por Dr. Horacio Krell*
Desde los tiempos de antaño hasta el presente, los pueblos y civilizaciones han experimentado períodos de esplendor seguidos de momentos de declive, en una danza incesante que revela la complejidad y la imprevisibilidad del devenir histórico.
Según la teoría de Corsi e Ricorsi, propuesta por el filósofo italiano Giambattista Vico en el siglo XVIII, la historia humana sigue un patrón cíclico de avances y retrocesos, una sucesión de corsi (avances) y ricorsi (retrocesos) que definen el devenir de las civilizaciones a lo largo del tiempo. Este concepto desafía la noción tradicional de progreso lineal y nos invita a contemplar la historia como un ciclo infinito de cambios y transformaciones.
Explicación de los cicloshistóricos:
Desde la antigüedad hasta la actualidad, los ciclos históricos han sido una constante en la evolución de la humanidad. Los imperios han surgido, alcanzado su apogeo y luego han caído, dando paso a nuevas potencias y civilizaciones. El ejemplo de la Antigua Grecia, con sus períodos de esplendor cultural seguidos de crisis y declive, ilustra perfectamente este concepto. Asimismo, la caída del Imperio Romano y el posterior Renacimiento europeo son ejemplos claros de cómo el progreso no es un camino lineal, sino un ciclo de altibajos y renacimientos.
La historia se repite:
Aunque nunca lo hace de la misma manera, porque cada época tiene sus particularidades. Como dijo Marx, a veces la historia se repite como una tragedia y otras como una comedia.
Cuenta Plutarco en las “Vidas Paralelas” que Solón, legislador de Atenas, seis siglos antes de Cristo dictó una ley prohibiendo las exportaciones de trigo. Asombra enterarse de que las razones que dio son las mismas que 2.600 años después adujo un gobierno argentino, para justificar la prohibición de las exportaciones de trigo para mantener bajo el precio del pan, librándolo de los altos precios internacionales.
Nada nuevo bajo el sol
Pero más asombra comprobar que el resultado final en Argentina fue también el mismo que en la Atenas del siglo VI a C cuando establecieron similares medidas: bajó la producción de trigo, los precios se elevaron y muchos dejaron de consumir el pan porque no podían pagarlo.
Los monopolizadores, los especuladores, los empresarios implacables y voraces, los gremios dirigidos por conservadores y acomodados sindicalistas y las pesadas cargas fiscales del Estado insaciable, es algo que históricamente es obvio. Y que se ha repetido a lo largo de los siglos.
Análisis de ejemplos contemporáneos:
En la actualidad, podemos observar cómo la teoría de Corsi e Ricorsi sigue siendo relevante en nuestra comprensión del mundo. La crisis financiera de 2008 y sus secuelas económicas son un recordatorio de cómo los excesos y la complacencia pueden dar lugar a un retroceso repentino. Además, los cambios políticos y sociales en diferentes partes del mundo, como el ascenso y caída de regímenes autoritarios, nos recuerdan que el progreso no es irreversible y que debemos estar atentos a los ciclos históricos para comprender mejor nuestro presente y futuro.
Reflexión sobre el significado del progreso:
Al reflexionar sobre el significado del progreso, es importante reconocer que este no es simplemente un movimiento hacia adelante, sino un proceso complejo de avances y retrocesos. El progreso puede ser disruptivo y desafiante, pero también puede ser regenerativo y transformador. Al comprender los ciclos de Corsi e Ricorsi, podemos adoptar una perspectiva más holística y equilibrada del progreso, una que reconozca la importancia de aprender de los errores del pasado para construir un futuro más prometedor.
Memoria e historia:
Es fundamental distinguir entre memoria e historia. Mientras que la memoria se basa en la tradición, los orígenes y los héroes, y puede estar sujeta a manipulaciones y reinterpretaciones, la historia busca reconstruir los acontecimientos pasados de manera objetiva y crítica. Aunque ambas están intrínsecamente relacionadas, la historia tiene como objetivo ofrecer una narrativa basada en evidencias y análisis, mientras que la memoria puede ser más subjetiva y vulnerable a la interpretación.
El fin de la historia:
En la segunda mitad del siglo XX, Francis Fukuyama propuso la idea del «fin de la historia», argumentando que la democracia liberal y el capitalismo representaban el punto final en la evolución política e ideológica de la humanidad. Sin embargo, los acontecimientos posteriores han desafiado esta noción, con ejemplos como la crisis financiera de 2008, el resurgimiento de movimientos nacionalistas y autoritarios en todo el mundo, y la creciente polarización política en muchas sociedades. Estos ejemplos demuestran que el progreso no es inevitable ni irreversible, sino que está sujeto a ciclos de avances y retrocesos que caracterizan la historia humana.
El progreso consiste en que en el retroceso no se pierda todo lo ganado:
A Vico no le asombraría que Gran Bretaña se retirase de la Unión Europea, que un presidente norteamericano quisiera separar a Estados Unidos de México mediante un muro, que Europa luego de la “tercera vía” viera renacer la vía de la derecha, que el mundo post-soviético perdiera el equilibrio con la Guerra de Rusia contra Ucrania.
Empezamos entender el corsi y ricorsi el día en que pilotos suicidas tiraron abajo, en Nueva York, los dos edificios más altos del hemisferio occidental. Y la vigencia de las venganzas inútiles cuando el Presidente de Estados Unidos verificaba cómo sus enviados asesinaban al feroz Bin Laden, líder de la temible Al Qaeda. Y como el grupo terrorista que vino a suceder a Al Qaeda, realizara un raid homicida en un periódico de París. Era el ISIS, que luego formaría un “estado islámico” y sembraría terror en Europa. La lista es interminable, como el incesante enfrentamiento palestino-israelí.
Ni globalización, ni libre comercio, ni paz. Las ilusiones se han desvanecido. Pero esto tampoco es irreversible. El desafío de la política internacional es reanudar el avance, con la fuerza necesaria para que el próximo retroceso tarde en llegar y sea menos drástico.
Conclusiones:
En última instancia, comprender los ciclos de Corsi e Ricorsi nos brinda una perspectiva más amplia y matizada de la historia humana, una que reconoce la naturaleza cíclica de los acontecimientos y la inevitable interacción entre avances y retrocesos. Al reconocer esta complejidad, podemos abordar los desafíos del presente con mayor sabiduría y humildad, reconociendo que el progreso no es un camino recto hacia la perfección, sino un viaje marcado por altibajos y giros inesperados. En última instancia, es en la comprensión de estos ciclos históricos donde encontramos las lecciones más valiosas para construir un futuro más justo, equitativo y sostenible para todas las generaciones venideras.