Liderar es más que ser el jefe. En el escenario actual de las empresas, configura una tarea que exige creatividad ante nuevos retos como la adaptación al cambio, las nuevas tecnologías, la retención del talento y el compromiso social. En consecuencia, varias empresas y sus líderes están reviendo su papel. Sobre estas cuestiones giró Human Camp Uruguay, versión local del encuentro de desarrollo humano nacido en Argentina. Del evento, realizado el martes 7 en Kibón Avanza, participaron expositores que desde distintos ámbitos aportaron su experiencia sobre «el poder transformador del liderazgo creativo». Aquí, un resumen de cuatro visiones al respecto.
Carlos Pérez (Presidente de BBDO Argentina)
Entiende que la creatividad es una necesidad para adaptarse a los nuevos desafíos que trae la profesión. «El líder creativo es el que en un contexto cambiante y ante situaciones imprevisibles, desarrolla soluciones, metodologías y procesos, que hacen que las personas saquen la mejor versión de sí mismas», definió.
En publicidad, el liderazgo creativo busca atender los cambios que atraviesa la industria en los últimos años: por un lado, entender las nuevas tecnologías que ofrece el universo digital y preparar a los equipos para eso. La retención del talento es el otro punto que demanda liderazgo creativo. El líder debe generar ámbitos que lleven a la gente «a pensar todos los días que está en un lugar que no cambiaría por nada o en el que tiene una alta satisfacción», explicó Pérez.
En la práctica, BBDO busca «romper con el fordismo», es decir, con la producción de campañas en serie, fomentando la participación de diversas áreas de la agencia en cada etapa del trabajo, así como la rotación del rol de líder de proyecto.
Gabriel Colla (Fundador y presidente de Inforcorp)
El líder creativo no solo tiene que dirigirse a su equipo, comandarlo y decidir lo mejor para la empresa, también debe hacerse de un tiempo para pensar en silencio y reflexionar. De hecho, ese acto es una de las herramientas que propone Colla para tomar decisiones y dirigir una empresa o un proyecto. «Los líderes cada vez precisamos escuchar más y hablar menos, y para eso hay que hacer silencio», dijo.
También apuntó que agradecer es el hábito más importante que puede desarrollar un líder porque le permite conectarse con quienes lo rodean.
Ejercitarse, respirar de forma consciente e hidratarse, son otros consejos personales que sugirió durante su exposición.
Estos pasos rutinarios y simples le permiten tomar decisiones de forma más equilibrada y armónica entre el costado más sensible y el más pragmático de su personalidad, explicó. «Mi desafío es tomar las decisiones balanceando ambas partes. Si están balanceadas, me siento tranquilo y en paz», recalcó.
Gabriela Campodónico (Gerente de Desarrollo y Cultura Organizacional de Telecom)
Cómo traer las emociones a la empresa implica un esfuerzo de liderazgo y creatividad, más aún si el tema a abordar es la muerte. La ejecutiva desgranó la experiencia del Taller de dolor y acompañamiento, que funciona en Telecom desde abril del año pasado con el fin de brindar apoyo a jefes y empleados afectados por el fallecimiento de un compañero de tareas. Según Campodónico, cada muerte impacta directamente en 20 personas en una empresa.
Si bien convencer a la compañía de tratar este tema fue un reto, haberlo logrado ha generado «un aprendizaje permanente que ya no termina y una conexión con cada una de las personas de la empresa». En esa línea, el mail de notificación de la muerte de un empleado tiene la redacción formal de RR.HH. en el encabezado y el cierre del texto, pero el «corazón» de la nota lo escriben sus compañeros. El valor de estas iniciativas es que si pueden «transformar a las personas, la empresa tiene posibilidades de evolucionar», remató la ejecutiva.
Mario Quintana (Presidente de Farmacity y del Grupo Pegasus)
Las empresas están llamadas a crear una nueva mirada sobre su rol, redefiniéndose como una «comunidad» que produce bienes y brinda servicios a la sociedad, pero en la que sus integrantes se sienten realizados, aseguró Quintana.
Desde esa perspectiva, el trabajo deja de ser solo la transacción comercial del tiempo de una persona a cambio de ejecutar una tarea remunerada, para convertirse en «un lugar donde esa persona se realiza junto con otras y todos ellos proveen bienes y servicios a terceros».
Este enfoque más humanista es lo que le ha permitido a Quintana «reconciliarse» y «emocionarse» con la vocación de empresario, admitió. «Durante muchos años entendí que la empresa estaba para hacer plata y que el bien lo hacíamos con las fundaciones», confesó.
Para Quintana, en el desarrollo de la vocación del colectivo y de quienes lo integran está la clave para hacer de la empresa una organización más humana y conectada a quienes interactúan con ella.
autor: Diego Ferreira
fuente: El País (Uruguay)