesta en escena. Nadie tiene una vida tan maravillosa, ni tan miserable, como muchas veces allí se muestra.
2. La sobreabundancia de información enferma. La cantidad de mensajes a gran velocidad no nos permite decodificar y separar qué es relevante para nosotros, y que no. Puedes aplicar filtros, restricciones de seguridad, no aceptar a todo el mundo en tus redes y descubrir que el mundo sigue andando más allá de que no estés observándolo pasivamente a través de las redes.
3. Cuida tu productividad. El abuso en el consumo de redes sociales, por lo general, hace que las personas rindan menos; permanezcan muchas horas conectadas; reciban costosas facturas de la conexión y que se enreden en debates, sigan temas y hasta polemicen sobre aspectos totalmente irrelevantes para ellos, bajo el aparente hecho de figurar. Esto, en sí mismo, es un trastorno de personalidad que debe ser tratado por profesionales. Elimina, entonces, todos los distractores incluidas las redes, a la hora de necesitar producir, crear y trabajar.
4. Si usas las redes sociales para trabajar, utiliza programas profesionales para programar tus publicaciones y hacer los seguimientos: no siempre es necesario estar conectado las 24 horas.
5. Analiza qué te suman y qué te restan las redes sociales en tu existencia. Empieza a cambiar hábitos paulatinamente. Desconéctate cada día cinco minutos más. Concentra tu chequeo de mensajes una o dos veces al día: con eso es suficiente. Reemplaza esos tiempos por tareas más elevadoras, por ejemplo, leer, ver una buena película, conversar con tus seres queridos y amigos, trabaja contigo en tu superación. Date cuenta de lo limitada que es tu vida si la vives gran parte a través de lo que aparece e interactúas en las redes sociales.
Otro aspecto polémico de la tecnología es el uso y abuso de las redes y de los servicios de mensajería durante encuentros sociales. Hay muchas personas que no logran desconectarse del móvil en ningún momento; y hasta duermen con el aparato encendido al lado de su cama. Corresponde a cada uno y a las personas del entorno directo el llamar la atención y hacer foco sobre estos aspectos que, cuando se pasan de lo básico, se convierten en un trastorno de difícil resolución.
Hay grupos en muchas ciudades grandes donde se trata esta adicción específicamente si estás en niveles que no puedes controlar la abstinencia. Los efectos pueden ser tan devastadores como el alcohol, cigarrillo o las drogas, aunque parezca exagerada esta mención. Así funcionan: el problema te atrapa sin darte cuenta, hasta que ya es tarde.