Hugo Markl, Gerente de Ventas de Hitachi Vantara América Latina
Las experiencias de los últimos dos años han hecho que las palabras cambio, flexibilidad y adaptación sean cada vez más habituales en el entorno. La pandemia y el incremento del teletrabajo significó desafíos para las empresas, dado justamente por el trabajo remoto, una mayor demanda de ancho de banda en las conexiones, más uso de la nube, y por supuesto del almacenamiento.
Según una investigación publicada recientemente por Global Industry Analysts[1], en 2020 el valor del mercado de almacenamiento en la nube alcanzó los USD$41.800 millones, siendo la digitalización acelerada por la pandemia su gran impulso en la migración al cloud.
Se prevé que el valor del mercado va a crecer a una tasa interanual compuesta superior a la prevista antes de la crisis sanitaria, aumentando un 19,2% anual hasta 2026, para cuando se espera que alcance los USD$124.000 millones.
También vemos que esta tendencia de ir a la nube, se da mucho más fuerte y rápido en las empresas pequeñas y medianas, que en las grandes compañías. Notamos que en éstas últimas, los datos críticos y mas sensibles, son almacenados aún en los propios Data Centers (on premise); llevando a la nube los datos o aplicaciones menos sensibles. Casos de uso como el long time retention son un ejemplo de esto.
También vemos una fuerte tendencia de nubes híbridas, lo que permite a los clientes mover datos y aplicaciones entre los distintos ecosistemas, dado que aún los costos de llevar todo a la nube versus las tecnologías on premise en muchos casos es más alto.
El desafío: la estabilidad
Hoy, el mundo necesita que sus arquitecturas de almacenamiento evolucionen rápidamente y de forma estable, lo que significa que las nuevas estructuras del almacenamiento deben estar preparadas para una constante transformación, con nuevos requisitos de rendimiento y menores costos.
Independiente de si el objetivo es alto rendimiento, costo-rendimiento equilibrado, o necesidades de menor costo, todos deben responder a la presión del cambio. Incluso, el final de la vida útil de una solución de almacenamiento debiera ser indoloro, ya que la transición a nuevas tecnologías demora horas o días.
Hay tres características que definen a las soluciones de almacenamiento que emergen de las presiones de la era del cambio: eficiencia, resiliencia y agilidad. Si bien los tres términos están profundamente arraigados en el ADN de estas tecnologías, la presión evolutiva está trabajando arduamente para reescribir dramáticamente el código que define a cada una, y con ello generar más eficiencia.
Tecnología estrella
Mientras la nube seguirá ganando protagonismo en 2022, ya que está ofreciendo a todas las empresas la agilidad, escalabilidad y flexibilidad que necesitan para poder afrontar los cambios repentinos y continuar innovando, así también lo harán las tecnologías de almacenamiento on premise.
Esto obliga a los fabricantes a seguir innovando en soluciones que permitan a las empresas diferenciarse de sus propios competidores. Para esto el desarrollo nunca se detiene, y se incorporan cada vez más tecnologías como Inteligencia Artificial o Machine Learning; lo que genera un cada vez más rápido acceso a los datos, de forma inteligente y segura.
Hay un enorme potencial de crecimiento, y tenemos que seguir trabajando para entregar el más amplio abanico de soluciones que permita a las empresas innovar más rápido, ser más eficientes, otorgar mejores servicios, y tener sus datos protegidos. Dado que entendemos que el desafio que tienen los clientes es la convivencia con los mundos híbridos.