- El estado de aburrimiento en el trabajo desencadena una nueva forma de estrés llamado “boreout”, que no necesita de una actividad excesiva y extenuante
“¿Qué podemos hacer frente a empleados sin rendimiento laboral?” Esta es una pregunta muy frecuente en mi trabajo junto a empresas como coach ejecutivo y de equipos. Se trata de un síndrome que mezcla desgano, desánimo y apatía generalizada en el ámbito del trabajo.
Hay colaboradores que siguen en un trabajo por inercia o por falta de oportunidades en su mercado, o por miedo a perder esa aparente seguridad que han encontrado. Lo cierto es que el desánimo laboral puede sintetizarse en una corta frase: El cuerpo se queda, pero el alma se fue.
“Boreout”, estrés por aburrimiento
Si bien confluyen varios factores, el estado de aburrimiento en el trabajo desencadena una nueva forma de estrés llamado “boreout”, en el que no hace falta tener una actividad excesiva y que extenúe al empleado, como se caracteriza el síndrome de Burnout, el estrés al límite durante más de un año continuado.
En este caso, la persona ha entrado en un sinsentido por tareas rutinarias, falta de motivación interna y externa y posiblemente también por la ausencia de objetivos claros y que los entusiasmen.
El estado de aburrimiento crónico en las tareas laborales provoca apatía, falta de relacionamiento con los demás: la persona se encierra; nula participación y colaboración; apenas se sigue una rutina casi burocrática; no hay aporte de ideas; se anula toda posibilidad de encontrar soluciones a los problemas cotidianos; al empleado le cuesta ir a trabajar, y hay mayor ausentismo
El boreout produce un aumento de la hipersensibilidad, baja casi total de los umbrales de tolerancia a la frustración y decepción y excesivo cansancio físico y mental dentro y fuera del espacio laboral.
Es un círculo vicioso y peligroso del que difícilmente se pueda salir por sí mismo, y requiere la atención no sólo de la empresa, sino de profesionales del ámbito de la salud mental.
Algunas causas
El desánimo en el trabajo que puede llevar al síndrome de aburrimiento crónico se produce por múltiples factores; algunos relacionados con la conducta de la persona, y otros, de las empresas.
Por ejemplo, en entornos burocráticos en exceso, como suelen ser los gobiernos, justicia y en empresas muy tradicionalistas y poco innovadoras, es muy frecuente ver este tipo de manifestaciones: las personas con inquietudes se sienten oprimidas, con su creatividad y motivación contenida, y sin poder visualizar una salida positiva. Por eso eligen convertirse en burócratas y autómatas que hacen lo mínimo indispensable (y, por lo general, mucho menos que eso).
Desde la perspectiva de los empleadores, el boreout aparece cuando la organización es un caos; no se fijan las tareas con claridad; se pisa la cabeza del empleado y no se lo deja crecer; hay tareas monótonas y muy sencillas que hacen personas con verdadero potencial; no hay un plan de desarrollo; hay muchos “caciques” y pocos “indios”; los jefes impiden que los empleados se destaquen; falta total de reconocimiento de las tareas bien hechas; y cuando no existen políticas de recursos humanos con gestión apropiada para ayudar al desarrollo de las personas.
Desde la conducta individual los individuos más proclives a padecer de desánimo, aburrimiento y caer en el boreout son aquellos que: aceptan posiciones laborales muy por debajo de su potencial (muchas veces por necesidad), y no se plantean salidas creativas a corto plazo: es decir, se auto-anulan. También se infra-valoran en lo personal; tienen baja autoestima y se conforman con lo que les dan; poseen aspiraciones desmedidas en muy poco tiempo: todo les parece poco, por lo que se abaten y dejan estar: “total, me pagan a fin de mes” -dicen-.
Suele suceder que se comparan con los demás, sin considerar su nivel de preparación o experiencia previa; poseen poca asertividad para comunicarse con otros y trabajar en equipo: se aíslan; se sienten máquinas y víctimas de un sistema que aparentemente los oprime, y no hacen nada para cambiar esa situación: son conformistas.
5 estrategias frente a empleados desanimados
[ 1 ] Determinar claramente la organización, posiciones y responsabilidades de cada trabajador
Todo, explicado en forma clara, concisa y tangible.
[ 2 ] Mejorar el clima laboral
Capacitar, formar líderes en vez de seguir poniendo jefes que dan órdenes, abrir espacios de diálogo, coaching de equipos, planificar, hacer desarrollos que motiven a las personas, mejorar las instalaciones, pagar un salario lo más apropiado posible, acompañar los problemas personales que aparezcan: todo esto ayuda a que, en el tiempo, los colaboradores se sientan contenidos y vean que hay un propósito mayor a cumplir junto con sus compañeros y directivos.
[ 3 ] Fomentar el trabajo en equipo
El rol del líder es clave para que se logre un sentido compartido. Es esencial apuntar a la coordinación, comunicación efectiva, saber expresar lo que se siente, Innovación Emocional, aprender a delegar, organizarse mejor y ser mucho más efectivos en la productividad personal y profesional, ya que son aspectos que ayudan a elevar el entusiasmo del equipo.
[ 4 ] Mantener conversaciones privadas personales con los empleados desanimados
Las áreas de recursos humanos, afortunadamente, están haciendo su mea culpa sobre los errores, aunque por lo que veo en las empresas de Iberoamérica, la mayoría de las carreras universitarias no les enseñan a estos profesionales cualidades como la comunicación profesional, las buenas prácticas de feedback y la empatía: más bien los adiestran en administrar personas como si fuese un stock de producto.
Son muy pocos los profesionales que van por el camino contrario. La calidad humana es lo que marca la diferencia.
Un buen líder de equipo y de un área tan estratégica necesita acercarse, mantener conversaciones con cada trabajador, conocer sus inquietudes, problemas y elaborar soluciones junto con las personas para fomentar el bienestar y la felicidad laboral en todo lo posible. Ese es su rol esencial en las organizaciones innovadoras.
[ 5 ] Promover el salario emocional y motivar a los motivadores
Para animar a los empleados desanimados y aburridos, es necesario incorporar también las prácticas del salario emocional. Se trata de las acciones no remunerativas en dinero, sino en alto valor percibido. Dar feedback y detectar las oportunidades de mejora; felicitar pequeños logros; estar presente con lo que le sucede al otro; reconocer el trabajo de un equipo; preguntar qué le sucede a una persona, son parte de estas acciones que, si nacen del corazón, transforman el espíritu de las empresas.
Un capítulo especial es para los automotivados todo terreno: se necesita reforzar su espíritu de manera especial, para que no sean contagiados del desánimo de los demás. Porque aunque son fuertes y resilientes por naturaleza, no son máquinas: también sienten el impacto de los que están de bajón permanente.