por Daniel Colombo*
Lo que se observa es que, junto con la rotación o reestructuración de la planta del personal, muchas empresas han desvinculado a altos directivos, y en su lugar, han promovido a personas que estaban preparándose para avanzar en sus carreras.
Muchas de ellas fueron elegidas ahora por sus habilidades blandas más consistentes y desarrolladas, entre ellas, la comunicación 360 -habilidad para relacionarse con todo tipo de públicos internos y externos-, del trabajo en equipo más colaborativamente -estructuras horizontales y no tan verticales-, y también por su humildad.
Si combinamos las habilidades de liderazgo con los valores personales como es la humildad, cada organización tiene la posibilidad de crear equipos de trabajo que puedan relacionarse más empáticamente, de igual a igual y con la suficientemente flexibilidad como para respetar y tener en cuenta las ideas del otro, sin perder rigurosidad en los procesos hacia los resultados.
En definitiva, se trata de un liderazgo más humano y enfocado en el desarrollo de las personas.
Así, el liderazgo humilde aparece en estos tiempos como parte de una tendencia innovadora, donde el foco está centrado en la calidad del ser de la persona, no en el cargo, no en el rol, sino en saber reconocer las propias habilidades (y debilidades) para actuar de manera asertiva, tomando en cuenta las necesidades de todas las partes durante la consecución de una meta.
Las dimensiones más resonantes del liderazgo humilde
Algunas dimensiones del liderazgo humilde son definidas no solamente por el rol de quien ejerce la posición de líder, sino por cómo desarrolla esa posición frente a otras personas, su forma de ser y de actuar. Aquí, las principales características:
1. El foco en el otro: Madre Teresa tenía una hermosa frase sobre la capacidad de servicio que podemos prestar a otros, ella decía: “el que no vive para servir, no sirve para vivir”. Si llevamos esta frase al mundo del liderazgo, los perfiles de líderes humildes tienen una gran inclinación hacia el servicio a los demás. No conciben su rol fuera de esa actitud constante de ser útiles a todos los miembros de su equipo.
2. La capacidad de influir: el experto en liderazgo y uno de mis maestros, John Maxwell, dice que “el liderazgo no se trata de títulos, posiciones o diagramas, es acerca de una vida influenciando otra”. Esto parece estar intuitivamente incorporado en el ADN del líder humilde. Esta capacidad de influir positivamente en otros hace que el líder inspire y dirija a sus equipos de la mejor forma posible.
3. Un sentido de logro: cuando un líder humilde trabaja para inspirar a otros se concentra en el “para qué” de esa persona. Esto facilita que los miembros del equipo se sientan contenidos y escuchados, al mismo tiempo que sienten una conexión profunda con el liderazgo que guía sus acciones, y en muchos casos, se transmite y se adopta por las demás personas. Es decir que, en el tiempo, se puede conformar un círculo virtuoso alrededor de este estilo de líder.
4. Un sentido elevado: trascender un logro implica impactar positivamente en la vida de otros; sin embargo, un líder humilde sabe que cada acción que lleve adelante tendrá un impacto en el futuro personal, familiar e incluso global de otras personas. Por eso no solo busca hacer mejores negocios y crear mejores equipos sino trascender en el tiempo por medio de acciones que impliquen beneficios más importantes que sólo el de las partes involucradas.
5. El legado: un líder cosecha lo que siembra y su legado está profundamente conectado con sus valores personales y las metas que persigue desde su posición acompañando a un equipo de trabajo. Lo que hace que un líder humilde sea inolvidable es su arraigo con valores genuinos que ayuden a manifestar lo mejor de sí y de los demás, constante y consistentemente. El proceso es permanente.
