Tanto el foco como la concentración requieren de un dominio donde se conjugan los dos hemisferios cerebrales: el izquierdo, más mental; y el derecho, de las habilidades blandas.
Seguro te pasó: alguna vez estuviste tan metido en una tarea específica, que el tiempo pasó volando. O asististe a algún curso de especial interés para ti, y no te diste cuenta cómo transcurrió tan rápido.
Esto sucede porque cuando ejercitas el enfoque te conectas con una gran habilidad humana: la atención plena. Así, estás presente en mente, cuerpo y alma con lo que estás haciendo; se silencia el entorno y puedes alcanzar un mayor nivel de atención, inspiración y creatividad.
Habilidades poco frecuentes
Tanto el foco (o enfoque) como la concentración requieren de un dominio donde se conjugan los dos hemisferios cerebrales: el izquierdo, más mental; y el derecho, de las habilidades blandas. Es cuando tiendes puentes entre las cadenas neuronales que se produce este estado de elevación por sobre lo cotidiano.
Sin embargo, como vivimos en un mundo lleno de interferencias, es necesario re educar el poder de la atención y en foco. ¿Por qué “re educar”? Piensa esto: cuando eras niño seguro pasaste muchas horas armando algún juguete, o creando mundos de fantasía, sin que nada interrumpa en esa representación que estabas creando. De adultos, las obligaciones, el sistema educativo, las interacciones sociales y el auge de la tecnología presentan barreras para sostener un foco casi permanente.
¿Qué es hacer foco?
Se trata de concentrarse en algo determinado. Lo interesante es que para lograrlo, necesitas abstraerte de muchas otras cosas que suceden al mismo tiempo. Esto significa que para enfocarte será indispensable que elijas y priorices una tarea en concreto, por las demás que están dando vueltas.
Es interesante observar cómo, justamente eso que “no haces” (no le prestas tu atención por el momento), determina la energía proporcional que pondrás a eso que “sí haces”.
Tu energía es directamente proporcional al foco que le pongas. Y de esta concentración depende la velocidad de avance y hasta de manifestación de las cosas en el mundo real.
Tu mente, herramienta clave
Ciertos pensadores tienden a pensar en el cerebro y la mente como el software y el hardware humano, aplicando una analogía con el lenguaje de las computadoras.
Sin embargo, hay un término que aplica el Nobel de Biología, Gerald Edelman: dice que, en realidad, es “wetware”, algo resbaladizo y flexible por completo. Por esto tiene una condición fabulosa, la neuroplasticidad. El científico recuerda que el cerebro se compone de conjuntos de neuronas que compiten entre sí por el predominio a la hora de responder a los estímulos del entorno.
Esto se llama sinapsis, que es cuando se ordena el rompecabezas mental y logra que se produzca un resultado.
Para mantener tu foco en una tarea, es necesario darle espacio y crear las condiciones para que el cerebro actúe de manera libre, aunque orientada sobre la base de un proceso de pensamiento inicial.
Personas con foco excepcional
Las personas con alto nivel de rendimiento y productividad son muy enfocadas. Aquí van cinco características que tienen en común:
1. Pueden hacer mucha mayor cantidad de actividades durante el día.
2. Resuelven temas complejos con velocidad
3. Son rápidos en tomar decisiones
4. Cuando logran foco, segregan endorfinas, la hormona de la felicidad, obteniendo placer.
5 .Les cuesta delegar o compartir el método con otros, puesto que el empatizar en los procesos de enfoque los desorienta, ya que es difícil bailar al mismo ritmo de los demás.
La toma de decisiones
Todo el proceso del foco se centra en uno de los problemas más recurrentes de las personas: la toma de decisiones.
A muchos les cuesta elegir, por lo que hacer abstracción consciente de distintos aspectos para lograr enfocarse en sólo uno, les representa un desafío. Por eso muchos lo hacen a la fuerza, casi cuando no les queda otra. Un ejemplo práctico es el de una entrega con una fecha y hora determinada: hay personas que funcionan bajo presión, y sólo accionarán ante la inminencia.
Aquí van tres recursos para tomar decisiones más rápidas:
1. Entrénate de a poco, empezando por temas sencillos.
2. Ponte plazos y cúmplelos a como dé lugar.
3. Reconoce la emoción de satisfacción cuando vas cumpliendo los procesos en tiempo y forma, en vez de postergar o dar vuelta a las decisiones. Este punto es fundamental para darte ánimo.
Siempre tienes tiempo, si eliges
La excusa más frecuente en más del 80% de las personas es que no tienen tiempo para ser más productivos, y ponen todo tipo de justificaciones. Lo que en verdad no pueden decir-se a otros y a sí mismos es que no saben tomar decisiones, y que sus elecciones son erróneas. Así, se limitan en la posibilidad de mantenerse enfocados.
