La inclusión laboral de personas neurodiversas comienza a despuntar con fuerza. Grandes como Microsoft, JP Morgan Chase y Sap lideran la movida con planes de contratación concretos.

Algo bueno está sucediendo en el mundo de las empresas y tiene que ver con la inclusión de personas con diferentes tipos de autismo. Grandes compañías comenzaron a aprovechar los talentos de que aquellos que no encajan con el clásico perfil del empleado tradicional.
Si bien es prematuro para afirmar que se convirtió en norma, podemos decir sin temor a equivocarnos que es na tendencia al alza, ya que las personas neurodiversas están demostrado una ventaja competitiva debido a su gran creatividad.
SAP es una de las empresas que estudia cambiar sus políticas de contratación, planificando que el 1% de su plantilla laboral (unos 650 puestos) sea ocupado por personas con autismo. JP Morgan Chase también tiene un programa de contratación de personas autistas y Microsoft ha contratado a 31 trabajadores a tiempo completo en los dos últimos años. De hecho, Bill Gates padece Sindrome de Asperger, al igual que Niklas Tesla, Steven Spielberg y Michael Phelps, entre otros talentos que hicieron historia.
En España, la firma danesa Specialterne contrata únicamente a personas con autismo leve o Asperger para puestos informáticos y administrativos, habiendo incorporado a más 100 personas con autismo desde su instalación en el país.
Microsoft cree que los candidatos con autismo son fuentes de talento. El director del programa de JP Morgan ha descrito algunas de las características del autismo como: “Activos ideales en el entorno laboral, particularmente en industrias dedicadas a la tecnología y a la ingeniería.”
Las empresas que contratan personas con autismo se preocupan en afirmar que no lo hacen por políticas de diversidad o inclusión, sino que lo hacen para cubrir necesidades muy específicas en el entorno laboral.
La tendencia crece pero algunos expertos opinan que se están generando expectativas irreales sobre las capacidades o habilidades que implica el espectro del autismo. En Estados Unidos, solo el 58% de personas con autismo que terminan el instituto, consiguen un trabajo, un número mucho más bajo que el de personas con otro tipo de discapacidad.
Y muchos que acceden a un puesto de trabajo de alto rango, siguen teniendo problemas con algunas habilidades del día a día, como organizarse y comunicarse con los compañeros de trabajo. Por ello, muchas compañías están desarrollando programas para asegurar el éxito de sus trabajadores.
Desde nuestra perspectiva, se trata de una realidad auspiciosa que abre un abanico de oportunidades a un espectro de personas con mucho potencial y creatividad, tradicionalmente rechazado o no aprovechado por las empresas. Incluir personas con capacidades diferentes implica también ofrecer oportunidades diferentes.
Es también una reinvindicación para el género humano y una señal positiva que los medios deberían reflejar más.