Claves para desarrollar el liderazgo humilde en ti
Una de las grandes ventajas de este tipo de liderazgo es que se puede desarrollar todos los días. No necesitamos hacer un MBA para poner en marcha nuestras potencialidades como líder humilde dentro de una empresa. Muy por el contrario, solo necesitamos ganas, fuertes valores personales, una gran actitud de pensamiento crítico enfocado en la mejora continua, y mucha escucha activa para alcanzar nuevas perspectivas sobre nuestro rol en una empresa.
Algunas recomendaciones para desarrollar tu liderazgo humilde son:
Sé un ser humano, no Superman o La Mujer Maravilla
Muchas veces los líderes creen que tienen que mostrarse como ideales, sin errores ni debilidades. En el liderazgo humilde la premisa es ser humanos, con nuestras virtudes y nuestras falencias, sin tratar de aparentar ni de imponer desde el ego personal actitudes o decisiones que puedan ir en contra de lo que queremos lograr. Los vínculos humanos trascendentes se generan en el mismo lugar donde se genera la confianza en el otro. Tener valores como el respeto y la comunicación asertiva hará que los equipos repliquen estas formas. Clave: acepta la vulnerabilidad, que nada tiene que ver con la debilidad.
Conócete a ti mismo y conocerás el universo
En el templo de Apolo, en Delfos, aparecía esta inscripción: “Te advierto, quien quiera que fueres, ¡Oh! Tú que deseas sondear los arcanos de la Naturaleza que, si no hallas dentro de ti mismo, aquello que buscas, tampoco podrás hallarlo fuera. Si tu ignoras las excelencias de tu propia casa, ¿Cómo pretendes encontrar otras excelencias? En ti se halla oculto el tesoro de los tesoros. ¡Oh! Hombre, conócete a ti mismo y conocerás al Universo y a los Dioses.” Esta frase bien podría ser una referencia de la capacidad de autoobservación y enfoque en la mejora personal que todos los líderes humildes desarrollan cuando trabajan con otros. Sin esta capacidad de reconocerse a sí mismos e indagar sobre sus propias ideas, sería difícil hablar de un líder con inteligencia emocional y equilibrio. Clave: trabaja tu autoconocimiento que te ayudará a mejorar el auto liderazgo, ya que nadie puede liderar a otros sin hacerlo, primero, en sí.
Moderar el ego
No se trata de tener la razón todo el tiempo o de evitar reconocer que tenemos vulnerabilidades. La capacidad de pensar el liderazgo humilde proviene de moderar el ego y saber escuchar a otros que pueden ayudarnos a determinar nuevas y mejores formas de resolver una situación o de encarar un problema, aunque esas ideas sean diferentes a las tuyas. Liderar con humildad es saber que se tiene la suficiente flexibilidad cognitiva para reconocer sus límites y escuchar otras opiniones sin sentirse menoscabado o atacado. Clave: trabajar en fortalecer su verdadero yo para aquietar el ego, y recordar que siempre se está al servicio de las otras personas, más allá del rol que ocupas.
Capacidad de desaprender y volver a aprender
Una de las habilidades esenciales para cualquier profesional de este siglo, es la capacidad de aprender y reaprender constantemente. Son tantos los caminos que hay que explorar que solo podremos hacerlo si tenemos la suficiente capacidad de adaptarnos a nuevos entornos e ideas sin la fricción que genera el estancarse para defender viejos paradigmas mentales que podemos tener. No se trata de defender ideas desde el rol del líder sino de encontrar puntos de acuerdo desde el objetivo del equipo. Liderar desde la humildad requiere esta predisposición constante. Clave: desarrolla la paciencia y la templanza interna para los momentos de cambio; y para saber que desaprender y volver a aprender es un proceso paulatino, en ti y en los demás.
El liderazgo humilde pone el foco en todos aquellos aspectos humanos del rol que harán que los equipos desarrollen todo su potencial y sientan la conexión con la persona más que con el cargo que tiene. El impacto que eso tendrá en los equipos será trascendente en el tiempo y en los resultados que buscas.
¿Crees que este tipo de liderazgo es para ti?