Cuando duerme el cerebro atesora conocimientos abstractos y concretos y también episodios emocionales. Aquéllos que son relevantes se consolidan y se reciclan. La función del sueño es elegir entre lo que se va a recordar u olvidar. El 30% de la vida se duerme y el 10% se sueña. Walt Disney dijo que “si lo puedes soñar lo puedes hacer”. De ser así aprender soñar mejora la vida. En la antigüedad los sueños importaban y hasta generaban guerras.
El oráculo de Delfos
Creso, rey de Lidia, consultó al oráculo pues quería invadir a los persas. El oráculo le dijo: Si combates destruirás un gran imperio. Creso interpretó mal el mensaje, y al lanzarse a combatir destruyó su propio imperio. El oráculo no adivinaba hechos, daba buenos consejos, porque disponía de la información.
La interpretación de los sueños
El sueño significa algo. El hemisferio derecho creativo, durante el sueño, intenta burlar el control lógico del hemisferio izquierdo dominante.
La vía de escape es no presentar hechos sino sus representaciones, pero entonces el soñador sabe que soñó pero no puede interpretar el significado. Hay un deseo inconsciente no concretado por el YO, y el sueño es un intento fallido. Cuando los sueños aparecen repetidos y traumáticos se precisa la asistencia de un psicoanalista para interpretarlos.
El buen sueño armoniza los contenidos amenos con los traumáticos para asegurar el descanso. Se recuerdan mejor los sueños emotivos y los que recorren un ciclo completo.
El bienestar nocturno es la condición del diurno. El sueño es una pieza arqueológica, las ruinas de donde emerge una historia olvidada que hace entender el presente
Características del sueño
El sueño genera descanso muscular y cambio neuronal. Se paraliza el estado de conciencia y se suspende el ejercicio de la voluntad. Un beneficio del sueño es que refuerza la memorización de los sucesos y de lo que se necesita aprender.
El sueño vivo ocurre en el período del sueño REM (rapid eyes movements). Es un ciclo: primero el no rem y luego el rem. El sueño NO REM es lento, sincronizado, ortodoxo, sin imagen. El REM es rápido, visual y allí aparece el sueño que luego se recuerda.
Los circuitos que conectan el hipocampo y la corteza se recombinan al dormir. El hipocampo envía a la corteza información sobre las emociones del entorno, así la conciencia detecta las amenazas y modula otras zonas del cerebro, como la amígdala, para la respuesta.
La fase de sueño NO REM inicia el proceso del dormir. Al principio, las ondas son rápidas y el sueño, superficial. Esta etapa es importante para consolidar habilidades sensoriales (distinguir señales visuales) y motoras (bailar, practicar deportes).
La fase REM se caracteriza por movimientos oculares muy rápidos y ensoñaciones muy vívidas, como una película. Esta fase aumenta su duración para resguardar lo que interesa.
El cerebro dirige
Lo esencial del sueño no es el argumento sino el contenido emocional.
La película es montada por un director excéntrico. Este cineasta es el cerebro. La amígdala es una estructura pequeña. Es la encargada de marcar lo emocional, es la música que da el tono.
Los protagonistas del sueño son los eventos destacados del día
Los que están cargados de emoción son elegidos en el casting. La neuroplasticidad en la capacidad de las neuronas para combinarse con otras. Las que están activas pueden comunicarse con las antiguas y conocidas. El argumento del sueño parece surrealista o absurdo porque las neuronas activas hacen ruido y despiertan a las vecinas (los actores secundarios del elenco. Y así, junto a eventos del día, aparecen personas o escenas familiares que hace tiempo no aparecían.
No hay que prestar atención al argumento ya que surge de la presencia del azar en el proceso. Un contenido emocional llama a otros de tono similar. Lo esencial es la emoción predominante, el tema de la película. Si el sueño es una comedia, se vivirá un momento feliz. Si es de terror, el miedo estará presente. Si es un thriller, habrá ansiedad.
Todo el montaje ocurre inconsciente e involuntariamente. La mayoría de las veces los sueños no se recuerdan. La película se rueda sin público, en el inconsciente. Pero si la escena es muy intensa, el cerebro lo despierta. Ya hay un espectador en la sala. Es la consciencia.
Tipos de sueños
Hay sueños típicos que se repiten, sueños lúcidos o conscientes donde el soñador advierte que es un sueño al que puede orientar. El sueño acompañado de pesadillas revela un estado emocional. El recurrente denota un problema a resolver. Sueños proféticos pronostican el futuro, la mente reorganiza la información y la observación.