Siempre hay tiempo, si se sabe priorizar.
Siempre que priorices, encontrarás la forma y el proceso de manejo del tiempo para hacer lo que debas lograr.
El error de ser multitarea
Hasta hace unos pocos años, ser multitasking era un bien preciado en todo tipo de actividades. Esta posibilidad de asumir muchas tareas al mismo tiempo ahora es desafiada por las neurociencias, que explican no sólo del estrés que produce, sino de la ineficacia.
Es preferible tomar las tareas esenciales de a una, con total foco en el resultado.
Estos cuatro pasos te pueden ayudar a organizarte mejor:
Haz ciclos de tareas rutinarias: por ejemplo, prográmate un espacio de 5 minutos cada media hora para revisar y responder el correo electrónico, y chequear los mensajes en el móvil. No lo hagas constantemente, ya que esto interrumpirá tu proceso de foco.
Se organizado en extremo en tus actividades.
Deja las excusas y reemplázalas por acción. Por pequeños que sean los pasos que des, tomarás una clara ventaja frente a la queja y las justificaciones.
Encara otro proceso de foco en algo cotidiano: por ejemplo, limpiar tu biblioteca en casa u ordenar el closet. Observa la energía que se libera.
¡Hay más! 23 pasos para hacer foco
1. Inicia la semana dedicándote media hora a programar tus prioridades: escribe las 10 o 15 cosas fundamentales e importantes (no las urgentes), y pon un orden de relevancia.
2. Vuélcalas en tu agenda, para respetar plazos, días y horarios.
3. Cumple este compromiso.
4. Establece media hora libre cada dos horas de trabajo continuado, para intercalar otras necesidades que aparezcan.
5. Si tienes tareas que requieran mucho foco, necesitas asignarle al menos tres horas continuadas con descansos cada 45 minutos, desde la semana previa a la entrega final.
6. Si quieres enfocarte en lo prioritario, haz una lista de urgencias y delégalas, o ponlas en tu agenda.
7. Maneja las distracciones mediante ejercicios de respiración, yoga, mindfulness, meditación, música suave, jardines zen o juegos recreativos: necesitas liberar tu mente.
8. Haz ejercicio físico con continuidad, al menos tres veces por semana durante 45 minutos corridos.
9. Crea un entorno saludable para que estés entusiasmado con el proceso de enfoque.
10. Rodéate de todos los elementos, información y hasta tus gustos personales cuando vayas a sumergirte.
11. Evita todo tipo de distracciones irrelevantes.
12. Dí “no” con mayor frecuencia; elimina las interrupciones.
13. Si trabajas en equipo, haz un letrero pidiendo que respeten tu proceso.
14. Si haces home office, crea tu propio espacio de trabajo independiente del resto del hogar; no mezcles las cosas.
15. Busca confort en el ambiente con sillas y mesas adecuadas; elementos de tecnología distractora desconectados por completo; y hasta tu bebida favorita siempre a mano.
16. Mide tu progreso: sólo así sabrás si estás mejorando. ¿Cómo medirlo? En base al resultado concreto que obtienes.
17. Enfócate en procesos de corto, mediano y largo plazo: no en eventos repentinos. Esto te ayudará a sostener una visión más prolongada, en vez de atacar lo pequeño que suceda.
18. Aparecerá siempre la tentación de interrumpir tu enfoque. No te hagas trampas. Estás entrenándote.
19. Empieza por lo primero que venga a tu mente; flexibiliza tu esquema de pensamiento que siempre querrá obtener la respuesta rápidamente. Recuerda que estás entrenando tu enfoque. No empieces por los temas más complejos, porque, si no lo resuelves, te frustrarás. Arranca tu foco por lo más sencillo y despeja el panorama hacia lo más complicado.
20. Clasifica la información nueva a medida que aparezca. Haz tantos folders o sistemas de archivadores digitales o físicos como sea necesario.
21. Limpia tu mesa de trabajo cada día: necesitas reciclar tu energía luego de cada jornada de foco.
22. Date un gusto cuando logras avanzar: una buena ducha, una siesta, un masaje o comer tu plato favorito: todo funciona para indicarle a tu inconsciente que estás feliz y agradecido.
23. Si te vas de foco, vuelve a empezar una y otra vez.
Recuerda: la concentración es como un rayo de sol a través de una lente de aumento, puede quemarte. En cambio, en foco es más abarcativo e igualmente específico para lo que quieres lograr. Combina ambas herramientas y pronto verás un mejor resultado.