La cuestión de qué es necesario para inventar el futuro en un mundo turbulento e incierto como el actual, de cómo las compañías establecidas pueden mantenerse fieles a sus promesas originales mientras se convierten en relevantes para los nuevos clientes con distintos valores y preferencias y cómo los ejecutivos expertos pueden estar seguros de que todo lo que saben no va a limitar su imaginación.
Estas preguntas, entre otras, son las que separan a las organizaciones y líderes para los que los mejores años están por venir de las que están atascadas en el pasado, Los líderes del primer grupo, según el autor, se pueden clasificar en cuatro categorías:
1.- El fanático del aprendizaje
Una de las grandes satisfacciones de ser un líder es la posibilidad de ser docentes de los colaboradores jóvenes, compartiendo la sabiduría adquirida a lo largo de su carrera. Pero cuando se trata de inventar el futuro los líderes más eficaces son aquellos que tiene sed insaciable de aprender. Los líderes creativos se preguntan si están aprendiendo tan rápido como está cambiando el mundo.
2.- El disruptor
Cuanto más tiempo hemos trabajado en un sector y más éxitos hemos tenido más difícil resulta ver nuevos patrones y posibilidades y nuevos caminos a seguir. Con demasiada frecuencia los altos ejecutivos permiten que el conocimiento que tienen limite su imaginación. Esto constituye un gran problema porque no podemos inventar el futuro si nos aferramos a ideas pasadas de moda, aunque hayan funcionado en el pasado.
3.- El optimista tozudo
El liderazgo tiene un componente emocional además del intelectual. Cómo nos presentamos y la actitud que mostramos marca un tono de lo que es requerido para hacer cambios profundos en tiempos turbulentos. John Gardner, legendario experto sobre la vida de las organizaciones mantenía que los grandes líderes rezuman un optimismo tozudo y que el futuro no es moldeado por las personas que no creen realmente en él. Lo crean aquellos que están muy motivados y son entusiastas, que quieren algo mucho o que creen en algo profundamente.
4.- El experimentador ávido
Existe un secreto oscuro sobre el futuro que la mayoría de nosotros no queremos encarar: hasta los descubrimientos más excitantes se han construido sobre las ruinas de proyectos que se derrumbaron, productos que fracasaron o iniciativas que fallaron. Esta es la razón por la que los líderes que son aptos para el futuro apoyan gran cantidad de ideas, siendo conscientes que la mayor parte de ellas no resultarán como se habían planificado, para descubrir que unas pocas obtendrán unos resultados superiores a lo que nadie podría imaginar. Estos líderes entienden que no existen éxitos sin fracasos y progreso sin obstáculos.
En cualquier campo los líderes que movilizan sus organizaciones hacia el futuro son aquellos que son capaces de reimaginar lo que siempre han hecho, reinterpretan y renuevan los productos que ofrecen y plantean arriesgados experimentos para crear cosas nuevas.