Categoría y palabras clave: Administración del tiempo, prioridades, logros
Resumen ejecutivo:
Quienes leemos continuamente textos y whitepapers de management vemos que hay una gran cantidad de libros que explican cómo y porqué todo se puede administrar – el TIEMPO (time management) sobretodo. Particularmente me suena como un intento maquiavélico de demostrar que uno puede y debe siempre estar en control. ¿En control de qué? Del tiempo? Si usted se presentara para trabajar como mi contador y me dijera que me administrará el tiempo, no lo contrato. No será muy soberbio pensar que uno puede llegar a hacerlo? He aprendido que hay cosas que no se pueden ni se debería intentar administrar o, mejor dicho, entiendo que hay una sola cosa que podemos administrar: a nosotros mismos. Déjeme contarle cómo.
“ Sólo confía en ti mismo y entonces sabrás como vivir” GOETHE
¿Alguien de ustedes se preguntó alguna vez cómo podría hacer para administrar mejor su tiempo?
Seguro que sí. Todos lo hicimos. El punto es si logramos algo luego de cuestionarnos eso o si sólo sirvió para traer a la luz nuestra tendencia de querer hacer ‘todo’ para ayer. O a nuestro hábito de hacer ‘nada de nada’. O a nuestra costumbre de hacer ‘todo’, pero… más adelante, en otro momento…
Les diré algo que los reconfortará: se estuvieron haciendo la pregunta equivocada. Por eso no encontraban la respuesta. ¿Qué quiero decir con esto? Que no está mal el querer organizarse, lo que no está bien, a mi entender, es querer ‘administrar’ el tiempo (ni la carrera, ni las relaciones), siendo éstos intangibles que por definición no se pueden administrar. ¿Conocen a alguien que haya invertido tiempo a una tasa conveniente y haya obtenido cinco minutos más para su día? ¿O alguien que haya administrado su tiempo y hubiera canjeado una hora de su día por una semana en un apart de Miami? Los presidentes, con tanto poder, ¿tienen acaso 26 horas para hacer todo lo importante que tienen que hacer o tienen los mismos 1440 minutos en el día que usted o yo? Uno sólo puede administrarse a uno mismo y a sus actividades en relación a estos temas, elegir opciones y decidir en qué involucrarse. El tema no está en el tiempo, está en cada uno de nosotros. Si su foco lo pone en administrar el tiempo, perderá, automáticamente… más tiempo. Ahora, si el foco, en un nivel de pensamiento levemente superior fuera ‘cuáles son las razones por las cuales quiero organizar mi vida’, bueno, ya avanzamos algo. La motivación interna para alcanzar la respuesta lo/a predispondrá distinto/a.
Después de todo, la mayoría de nosotros sabemos realmente ‘cómo’ hacerlo, no? (o no sabe lo que tendría que hacer más y lo que tendría que dejar de hacer para tener más tiempo?) Y entonces, ¿por qué no lo hacemos? Bueno, les di mi secreto algunas oraciones hacia atrás: son dos verbos que le dan forma a su futuro, cada vez que los pronuncia, vive o ejecuta: elegir y decidir. Asegúrense que se les grabe el concepto: ‘sólo me puedo manejar a mi mismo y puedo elegir cómo voy a reaccionar en cada situación; entre la información que recibo del contexto y la decisión que tomo en consecuencia existe siempre un espacio de reflexión que define mi grandeza y le da forma a mi futuro’. No me crean, sino que les propongo que comiencen a experimentarlo y verán que cada vez se irán alejando más de esa sensación gris de frustración que acompaña al estado ‘fuera de control’ al que muchas veces elegimos (conscientemente o inconscientemente) ingresar y en el cual decidimos permanecer. (Frustración? es aquello que surge cuando hacemos o nos involucramos en algo que no es una prioridad o no forma parte de nuestros valores y hace que nos recriminemos – a cada minuto que lo estamos haciendo – al punto de querer patearnos por habernos puesto a nosotros mismos en esa situación).
¿La buena noticia? Aún no leí ningún ensayo científico que dijera que el no manejarse en forma efectiva – o no asignar en forma apropiada el tiempo a las actividades que elegimos – estuviera inserto en nuestro ADN! Por lo tanto, se puede aprender y de hecho están en todo tu derecho de hacerlo. No es tan difícil! Han aprendido cosas más complicadas en el pasado. Por supuesto, lo pasado ya fue, pero hay mucho por delante y mejor que se organicen:
Estos son los 3 puntos que sirven (y como siempre, me sirven) para aprovechar el tiempo y acostarse por la noche con la sensación de que cada día, valió la pena:
1. Eres miembro de la TRIPULACION que comanda tu vida. Imagina que te asignaron una vida de 85 años y eres responsable por lograr que llegue a destino. Esa es tu Misión. En el transcurso debes ser capaz de lograr cuantas más cosas puedas, por ejemplo, conocer 10 ciudades, tener 5 amigos ‘de aquellos’, leer 20 libros, escribir algo para dejar a los demás, destacarte en lo que desees, etc. Cuando llegues a esos 80 debes ser capaz de ver hacia atrás con orgullo y satisfacción y sentir que lograste mucho, y que gran parte de eso benefició a otros. Que parte de la calidad de vida de ellos se debió a ti. Y que tu habilidad para manejarte le dio a ellos buena parte de tu tiempo. Eso es lo que te dará fuerza para hacer lo que quieras hacer y perseguir con pasión e inteligencia lo que quieras lograr. Este es el ‘PORQUÉ’ deberías administrar tu vida.