Un sueño generó el “Principio de Arquímedes”: todo cuerpo sumergido experimenta un empuje igual al peso del líquido que desaloja. Hierón, monarca de Siracusa, entregó a un joyero oro y plata para hacer una corona, pero desconfió de su honradez y pidió a Arquímedes que lo investigara. Arquímedes no encontraba la solución, pero al dormirse en la bañera, el agua se derramó y se produjo una asociación repentina. Se despertó sobresaltado y dedujo que ante la resistencia del agua el cuerpo parece pesar menos. Salió gritando ¡Eureka! ¡Lo encontré! Pesó la corona en el agua y descubrió el engaño.
Sueños y memoria
Todas las fases parecen interaccionar de forma compleja y contribuir a la consolidación. Incluso la alternancia entre las fases juega un papel en los recuerdos. El procesamiento que hace la memoria depende del sueño. El cerebro se ocupa de mantener viva la información importante. Tras una noche sin dormir, no se recuerdan bien las tareas pendientes. El sueño sintetiza lo relevante, repasa y resume los datos para que estén disponibles al despertar.
Higiene neuronal
Dormir poco constantemente provoca un incremento de la mortalidad. Dormir no es perder el tiempo, mientras se descansa el cerebro trabaja. Por encargo del poeta Byron, Mary Shelley tenía que escribir un relato, y tras una pesadilla, nació Frankenstein. En química, a Mendeléyev se le ocurrió la tabla periódica durante un sueño. El sueño cumple el objetivo, sintetiza lo relevante. Olvidar lo accesorio es esencial para vivir el presente.
Romper el ciclo
Las personas que experimentan una pesadilla recurrente se han atascado. Se han desarrollado terapias para intentar resolver esta recurrencia y romper el círculo vicioso. Una técnica consiste en visualizar la pesadilla estando despierto y luego reescribirla, modificando la narrativa cambiando el final del sueño y reemplazándolo por algo más positivo.
Los sueños lúcidos
En ellos se advierte que se está soñando, se puede influir en el contenido y alterar su naturaleza repetitiva. Los sueños lúcidos también tienen usos prácticos. Hay atletas profesionales que los utilizan para practicar destrezas de la vida real, imaginan movimientos para ponerlos en práctica o mejorar la preparación mental antes de eventos importantes.
Para controlar los sueños hay que estar consciente de que se está soñando.
Jack Nicklaus, campeón de golf, recorría el terreno antes, hacía la película de la jugada, sentía su mano, el palo, la bola, asociados a la escena y la activaba al comenzar a jugar.
A la noche, al soñar, el sueño reforzaba la tarea.
Los sueños recurrentes
No son malos en sí mismos, pueden ser útiles en la medida en que informan sobre conflictos personales. Prestar atención a los elementos repetitivos permite comprender y resolver deseos y tormentos. Durante la crisis la frecuencia de las pesadillas podría interpretarse no solo como la reactivación de recuerdos traumáticos, sino también como una mayor necesidad de regulación emocional. Una mala noche de sueño puede ser el modo en que el cerebro regula las emociones superando las tensiones del día anterior. Hay que preocuparse si las pesadillas afectan la salud. Para muchos, un mal sueño puede ser algo bueno.
La técnica para soñar lo que se desea
¿Has tenido alguna vez la seguridad de saber que te encontrabas dentro de un sueño? Si la has tenido sabrás que puede ser una experiencia increíble ya que puedes moverte a tu antojo por este mundo onírico. Puedes entrenar tu capacidad de controlar lo que quieres soñar y además modificar el curso de tus sueños.
Duerme lo suficiente
Es muy importante. La mayoría de los sueños se producen durante la fase REM, que es una fase de sueño que se da el 25% del tiempo que se duerme. Esta fase se caracteriza por el movimiento rápido de los ojos y por una actividad cerebral muy elevada.
Sin dormir lo suficiente hay menos fase REM que de por sí es corta. Además, el dormir poco y mal, impide controlar la actividad cerebral ya que la irregularidad de estas fases no permite conocer el patrón de ciclos del sueño. Dormir mejora la posibilidad de tener sueños placenteros y positivos, en caso contrario será más fácil tener pesadillas y sueños negativos. La explicación es la liberación de cortisol, la hormona del estrés que se comienza a liberar por las mañanas, justo cuando los que se echan a dormir tarde y siguen durmiendo entran en la fase REM.
