La Selección italiana de fútbol tuvo un incentivo extra para ganar el Mundial: Puma, la marca que patrocina a la Azzurra, ofreció premiarla con 4 millones de euros por ganar la Copa del Mundo, anunció Jochen Zeitz, presidente de la firma alemana. Aunque Puma fue, de las marcas deportivas, la que más equipos vistió este Mundial (12, contra 8 de la estadounidense Nike y 6 de la también germana Adidas), el de Italia es el único que le queda en carrera.
Zeitz, el hombre que rescató la enseña del felino del borde de la quiebra, anunció también la prolongación del contrato con la Federación Italiana de Fútbol para vestir a la selección peninsular hasta 2014, es decir, por los próximos dos mundiales, a cambio de 12,5 millones de euros al año hasta 2014. "Para Puma, el contrato con la selección italiana es el más importante. Como imagen, Italia es mejor que el de Alemania, pues se trata de un país que viene asociado a la moda y al estilo", señaló Zeitz.
"La camiseta de la selección alemana no se vende mucho fuera de Alemania, mientras que la de Italia se puede vender en todo el mundo", agregó el directivo, en un tiro por elevación a su rival vecino, Adidas, que viste a la selección de su propio país.
Cuando Italia enfrentó a la República Checa en la Copa el pasado 15 de junio, la cara de Zeitz mostraba una sonrisa. Es que el encuentro de dos equipos vestidos con el felino simbolizaba la entrada de Puma en la línea central del fútbol.
Según el Financial Times, este Mundial le dará a Puma el nivel más alto de exposición pública de su historia: haber patrocinado doce de los 32 equipos, independientemente de los resultados, implica que la marca estuvo presente en, al menos, la mitad del total de encuentros.
Ello supone un extraordinario progreso para una compañía que estaba poco menos que muerta, y en manos de doce bancos acreedores en 1993, cuando Zeitz, de 29 años, asumió el mando y se convirtió en el CEO más joven de Alemania. Entonces, los artículos Puma se encontraban en tiendas de descuento, y las casas de deporte no tomaban en serio a la firma.
Como el corredor de maratones que es, Zeitz escogió la ruta larga, estabilizando rápidamente el grupo antes de comenzar el lento trabajo de reconstruir la marca y dar el osado paso de dirigirla hacia consumidores más preocupados por la moda.
El primer paso fue detener las fugas de capital y lograr beneficios. Así, Zeitz redujo gastos de modo brutal y trasladó la mayoría de la producción de Europa a Asia. A los seis meses, un año antes de lo previsto, comenzó a obtener ganancias. Recién entonces encaró el reposicionamiento de la marca, con un nuevo concepto: el de estilo de vida deportivo, apelando a causar el mayor impacto al menor costo. Así, usó acuerdos de patrocinio con atletas selectos, y se metió en torneos de skateboarding y en sesiones de música, para alcanzar nuevos clientes.
Hoy, con ventas de 2.000 millones de euros y los márgenes más altos de la industria, al nivel de las firmas de productos de lujo, Zeitz subió la meta: llevar la facturación a 3.500 millones, tal vez con algunas pequeñas adquisiciones, y convertir a Puma en un ícono.