2. Conoce, revisa, reordena, tus PRIORIDADES. Si aún no lo has hecho, tómate un tiempo para definir cuáles son las 5/10 cosas en las que quieres involucrarte (verás que el ‘tiempo’ estará contigo, sin necesidad que lo administres, controles, etc!). Cuando las tengas ranqueadas, verás que será más fácil dejarte fluir día a día, ya que ahora vivirás de acuerdo a tus prioridades-de-vida.
3. Aprende a decir NO (con una sonrisa en tu cara) y consigue una agenda: Ve ya mismo al espejo del baño (o refléjate en el monitor de tu PC) y practica el decir NO con una sonrisa en tu cara. O hazlo mientras lees este artículo (pero que nadie te vea..te podrían declarar insano/a!). Y no sólo me refiero a soltar el NO a aquellos pedidos de terceros que consumen tu tiempo, me refiero a que te animes a decir NO a ciertas oportunidades que te presenta la vida que ponen en jaque tus valores y prioridades (aquellas que definiste en el paso 1). Aquí es donde la mayoría fallamos, en los dilemas. Decimos un SI que nos tormenta por el resto del día o semanas. Practica esta fórmula: el decir ‘ NO + disculpas formales + razón/es + opción/es’ ‘NO, discúlpame, ahora debo ir a xxxx; si quieres puedo ayudarte mañana con todo gusto’. Difícil, no? Es por eso que no lo decimos muy seguido, pero vale la pena intentarlo. Contabiliza el tiempo que ganas y lo que te produce por dentro.
Lo de la agenda es para que no robe tu tiempo cualquier cosa que surja y puedas cancelar cualquier amenaza que atente con tus prioridades de ese día; por supuesto, sé flexible, pero comprométete siempre con tus prioridades y los resultados que quieras lograr ese día. Observa que digo ‘resultados’, no ‘task list’, ya que muchas veces tildamos todo lo que teníamos que hacer en el día y aún así el sabor de vacío, que acompaña a las tareas intrascendentes, no se va…
Conclusión
Recuerden que las actividades y tareas más importantes son aquellas que los acercan a tus objetivos. Conviértanlas en parte de su piel, de manera que al tomar una decisión estén impulsados internamente hacia la opción correcta.
Y por supuesto, no culpen a factores externos por no poder hacer lo que quieren hacer: ‘yo estaría perfectamente organizado/a si no fuera por otras personas’. No lo digan más. Simplemente definan, interna y realmente, por qué quieren hacerlo, anímense a explicarlo a su entorno, incluyendo algún valor que pudiera tener también para la otra persona, tomen el coraje y actúen. Luego cuéntenme cómo les fue.
Hasta la próxima,
‘Prefiere siempre ser una primera versión de ti mismo, más que una segunda versión de alguien más’
Judy Garland
Lic. Alejandro G. Delobelle actualmente se desempeña como Director General de Zensitive, empresa que combina el turismo con la capacitación. Ha sido durante 5 años Gerente de Estrategia y Desarrollo de Recursos Humanos para AGA / Linde Gas Therapeutics, con responsabilidad directa en Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Chile, Uruguay y Argentina. Allí entrenó, tanto a la fuerza de ventas como a distintas áreas y equipos en temas de liderazgo, habilidades gerenciales, trabajo en equipo, valores, cambio y performance. Como Tutor y entrenador de la fuerza de ventas de SmithKline Beecham, (GSK) desarrolló personas, herramientas de comunicación y programas de Incentivo para Argentina. Trabaja como Consultor independiente y Coach de ejecutivos y profesionales en pymes y grandes empresas, especialmente en el área de calidad de servicio y manejo de las experiencias con Clientes.
Quiero compartir con toda la comunidad este informe. Muchas gracias.
Para no «perder» el tiempo
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Mariano Alvarado. SOCIO DE AUREN.
Una de las principales problemáticas que se nos presentan en la vida cotidiana, es la constante sensación de falta de tiempo, propia de una vorágine que nos lleva a correr continuamente atrás de algo, que con frecuencia olvidamos qué es y por qué lo perseguimos.
En el ámbito laboral, esto parece ser un tema central, y cada vez más preocupante.
Frente a esta situación es fundamental evitar el caos, focalizándonos en la forma más sana y eficiente de administrar nuestro tiempo.
Una forma sana es aquella que nos permite ser fieles a nuestro compromiso con la organización y con las personas que nos acompañan en nuestra vida, así como también con los valores que deseamos que nos guíen.
Los principales enemigos en esta búsqueda de un sabio equilibrio suelen ser una combinación casi letal de escasez de tiempo, y falta de prioridades y orden.
Estos factores responden a detalles casi imperceptibles, pero muy determinantes: mala administración del tiempo y sobrecarga de tareas, imprevisión, pretender resolver demasiados temas en un tiempo indeterminado e irreal, no saber decir que «no», acumular actividades para último momento, llamados imprevistos y largos, reuniones demasiado frecuentes y mal preparadas, comunicaciones insuficientes, entre otros.
Pero a no desesperar, frente a este mal, ya se ha detectado un antídoto. Se ha comprobado que tan sólo el 20% de nuestro tiempo será el responsable de producir el 80% de los resultados productivos de nuestra jornada, y he aquí el dilema: ¿Somos capaces de manejar esa pequeña porción de tiempo?
Es difícil, pero se puede. Se trata de saber elegir y combinar las mejores herramientas a nuestra disposición.
Sepamos ser exigentes con la organización del tiempo, pero sin dejar de tener un trato amable con las personas. La organización no debe conducirnos a una alienación, sino a una mejor calidad de vida laboral.