Muchos expertos sugieren no forzar a los niños a convertirse en algo que no desean ser. Más bien, la idea es promover, motivar y apoyar todo aquello que los ayude a hacer sus sueños realidad. Para lograr eso, los padres deben entender que existen ciertos principios de crianza que estimulan el crecimiento, la confianza, la independencia y el pensamiento crítico
Desarrollar el liderazgo en los niños
Estos son una serie de pasos para desarrollar estas aptitudes en los niños que la experta Kathy Crapino nos propone:
1. Encontrar tutores y solicitar ayuda
Es recomendable llevar a los niños a reuniones con colegas donde puedan encontrar tutores para contactar y hacer preguntas que nunca se sentirían cómodos de dirigir a sus padres. Sin duda alguna, esta estrategia les permite madurar, pensar como líderes y recibir la guía y el apoyo de sus padres.
2. Potenciar su espíritu de “crecimiento”
Es ideal elogiar a los niños cuando se esfuercen, concentren, hagan una tarea bien o desarrollen una estrategia. De hecho, los estudios revelan que los líderes eficientes suelen poseer una mentalidad de crecimiento en vez de una forma de pensar estática. Este principio ayuda a cultivar una actitud sana en donde se alejan los miedos y se atraen los riegos a luchar por lo que se quiere. Siempre se ha comprobado que la actitud es más importante que la aptitud.
3. Identificar y convertir las habilidades de los niños en algo valioso
Normalmente, los niños se sienten muy motivados cuando dan con una habilidad que los diferencia dentro del grupo y les proporcione valor a otros. De allí que es importante ayudarlos a dar con estas cualidades e incluso buscar la manera de monetizarlas para recompensarles su esfuerzo.
4. Expandir su pensamiento crítico
Otro punto importante es ayudarlos a encontrar nuevos temas retadores que les interesen y analizar cómo responden ante la dificultad. Según varios estudios, la mayoría de las escuelas y los hogares han fracasado en este asunto en la educación infantil. Es por ello que los padres deben poner todo su empeño en destacar esta estrategia, ya que les permitirá darles una visión más amplia a los niños y enseñarles que los líderes son más influyentes en la medida que resuelven problemas y ayudan a la gente.
5. Involucrarlos activamente en reuniones sociales
Actualmente, los niños invierten menos tiempo en establecer conversaciones cara a cara, pues tienden a pasar largas horas frente a la pantalla de algún aparato. Dada esta situación, es hora de que los padres los involucren en tareas domésticas, les pidan a los niños que sean los anfitriones de las reuniones con la finalidad de desarrollar habilidades comunicativas y de relaciones públicas.
6. Aprender la realidad del dinero
Para hacer que los niños sean conscientes de las actividades financieras del hogar, sería una buena táctica que los padres los inviten a pagar las cuentas pendientes y decidir dónde va el dinero. Ésta es una buena fórmula para enseñarles cómo gestionar el dinero, cuándo se debe atrasar alguna gratificación y cómo hacer una buena toma de decisiones.
7. Asumir los retos
Las verdaderas cualidades de los líderes afloran cuando los niños asumen retos complejos sin temerle al fracaso. A medida que se les da la oportunidad de hacer algo difícil, éstos se sienten importantes y valiosos.
8. Ampliar su visión del mundo
Durante el día, muchos niños formulan sus propias opiniones sobre los contenidos online a los que están expuestos. Para reforzar este pensamiento crítico y ampliar su visión de la realidad, los padres deben estimularlos con artículos, películas y conversaciones retadoras.
9. Aprender que la vida es todo aquello que aporte valor
En líneas generales, estamos programados culturalmente para ser consumidores en vez de contribuyentes. Es por ello que se debe enseñar a los niños a apoyar una causa que resulte importante para ellos, pues los pequeños proyectos suelen cultivar su inteligencia emocional, liderazgo, ambición, planificación, toma de decisiones y don de gente y, a su vez les permite lidiar con el rechazo y seguir adelante ante los fracasos.
fuente: Jesús Lacoste