Tener un diario de sueños
Es un pequeño cuaderno en el que se anotan los sueños al despertar. Cuanto más tiempo pasa más posibilidades hay de olvidar lo soñado y por ello es importante escribirlos en ese momento. Se tendrá así un curioso recuerdo para el futuro que ayudará a aprender a identificar los sueños, a encontrar elementos comunes y a ser capaz de saber cuándo uno encuentras dentro de uno de ellos. Sin ser capaz de recordar los sueños quiere decir que no son demasiado vívidos y las posibilidades de controlarlos serán escasas.
Chequeos de realidad
Los chequeos de realidad son pequeñas pruebas que demuestran si se está soñando o se está despierto. Para tener sueños lúcidos se deben hacer varios chequeos de realidad durante el día estando despierto. Uno de los más habituales es preguntarse “¿estoy soñando?” y poner dos dedos de una mano sobre la palma de la otra para intentar atravesarla. Por supuesto esto en la realidad es físicamente imposible, pero en un sueño puede convertirse fácilmente en realidad. Otro chequeo bastante habitual es intentar volar, simplemente hay que intentar despegarse del suelo levitando mientras uno se pregunta ¿es un sueño?
¿Para qué sirven estos chequeos?
En un sueño pocas veces se es consciente de que se sueña. Con los chequeos de realidad durante el día, el subconsciente los entenderá como algo habitual y los repetirá en los sueños. Cuando se produce en un sueño se cobra conciencia de que se está soñando, se lo podrá moldear y con el tiempo y con la práctica se lo hará con mayor destreza.
Visualizar lo que se quiere soñar
Todas las noches antes de ir a dormir hay que visualizar lo que se quiere soñar y mentalizarse para hacerlo. Para ello se apagan las luces, en la cama, boca arriba y se comienza a generar imágenes, sobre lo que se desea soñar; se refuerzan esos pensamientos verbalmente con una frase o concepto, por ejemplo: “Quiero soñar que puedo volar y quiero recordar lo que sueño”. Al dormirse con esos pensamientos en la cabeza será más fácil soñar con ellos. Es el primer paso para comenzar a tener sueños lúcidos.
Rememorar los sueños
Es conveniente evocar los sueños interesantes y modificarlos dándoles otro final. Este proceso que podría considerarse un sueño lucido pero estando despierto tiene como objetivo conseguir dormirse con ese último pensamiento en la cabeza.
Esta es una de las claves principales de la técnica MILD, inducción mnemotécnica de sueños lúcidos. Los resultados de esta técnica no son instantáneos sino que se entrenan para alcanzar el objetivo de controlar los sueños y soñar lo que se quiera.
Cómo aprender a soñar
En el sueño el hemisferio lógico del cerebro se retrae y el hemisferio creativo está a sus anchas. Los sucesos del día más un deseo insatisfecho disparan el sueño creativo, entonces uno puede echarse a dormir. El inconsciente consulta el problema con la almohada. Está todo listo para que surja la idea que lo resolverá.
Otras veces la solución se borra. Hay que tener papel y bolígrafo o un grabador a mano para apoderarse de la idea, al volver al estado de conciencia es fácil que se pierda. Lo primero que hay que hacer al despertar es recordar lo soñado. Si otro pensamiento se cuela, el recuerdo se borra. Llevando un diario de los sueños sabremos controlarlos.
Es divertido lograrlo: sirve para generar ideas, resolver problemas, conocerse, y superar conflictos. Al identificar sus signos se puedan manipular. Para el psicoanálisis el recuerdo es el contenido manifiesto, hay que investigar el contenido latente que lo genera.
El cerebro que sueña no es un cerebro inactivo. Sorprende al soñante y revela una realidad oculta. La pregunta es si los sueños anticipan, engendran obras, movilizan o estimulan.
Para aprovecharlos hacen falta inspiración y trabajo. Al inducirlos se predispone a liberar las potencias ocultas, el sueño remite a una pasividad y a un vacío que lo propician. El vaticinio vincula sueño y arte. La creación post sueño es una copia de lo inaccesible.
Aprender a soñar y crear
Para llegar desde el sueño a la creación hay que traducir las asociaciones en ideas, es un trabajo de parto. El inconsciente se manifiesta con más facilidad, desaparecen los bloqueos y las ensoñaciones ayudan a elaborar el deseo.
El sueño creativo es inducido por un problema no resuelto que reclama la atención, luego si el deseo es grande el obstáculo cederá.
Por eso los grandes creadores los valoran tanto.
Como dijo Walt Disney: “Si lo puedes soñar lo puedes hacer”