El crecimiento de las mujeres en el mundo empresarial es una tendencia que va en aumento. Si bien, aún no existen las mismas oportunidades que para el hombre, es una realidad que cada vez hay mayor cantidad de mujeres en posiciones de decisión en distintos tipos de organizaciones. Sean políticas, sociales, sindicales o económicas.
Hay cifras que evidencian una evolución muy lenta en Argentina de cargos ejecutivos ocupados por mujeres. El porcentaje de CEO´s no supera el 1,5%. En la región quienes llevan la punta son Perú y Brasil, tal vez le siga Chile junto a Argentina. El incremento empieza a apreciarse en la década de los ´90 y se intensifica después de la crisis de 2001/02.
En Argentina, el gran desarrollo de la mujer se vio reflejado en los micro-emprendimientos. Nuestro país tiene cada vez más mujeres emprendedoras. Posiblemente esto sea porque aún no existen las mismas posibilidades que para el hombre en el ámbito de las grandes empresas. Las emprendedoras suelen destacarse en los rubros gastronomía, moda, ONG y proyectos sociales.
Por su parte, las organizaciones están enfrentando cambios constantes, mayores complejidades, deben “escuchar y atender” la diversidad. En este marco, los talentos femeninos se muestran ahora como un complemento de los talentos masculinos.
Las fortalezas femeninas en las empresas, en líneas generales suelen ser las habilidades organizativas, la determinación, la perseverancia, la sensibilidad, la alta capacidad para tomar riesgos, la habilidad de hacer varias tareas a la vez, la pasión por los desafíos.
Hay que tener en cuenta que en general las mujeres, además de trabajar usualmente también arman una familia, son el apoyo emocional del hogar y de su compañero de ruta, deben encargarse de la estructura operativa para que la casa funcione, de la importancia de la persona que cuidará de su casa y de sus hijos, de estar a la moda, de mantenerse en línea, bonita, actualizarse permanentemente y al terminar la jornada laboral saber que aún le queda mucho por hacer…
Las mujeres estamos entrenadas para ser “multitasking”.
Al comprender las empresas que los seres humanos que la integran son seres integrales, la mujer con su sensibilidad pudo empezar a desempeñar un papel más protagónico y que cada año crece más. Tal vez las nuevas generaciones nos han ayudado a comprender esta nueva realidad. El hombre puede cambiar pañales tanto como la mujer puede estar sentada en una mesa de decisiones.
Hay que resaltarlo, como se dice comúnmente, detrás de un gran hombre hay una gran mujer y también viceversa. La capacidad de compresión, el acompañamiento, respeto y la confianza de la pareja debe ser incondicional.
Entiendo que una mujer que ha formado una familia no puede llegar demasiado alto si su marido no la acompaña. Si esto no se entiende de esta forma, probablemente tengan problemas.
Es notorio que el nuevo modelo femenino está en marcha y sigue abriéndose camino. Todavía hay mucho por andar, pero alienta el ver que el 50% de las aulas de las universidades, en los cursos de post grado y en los masters, están sentadas mujeres. Estas son señales de que cada vez se están preparando más para el mundo que viene y para ocupar un lugar distinto al de hace décadas atrás.
Respecto del salario, lamentablemente es verdad que sigue habiendo diferencias entre uno y otro. Los salarios del género femenino suelen ser en general, aproximadamente un 20/25% más bajos que los del género masculino.
Lo que le falta a la mujer profesional argentina para que ocupe más puestos laborales es contar con una sociedad que siga entendiendo que el mundo está cambiando, una sociedad menos machista. Una sociedad que no tenga el preconcepto que poder, empleo y maternidad no van de la mano.
por Silvia Rodil, Directora y socia fundadora de Ghidini Rodil y Presidente de PortalRH