A medida que la tecnología avanza, la inversión en el mercado publicitario es cada vez más sofisticada. Uno de los segmentos de mayor proyección es el de influencer marketing, la técnica que combina los valores de una marca con un tercero que coincide con ellos y es considerado un referente para iniciar una conversación alrededor del tema.
Según estimaciones del equipo de Spotlike –marketplace self-service de influenciadores originario de Uruguay-, el mercado de América Latina en el uso de influenciadores para las marcas tiene un potencial de US$700 millones. En 2016 solo se invirtieron US$100 millones y para este 2017 se espera superar los US$140 millones.
La consolidación de la tendencia no solo se debe al incremento de los presupuestos de las grandes marcas sino también a la inclusión de esta estrategia de inversión por parte de marcas acotadas a un mercado específico, o de nicho en un área geográfica de operación.
Si bien estamos familiarizados a escuchar de mega influenciadores -que ya se convierten en marcas en sí mismas-, el poder de la recomendación cercana es igual de poderosa y más accesible a través de los micro-influencers.
Un micro-influencer potencia el engagement de la marca con sus públicos y los hace más proclives a consumir sus productos o servicios.
“Hay distintos motores del crecimiento en la inversión de influencer marketing: por un lado la consolidación del modelo de ‘branded content’, dado el valor que agrega a la experiencia del usuario mediante el contenido. Este fenómeno crece con la caída del rendimiento de las redes de display por sus sus problemas de viewability, junto con el uso de adblockers. Por el otro los micro-influenciadores, hoy todos los anunciantes pueden llevar adelante campañas de influencer marketing”, asegura Nicolás Ovalle, CEO de Spotlike.